
La Casa Blanca dijo que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha reconocido que “ha sido un error” el ataque del Ejército israelí contra la única iglesia católica de la Franja de Gaza, en el que tres personas han muerto y otras nueve han resultado heridas.
Las imágenes del lugar mostraban un gran fragmento del edificio impactado junto a la cruz de piedra que corona la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, mientras las ventanas también resultaron dañadas.
El ataque, que dejó tres civiles muertos y varios heridos, ocurrió en el único templo católico de la Franja, donde se refugiaban tanto cristianos como musulmanes, incluidos niños con discapacidad, según Fadel Naem, director interino del Hospital Al-Ahli, que atendió a los heridos.
La tragedia llevó a que el primer ministro Benjamin Netanyahu emitiera una declaración de “profundo pesar” por el incidente, en respuesta a la presión ejercida por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien lo llamó enfadado tras conocer la noticia.
La oficina del primer ministro israelí difundió el jueves por la noche un comunicado en el que lamentó la muerte de los civiles tras el impacto de un proyectil del ejército israelí en la iglesia de la Sagrada Familia.
El texto, que no llevaba la firma directa de Netanyahu, afirmaba:
“Israel lamenta profundamente que una munición perdida haya alcanzado la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza. Cada vida inocente perdida es una tragedia. Compartimos el dolor de las familias y de los fieles”.
Además, el comunicado agradecía al papa León XIV por sus “palabras de consuelo”, después de que el pontífice expresara su tristeza por la pérdida de vidas y reiterara su esperanza de un alto el fuego, evitando una condena directa a Israel.
La declaración oficial también subrayó que Israel está investigando el incidente y mantiene su compromiso de proteger a los civiles y los lugares sagrados.
Horas antes, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí había manifestado su “profundo pesar por los daños [a la iglesia] y cualquier víctima civil”, asegurando que el país “nunca ataca iglesias ni sitios religiosos y lamenta cualquier daño a un lugar de culto o a civiles no involucrados”.

La reacción internacional se intensificó cuando la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó a los periodistas que Trump había llamado a Netanyahu la mañana del jueves, poco después de enterarse del ataque.
Al ser consultada sobre la reacción del presidente estadounidense ante la nueva muerte de civiles en Gaza, Leavitt respondió: “No fue una reacción positiva”.
Añadió que, durante la llamada, Netanyahu accedió a emitir una declaración explicando que el ataque había sido un error. Leavitt reiteró: “Netanyahu le dijo a Trump que el ataque fue un error de los israelíes”.
El ejército israelí explicó que fragmentos de un proyectil de tanque disparado en la zona impactaron accidentalmente la iglesia, y reiteró que no tiene como objetivo los edificios religiosos.
Entre los fallecidos se encontraban Najwa Abu Daoud, Saad Issa Kostandi Salameh y Foumia Issa Latif Ayyad, según el Patriarcado Latino de Jerusalén. Dos de las víctimas eran mujeres, mientras que el tercer fallecido, que murió posteriormente, era un hombre.
El sacerdote de la parroquia, Gabriel Romanelli, resultó herido; era conocido por su cercanía con el difunto papa Francisco, con quien mantenía conversaciones nocturnas durante la guerra en Gaza.
La iglesia de la Sagrada Familia servía de refugio a miembros de la comunidad católica y ortodoxa desde los primeros días del conflicto iniciado en octubre de 2023.
De los más de dos millones de habitantes de la Franja de Gaza, aproximadamente 1.000 son cristianos, la mayoría ortodoxos, aunque el Patriarcado Latino estima que hay unos 135 católicos en el territorio.
El conflicto, que comenzó el 7 de octubre de 2023 tras el ataque de Hamas, en el que miles de milicianos invadieron el sur de Israel y mataron a 1.200 personas, ha provocado una crisis humanitaria en Gaza, desplazando a la mayoría de sus residentes al menos una vez y generando una grave escasez de alimentos y otros bienes esenciales.
Durante ese ataque, los terroristas secuestraron a 251 personas como rehenes, de las cuales 49 siguen cautivas junto con el cuerpo de un soldado israelí fallecido en 2014.
El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, afirma que más de 58.000 personas han muerto o se presume muertas en la Franja desde el inicio de los combates, aunque la cifra no puede verificarse y no distingue entre civiles y combatientes.
Israel sostiene que ha matado a unos 20.000 combatientes en batalla hasta enero y a 1.600 terroristas dentro de Israel durante el asalto del 7 de octubre.
Las autoridades israelíes insisten en que buscan minimizar las bajas civiles y acusan a Hamas de utilizar a la población como escudo humano, operando desde zonas residenciales, hospitales, escuelas y mezquitas.