El anuncio que salvó a una familia judía en los años 30 y la amenaza a la prensa libre

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Erna, Robert y Leo BorgerErna, Robert y Leo Borger en Austria a principios de los años 30 (Familia Borger / The Guardian)

En el verano de 1938, Viena se encontraba bajo el yugo del régimen nazi, y las familias judías buscaban desesperadamente formas de salvar a sus hijos. Una de las vías de escape más inusuales fue a través de anuncios clasificados en periódicos británicos.

The Manchester Guardian, conocido por su simpatía hacia los refugiados judíos, se convirtió en un salvavidas para muchos. Entre los anuncios, uno destacaba: “Busco una persona amable que eduque a mi inteligente niño de 11 años, vienés de buena familia”.

Este anuncio, publicado el 3 de agosto de 1938, fue colocado por Leo y Erna Borger para su hijo Robert, y resultó ser crucial para su supervivencia y la de su familia.

En ese momento, las leyes raciales de Núremberg ya habían despojado a los judíos de sus derechos básicos, y la anexión nazi de Austria había intensificado la persecución.

Los anuncios en el periódico eran una súplica desesperada de padres que estaban dispuestos a separarse de sus hijos con la esperanza de que encontraran seguridad en el extranjero.

Richard Nelsson, gerente de información y archivista del periódico The Guardian -nombre posterior de aquel diario-, compartió hace pocos años una imagen del anuncio con Julian Borger -periodista de ese medio, autor del artículo e hijo de Robert-, quien nunca antes lo había visto. “Su impacto emotivo me tomó por sorpresa”, comentó Borger, al ver las tres líneas que reflejaban la angustia de sus abuelos.

Pequeños anuncios en el ManchesterPequeños anuncios en el Manchester Guardian del 3 de agosto de 1938, incluido uno de Robert Borger, padre de Julian Borger (The Manchester Guardian)

La situación en Viena era cada vez más peligrosa. Los judíos eran identificados y humillados públicamente. The Manchester Guardian reportó el 1 de abril de 1938 que “la SA todavía captura judíos en las calles y los obliga a fregar pisos y lavabos”. En este contexto, los anuncios clasificados se convirtieron en una herramienta vital para escapar.

Tony Kushner, profesor de la Universidad de Southampton, señaló que el periódico tenía “una reputación justificada por apoyar la causa judía y ser pro-refugiados”.

El anuncio de los Borger fue respondido por una pareja de maestros galeses, Nancy y Reg Bingley, quienes acogieron a Robert y lo educaron durante su adolescencia en Caernarfon. Mientras tanto, su madre, Erna, consiguió trabajo como empleada doméstica en Paddington, lo que le permitió obtener una visa y viajar al Reino Unido con su hijo.

En marzo de 1939, con la ayuda de los Bingley, también se aseguró una visa para Leo, quien encontró empleo en una fábrica de ropa interior en Londres.

El negocio familiar de losEl negocio familiar de los Borger en Viena, antes de la llegada de los nazis y de que se quedaran sin nada y debieran escapar (Familia Borger / The Guardian)

The Manchester Guardian no solo publicó anuncios de niños, sino también de adultos judíos que buscaban empleo como sirvientes, choferes y amas de llaves.

La escasez de trabajadores domésticos en el Reino Unido en ese momento abrió oportunidades para estos refugiados. Sin embargo, no todos los niños anunciados tuvieron la misma suerte que Robert. Muchos enfrentaron dificultades al adaptarse a un nuevo país y un idioma desconocido, mientras intentaban salvar a sus padres.

The Manchester Guardian continuó publicando anuncios de refugiados hasta 1939, reflejando la desesperación de aquellos que quedaron atrás. Un anuncio del 14 de enero de ese año pedía ayuda para tres niños y tres niñas cuyos padres estaban en un campo de concentración. A pesar de los esfuerzos, muchos no lograron escapar a tiempo.

La historia de los anuncios clasificados del The Manchester Guardian es un testimonio del poder de la prensa para influir en el destino de las personas.

Para Borger, el autor del artículo, el anuncio de su padre no solo fue un salvavidas, sino también una conexión personal con el periódico donde ahora trabaja. “El anuncio fue un recordatorio conmovedor de la cadena de eventos que marcó la diferencia entre la supervivencia y la aniquilación”, reflexionó el periodista.

Pasaporte de Erna Borger, conPasaporte de Erna Borger, con el sello obligatorio «J» (Gentileza The Guardian).

Hoy, en su revisión del pasado familiar, Borger destaca los paralelismos entre la Europa de los años 30 y la actualidad, dado el creciente número de autócratas, demagogos, el debilitamiento de la democracia y los continuos ataques a la prensa libre.

En un contexto histórico, recordó cómo en marzo de 1938, el corresponsal del por entonces The Manchester Guardian en VienaMarcel “Mike” Fodor, tuvo que huir de los nazis que anexaron Austria, cruzando la frontera checoslovaca en plena noche.

Borger, quien lleva 34 años como redactor en el medio inglés, expresó su preocupación sobre cómo, en el presente, el periodismo enfrenta tiempos peligrosos.

A lo largo de mi carrera, he perdido compañeros en guerras en los Balcanes, África Occidental, Afganistán e Irak, y he sido testigo de los graves riesgos que corren los periodistas para informarnos, pero el momento más peligroso para ser periodista en la era moderna es precisamente ahora”, advierte el autor.

Según el artículo, el año 2024 fue el más letal para los reporteros, con 124 periodistas y trabajadores de medios asesinados, de acuerdo a las estadísticas que lleva el Comité para la Protección de los Periodistas. De este brutal conteo, aproximadamente el 70% fueron víctimas del ejército israelí, y 82 de ellos eran periodistas palestinos asesinados en Gaza.

La corresponsal del The Guardian en GazaMalak A Tantesh, ha estado documentando la terrible realidad del sitio en Gaza, proporcionando una voz a sus habitantes a pesar de perder amigos y familiares en los bombardeos.

A través de su perseverante trabajo, Tantesh expuso, por ejemplo, el asesinato de 15 paramédicos y rescatistas palestinos por parte de las fuerzas israelíes el 23 de marzo en el sur de Gaza. Estos reportes han sido esenciales para evitar que los hechos sean encubiertos, según relató The Guardian.

Por otra parte, en Cisjordania, los periodistas también corren riesgos significativos: los colonos radicales israelíes ven a la prensa como un enemigo al informar sobre la violencia en los territorios ocupados. Los corresponsales se ven obligados a retirar los letreros de prensa de sus vehículos para evitar ser atacados.

El conflicto en Ucrania impone nuevos desafíos para los periodistas, quienes han tenido que adaptar sus prácticas para escapar del deliberado ataque ruso a los medios.

En Ucrania, mis colegas Shaun Walker, Luke Harding y Dan Sabbagh también han tenido que cambiar la forma en que cubren el conflicto debido a los ataques de Moscú contra la prensa. Ya no se alojan en los hoteles donde solían reunirse los periodistas, ya que han sido repetidamente alcanzados por misiles y drones rusos. En su lugar, han buscado alojamientos menos visibles”, señala Borger.

Durante su reciente visita a Estados Unidos, Borger observó cambios significativos en Washington, comparándolo con sus experiencias pasadas durante su residencia de ocho años. En el contexto del segundo mandato de Donald Trump, percibió un ambiente de miedo entre los periodistas. Destacó la creciente autocensura en grandes medios, presionados por evitar temas sensibles como la situación de Israel y Gaza, debido a la presión del gobierno.

Borger concluye afirmando la importancia del diario The Guardian como un bastión de libertad periodística, sin un propietario adinerado sujeto a las presiones de regímenes autoritarios, sino como una entidad global con una profunda perspectiva histórica.

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