“Encontré a mi gente y un lugar donde podía ser un pez grande”, dijo contundente Drake Bell durante su paso por Tea Time, el podcast conducido por Raven-Symoné y Miranda Maday. La frase reflejó una etapa que encuadra su vida personal y profesional, lejos de Estados Unidos y bajo la premisa de buscar espontaneidad en el escenario mexicano.
En una conversación sincera, el actor y cantante estadounidense abordó los desafíos de crecer ante el ojo público, la presión mediática, la vulnerabilidad masculina y su experiencia al dejar atrás Hollywood para iniciar un recorrido en México.
Uno de los ejes del diálogo fue la visión de Bell sobre la masculinidad, especialmente desde el nacimiento de su hijo. El exprotagonista de Drake & Josh explicó que para él, la masculinidad no se enseña con normas rígidas, sino inculcando valores y modales. “No creo que la masculinidad sea algo que se enseñe, sino valores y modales”, sostuvo al recordar cómo orienta a su hijo en gestos de cortesía y empatía.
El artista defendió la sensibilidad y la expresión emocional en los niños, rechazando los estereotipos que asocian la fortaleza con la represión afectiva o la vulnerabilidad con la feminidad. Sobre esto, afirmó que las emociones no deben ser criticadas: “No veo que mi hijo sea cariñoso como un rasgo femenino; es simplemente parte de ser humano”.

Alejado del circuito tradicional de Hollywood, encontró en México un ambiente más cercano tanto a nivel profesional como personal. Destacó que la sociedad mexicana le permitió sentirse auténtico y valorado en su faceta artística, algo que, según señaló, no siempre ocurría en Estados Unidos.
El músico resaltó las diferencias en la vida familiar entre ambos países. En México, la familia es mucho más unida y está presente en la vida diaria, mientras que en Estados Unidos suelen predominar relaciones más distantes.
Este ambiente, junto con la calidez y el entusiasmo del público mexicano, le ofreció un nuevo impulso profesional y una red de apoyo más sólida. Su equipo de representación tiene ahora base en México y Nueva York, lo que le permitió alejarse de la dinámica tensa de Hollywood.
Las presentadoras coincidieron en que, si bien existen roles tradicionales y machismo, la cultura latina aporta matices positivos, como la música, el baile y la cercanía familiar, que enriquecen la masculinidad en ese entorno.
Durante el episodio, Bell y las conductoras abordaron el impacto de la presión mediática y la sexualización que enfrentan los niños actores. Recordó una experiencia particularmente incómoda, cuando tenía 15 años y, recién empezaba en Drake & Josh, una periodista adulta le preguntó en una entrevista si prefería “boxers o briefs”. “Era una mujer adulta preguntándole a un niño de 15 años sobre su ropa interior”, relató.
Aquella situación provocó una reflexión sobre cómo la industria normaliza la sobresexualización de los menores y la falta de redes de apoyo psicológico. A propósito de este tema, remarcó: “Si esto ocurriera fuera de un set, sería inaceptable”.

En este punto, Bell y Raven-Symoné coincidieron en que la exposición a la fama debería postergarse hasta que los niños hayan disfrutado una infancia anónima y puedan participar en actividades artísticas sin el peso de la exposición pública. Bell reconoció que siguió su vocación genuina desde pequeño, pero lamentó que muchos no tengan oportunidad de elegir y deban asumir cargas desproporcionadas para su edad.
El tema del bienestar emocional y la complejidad de establecer límites también estuvo presente en la charla. El artista admitió que la industria impone una presión constante para aceptar todas las oportunidades, incluso si eso afecta el equilibrio personal.
“Aprender a decir no y no sentir que todos te odian por ello es casi imposible”, confesó, reconociendo lo difícil que resulta marcar límites sin sentir culpa o temor a ser catalogado como problemático.
Su colega Raven-Symoné agregó que las nuevas generaciones parecen estar más dispuestas a priorizar su bienestar, aunque eso implique tensiones con las dinámicas tradicionales del sector. En el intercambio subrayó la falta de recursos como la terapia o el acompañamiento emocional para jóvenes artistas, un aspecto que ambos consideraron fundamental en la transformación de la industria.

Hacia el cierre, el cantante de 39 años compartió “secretos de backstage” y anécdotas sobre su carrera, entre ellas, el origen de su peinado icónico influenciado por los Beatles y Brian Wilson. Reveló su pasión por la música ska y bandas como No Doubt y Weezer, así como su paso por un programa de clavados, experiencia que le permitió superar el miedo a las alturas y descubrir un nuevo interés, pese a terminar con una lesión en la muñeca.
Las conductoras de Tea Time subrayaron la relevancia de que figuras públicas como Drake Bell narren sus historias de primera mano y defiendan la necesidad de romper silencios para transformar el entorno. Terminar con el silencio y apostar por la vulnerabilidad puede inspirar a otras personas, especialmente hombres, a compartir experiencias y denunciar situaciones injustas.