
El estado de Texas atraviesa momentos de incertidumbre luego de que cinco cuerpos fueran hallados en los canales de Houston. Entre los días 15 y 20 de septiembre, las alarmas de la ciudad se encendieron y la inquietud social especula con la posible presencia de un asesino en serie.
Aunque la rápida sucesión de hallazgos ha generado temor y numerosas teorías en redes sociales, las autoridades locales insisten en que no existen pruebas que vinculen los casos ni que apunten a un patrón criminal, según reportó Fox 26 Houston. El misterio de los cadáveres se suma a un caso similar en la capital texana, Austin.
La policía de Houston confirmó que los cuerpos aparecieron en distintos puntos de la ciudad durante ese breve periodo. El agente Alan Rosen, del Precinto Uno del Condado de Harris, describió la situación como inusual en declaraciones con Fox 26 Houston: “Normalmente, no se encuentran cuatro cadáveres en los pantanos en una semana”.
Asimismo, subrayó que cada caso requiere una investigación individual para determinar si se trata de un acto ilícito, un accidente, un suicidio o si existen otras circunstancias detrás de las muertes. Sin embargo, la comunidad se alarmó en redes sociales por la posibilidad de que haya un criminal serial.
La preocupación dese ha visto amplificada por declaraciones de algunos candidatos políticos, quienes han sugerido que hay alguien detrás de las muertes. Aún así, tanto el alcalde John Whitmire como la jefa del Departamento de policía, Noe Díaz, han desmentido categóricamente estas versiones.
En una rueda de prensa, el pasado 23 de septiembre, Whitmire pidió frenar la difusión de rumores: “Ya es suficiente con tanta especulación salvaje”, afirmó. Díaz, por su parte, recalcó ante los medios que “no hay ninguna evidencia que sugiera que estos casos están conectados entre sí”, sumando que las investigaciones preliminares no han detectado señales de traumatismo en los cuerpos recuperados.

Entre las víctimas identificadas se encuentra Jade McKissic, estudiante de 20 años de la Universidad de Houston. Su cuerpo fue hallado en Brays Bayou cuatro días después de haber sido vista por última vez el 11 de septiembre. De acuerdo con el Departamento de Policía, la joven había estado en un bar con amigos antes de marcharse sola.
Posteriormente, fue captada en una gasolinera cercana comprando una bebida y, más tarde, se la vio caminando hacia Brays Bayou, donde desapareció alrededor de la una de la madrugada. Aunque la autopsia aún no ha determinado la causa de su muerte, los investigadores han descartado el homicidio, ya que “no reveló signos de trauma o de crimen”, según la policía citada por Fox 26 Houston.
En el mismo día, otro cadáver fue encontrado en Green Bayou, informó el medio local Houston Chronicle. El 16 de septiembre, un tercer cuerpo apareció en White Oak Bayou, mientras que el 18 de septiembre se reportó una cuarta víctima en Buffalo Bayou, cerca del centro de la ciudad.
El hallazgo más reciente tuvo lugar el sábado siguiente, en la zona céntrica del área metropolitana. Autoridades oficiales señalaron que, aunque no se sospecha de un crimen en este momento, la mayoría de las autopsias aún no se han completado. De este modo, aún no descartan ninguna hipótesis de manera definitiva.
Un portavoz de la policía de Houston mencionó que “cada muerte es diferente” y que la causa de cada fallecimiento será determinada por el médico forense tras la autopsia. Hasta la fecha, las autoridades han recuperado un total de 14 cadáveres de las vías fluviales de Houston en lo que va de año, lo que ha incrementado la inquietud entre los residentes.
Todos los hallazgos generaron miedo en la ciudad. Un corredor local mostró su preocupación: “Da un poco de miedo cuando hay tantas coincidencias. Se repite varias veces”. La profesora de criminología en la Universidad de Houston, Krista Gehring, aportó una perspectiva técnica al debate: “A menos que tenga heridas de arma blanca, disparos, marcas de estrangulamiento, signos claros de homicidio, no es un asesino en serie”.
La docente enfatizó que existen múltiples causas posibles para las muertes en cuerpos de agua, como caídas accidentales o ahogamientos, y que la realidad suele ser menos conspirativa de lo que sugieren las teorías populares.

Hasta el momento, las autoridades aseguran que no existe relación entre los casos recientes y que en tres de ellos la identidad de las víctimas aún no ha sido determinada. El llamado oficial es a evitar la propagación de rumores y a esperar los resultados de las investigaciones forenses antes de sacar conclusiones precipitadas.
La situación en Texas ha sido comparada por algunos habitantes con la de Austin, donde la aparición de cuerpos en un lago ha generado teorías similares sobre la posible existencia de un asesino en serie.
En la capital texana, al menos 19 víctimas mortales han sido halladas recientemente en el lago Lady Bird, el cual atraviesa la ciudad. Desde 2022, el número se ha elevado a 38, según datos revelados por Fox 7. La mayoría eran hombres de entre 30 y 49 años, y aunque solo uno de los casos ha sido oficialmente clasificado como homicidio, varios permanecen sin una causa de muerte determinada.
La policía local ha atribuido la mayoría de los fallecimientos a ahogamientos accidentales, suicidios, muertes naturales y sobredosis. Sin embargo, la repetición de patrones y la similitud en los perfiles de las víctimas han generado dudas entre familiares y expertos externos, quienes cuestionan la versión oficial y advierten sobre la posibilidad de que algunos crímenes pasen inadvertidos.
Pese a la presión social y mediática, fuentes oficiales mantienen su postura y descartan la existencia de un asesino en serie, argumentando que factores como el consumo de alcohol y el fácil acceso al lago Lady Bird explican la mayoría de los casos reportados.