
Un auto disminuyó la velocidad cuando pasaba por enfrente a una casa en el barrio periférico de Montevideo Malvín Norte y, desde su interior, salieron al menos cinco disparos. Un hombre de 25 años y un niño de ocho resultaron heridos y fueron trasladados. El menor, que fue baleado en el pecho, murió al poco tiempo y en la madrugada moriría el otro joven, un amigo de su padre.
Quienes dispararon desde el auto buscaban, en realidad, herir al padre del niño de ocho años que murió. Él, un referente del grupo narco Los Albin, había asesinado a uno de Los Suárez, el grupo rival. Pero en el momento del ataque a balazos el objetivo de los disparos no estaba en la casa.
A los pocos días, el padre del niño asesinado se entregó. Antes de hacerlo pidió Justicia por la muerte del menor en declaraciones con Canal 12. “Iba a ir a la playa ese día. Mi hijo y mi amigo iban a buscar la camioneta que mi mamá les iba a prestar para ir a la playa. Y estos cobardes, hijos de puta, a un gurí chico… hicieron lo que quisieron”, dijo Albín, entre lágrimas.
Era 18 de enero del 2024. Este fue el primero de 10 crímenes a menores de edad que registró Uruguay el año pasado por ajustes de cuentas, informó el diario El País.
En las estadísticas del Ministerio del Interior, este tipo de casos queda registrado como “ajustes de cuentas, tráfico de drogas o conflictos entre grupos criminales”. Al cerrar el año, esta cartera de seguridad contabilizó 10 casos en total; en cinco, los menores tenían 14 años o menos.
Fue el año en el que hubo más muertes de este tipo desde 2021. En 2020, los homicidios de menores por este motivo fueron 12. El récord ocurrió en 2018, cuando hubo 13.
Si se toma en cuenta el total de niños y adolescentes que fueron asesinados el año pasado –no solo por ajustes de cuentas– la cifra crece a 22. Las cifras oficiales califican los motivos en seis categorías. Los vinculados a ajustes de cuenta rondan el 45% del total, según datos oficiales consignados por El País a partir de un pedido de acceso a la información pública.

Hubo otros cinco asesinatos que se produjeron por “violencia intrafamiliar”, un homicidio en medio de una rapiña o copamiento, otro por “altercados espontáneos no domésticos” y otro fue catalogado en la categoría “otros motivos”. Los restantes cuatro asesinatos de menores en 2024 se dieron por “motivos desconocidos”.
Las autoridades uruguayas están en alerta por esta situación. “Hay determinados episodios que dejan de escandalizar a la opinión pública porque pasan a ser parte del paisaje cotidiano”, explicó el vicepresidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Mauricio Fuentes, al diario uruguayo.
“Cuando las víctimas son adolescentes que quizás consumen o están vinculados, aunque sea lateralmente, a estos grupos delictivos de escala barrial, la percepción social es diferente”, señaló.

Entre los niños asesinados, hubo hijos de líderes narcos, familiares de delincuentes que pagaron por actos que no cometieron y adolescentes que a su corta edad ya están metidos en cómo funciona una maquinaria de violencia que no para.
La guerra narco en Cerro Norte entre los Colorados y los Suárez, por ejemplo, dejó al menos tres muertos menores de edad en la segunda mitad del año.
Otro de los crímenes de menores fue en febrero, cuando un niño de dos años quedó en medio de una ráfaga de 30 disparos.
En el barrio Maracaná murió un niño de 11 años, que quedó en medio de una masacre: además de él, otras tres personas fueron asesinadas luego de que personas dispararan más de 100 tiros a una vivienda del barrio Maracaná.
En agosto, un adolescente de 13 años fue asesinado cuando estaba parado en la calle junto a unos amigos. Fue agredido a tiros por un hombre que tiempo atrás había sido víctima de un ataque por parte de su hermano mayor. El joven asesinado tenía la campera de su familiar y el agresor lo confundió.