
La Armada de Brasil decidió expulsar a un suboficial de reserva que fue condenado a 14 años de prisión por su participación en el asalto golpista a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia el 8 de enero de 2023, convirtiéndose así en el primer soldado expulsado de las Fuerzas Armadas brasileñas por este caso.
El Consejo de Disciplina, órgano colegiado creado por la Armada para debatir la situación de los militares tras sus condenas del Tribunal Supremo, ha tomado esta decisión, que afecta a un soldado identificado como Marco Antonio Braga Caldas, de 51 años, alegando que su salida mantendría la disciplina en la carrera, según informó Folha de Sao Paulo y confirmó Globo.
Braga Caldas fue condenado en marzo de 2024 por los delitos de abolición violenta del Estado de derecho, golpe de Estado, daños agravados, deterioro del patrimonio histórico y asociación ilícita armada. El Supremo ordenó prisión preventiva debido al “temor fundado de fuga” y actualmente se encuentra recluido en la Escuela de Aprendices Marineros de Santa Catalina, en Florianópolis.
Un total de 2.170 personas fueron detenidas mientras irrumpían violentamente en la Plaza de los Tres Poderes —sedes del Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el Palacio Presidencial de Brasilia—, en la capital del país, por su descontento con la derrota en las urnas del candidato ultraderechista Jair Bolsonaro.
Supuso un ataque sin precedentes en la historia del país sudamericano, que ahondó en su polarización y puso el foco sobre el papel de unos militares que siempre contaron con presencia mayoritaria en el Gobierno del ex presidente brasileño.
Ese día, mientras una parte del país expresaba su malestar por el regreso de Lula da Silva al Ejecutivo, decenas de autobuses llegaron a la capital para lo que inicialmente parecía ser una manifestación más contra el nuevo Gobierno, en el contexto de protestas que habían comenzado dos meses antes con vigilias, rezos y acampadas frente a los cuarteles del Ejército.

Por otra parte, Bolsonaro testificará la próxima semana en su juicio por cargos de intentar dar un golpe de Estado, mientras el proceso entra en una nueva fase.
El juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes ordenó el lunes “el interrogatorio de los acusados” —Bolsonaro y otros— en “una sesión presencial” que comenzará el lunes de la próxima semana y se extenderá hasta el viernes a más tardar.
Bolsonaro enfrenta una sentencia de hasta 40 años de prisión si es declarado culpable.
Los fiscales dicen que el presidente de Brasil entre 2019 y 2022 dirigió una “organización criminal” que conspiraba para deshacer la victoria electoral presidencial de Lula da Silva.
El complot fracasó, dice la acusación, por falta de apoyo militar.
Bolsonaro también está acusado de estar al tanto de un complot para asesinar a Lula, a su vicepresidente Geraldo Alckmin y al juez Moraes, su archienemigo.
El tribunal ha escuchado a decenas de testigos de la acusación y la defensa, incluidos altos funcionarios militares, ex ministros, oficiales de policía y funcionarios de inteligencia en audiencias que comenzaron el mes pasado.
Bolsonaro, de 70 años, niega cualquier papel en un intento de golpe y afirma ser víctima de persecución política.
Dos ex comandantes militares declararon ante el tribunal que Bolsonaro les había presentado un plan para impedir que Lula tomara el poder. Ambos se negaron a colaborar.
El ex comandante del ejército, general Marco Antonio Freire Gomes, testificó que había asistido a una reunión con Bolsonaro en la residencia presidencial en diciembre de 2022, donde se discutió la declaración de un “estado de sitio” como medio para justificar una intervención militar después de la victoria electoral de Lula.
“Le advertí (a Bolsonaro) que podría tener serios problemas, con implicaciones judiciales”, dijo Gomes ante el tribunal.
Por su parte, el ex jefe de la Fuerza Aérea Carlos de Almeida Baptista Junior dijo que había amenazado con arrestar a Bolsonaro si llevaba a cabo planes para derrocar a Lula.
(Con información de Europa Press)