El béisbol, como todos los deportes, siempre ha vivido con una verdad simple: el error humano también juega. Así como un bateador se poncha con las bases llenas o un jardinero deja caer un fly de rutina, un umpire puede fallar en un strike.
Y esa imperfección es parte del alma del juego. Con la confirmación de que en 2026 entrará en vigor el Sistema de Retos ABS, MLB está a un paso de convertir a los árbitros en simples adornos.
Rob Manfred vende la idea de que este sistema es “el punto medio”: ni un robot dictando cada lanzamiento ni el ojo humano sin red de seguridad. Pero seamos sinceros: cuando la tecnología entra, siempre termina adueñándose de la casa.
Hoy parece un disfraz amable, mañana será el final de los umpires tal como los conocemos.
Trabajo de los umpires en 2025
Lo irónico es que, según datos de UmpScorecards y Statcast, los árbitros no son tan malos como se quiere hacer ver. En 2025 su porcentaje de acierto en bolas y strikes ronda el 93-94%. ¿Qué significa? Que nueve de cada diez veces aciertan.
¿Entonces qué estamos corrigiendo? ¿Un error real del juego o la obsesión enfermiza por alcanzar la perfección?
El béisbol ya cambió con el reloj de pitcheo, con la revisión en video y ahora con un sistema que dicta bolas y strikes “en tiempo real”. Se acabó esa magia de discutir en la grada o en el bar si el pitcheo entró o no en la esquina. La polémica era parte de la salsa. Hoy todo se resume en un gráfico en la pantalla y listo. Caso cerrado.
No es casualidad que algunos peloteros prefieran este modelo de retos y no el ABS completo. Hay un apego emocional al umpire, a ese gesto que define un turno, que enciende el estadio. Pero cada reto ganado será, en el fondo, un recordatorio de que el árbitro ya no tiene la última palabra. Y una vez que pierda esa autoridad, lo demás es cuestión de tiempo.
En nombre de la precisión, MLB está sacrificando la discusión, el drama y la humanidad que le daban sabor al juego. Lo que viene es un béisbol impecable… pero vacío, un béisbol sin alma.