El ambiente político de Honduras es un reflejo de la polarización que se vive en América Latina, marcado por la desconfianza en la institucionalidad del Estado, la falta de capacidad para gobernar y la vulnerabilidad de los procesos electorales.
En la actualidad, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha sido atacado por dirigentes políticos que pertenecen al partido en el poder, que pretenden acomodar las reglas del juego a su favor. Ese tipo de acciones dejan en el sentir y pensar de la población, la percepción de un posible fraude electoral, que haría a un lado la decisión de las mayorías ejercida a través de su voto.
El próximo 30 de noviembre se celebrarán las elecciones generales en Honduras para elegir a las próximas autoridades: presidente, alcaldes y diputados al Congreso Nacional. Según datos oficiales del Registro Nacional de las Personas (RNP), 6.7 millones de hondureños están habilitados para ejercer el sufragio, de estos, 450.000 son nuevos votantes. A criterio de expertos en temas electorales, el voto joven será clave para decidir quién gobernará el país centroamericano durante el período 2026 –2030.
Candidatos presidenciales
Entre los principales contendientes a la presidencia de Honduras figura Nasry Asfura, del Partido Nacional, conocido popularmente como “Papi a la Orden” o “Tito” Asfura.
Sus propuestas de campaña se fundamentan en mejorar la economía y generar buenos empleos, seguridad ciudadana y justicia con énfasis en el combate a la corrupción. Además, propone el fortalecimiento institucional y la inversión social en infraestructura para apoyar la salud pública, la educación de calidad, la agroindustria, la gestión del agua y la asistencia a los más necesitados.
Otro de los candidatos es Salvador Nasralla, del Partido Liberal. Su discurso se basa en la aparente lucha contra la corrupción, la transparencia en el gasto público, y el rechazo a la clase política.
Entre tanto, Rixi Moncada, perteneciente al Partido Libertad y Refundación (Libre), autoproclamado partido de izquierda, ahora en el poder y que promueve el socialismo del siglo XXI, presenta un proyecto político que ha ido perdiendo auge en América Latina. Moncada impulsa la propuesta de continuar con la refundación del país, iniciativa que descansa en una ley de reforma tributaria que refuerza con un discurso que confronta al sector empresarial de Honduras.
Trayectoria política
De los tres principales contendientes, el nacionalista Nasry “Tito” Asfura, empresario de la construcción, cuenta con experiencia política desde 1990, ejerciendo varios cargos en la administración pública, el más reciente como alcalde del Distrito Central, municipio que acoge a la capital de Honduras, Tegucigalpa. El candidato del Partido Nacional fue reconocido por sus adversarios políticos como el mejor alcalde de la capital en los últimos 100 años, dándole una transformación indiscutible a la capital política del país.
Salvador Nasralla es conocido por su trayectoria periodística en el campo deportivo y por su incursión en la política, con el antecedente de haber cambiado de partido en sus cuatro participaciones presidenciales. Fue vicepresidente de la actual presidenta, la izquierdista Xiomara Castro.
Rixi Moncada, abogada de profesión, al igual que Nasry Asfura, tiene experiencia en la administración pública, su último cargo fue como Secretaria de Defensa del actual gobierno, teniendo a las Fuerzas Armadas bajo su mando, justo durante las elecciones internas del 9 marzo de este año, lo que ha generado controversia por el posible conflicto de intereses.
En la recta final de la contienda electoral, el Partido Nacional de Honduras proyecta una ventaja de un 3% o 5%, variación que se marca entre las distintas firmas encuestadoras.
A medida que nos acercamos al 30 de noviembre, las instituciones políticas que se sienten amenazadas por una marcada intención de fraude del oficialismo defenderán sus votos para que se respete la voluntad del pueblo. Sólo así, prevalecerá la democracia.
Especial para Diario Las Américas
hace 5 días
8






English (US) ·
Spanish (ES) ·