
Cada primer domingo de mayo se conmemora el Día Mundial de la Risa, para destacar su gran impacto en la salud, la felicidad y el bienestar de las personas.
Fue creado en 1998 por el doctor Madan Kataria, un médico de la India y fundador del movimiento de Yoga de la Risa, una práctica que combina ejercicios de respiración profunda del yoga con risas simuladas que, en grupo, suelen transformarse en risas reales y beneficios reales también.
La risa se emparenta con el buen humor. Al decir del neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco Viktor Frankl, “es un modo de posicionarnos en el mundo”, una actitud de vida que marca una gran diferencia en cómo transitamos este mundo.
Gabriela González Alemán, doctora en Genética del Comportamiento (MN 33343), exdirectora del departamento de Psicología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y fundadora de Brainpoints, explicó a Infobae en una nota reciente: “La sonrisa, un gesto simple y que a veces se subestima, puede ser una herramienta poderosa para contrarrestar los efectos negativos de la queja. Al sonreír, no solo transmitimos una imagen positiva a los demás, sino que activamos áreas cerebrales específicas que se asocian con la felicidad y con el bienestar”.

Y completó: “La sonrisa libera endorfinas y dopamina, dos neurotransmisores que se relacionan con el placer y con la sensación de bienestar. Estas hormonas son un excelente antídoto para el veneno de los pensamientos negativos y la queja. Una vez que activamos su liberación mediante la risa, empezamos a generar un círculo virtuoso que nos lleva, poco a poco, hacia una mentalidad más positiva”.
Por su parte, la magister Florencia Casabella, psicóloga (M.N. 57.008), escritora y presidenta de Fundación Potenciar Argentina, una organización dedicada a la educación, explicó a Infobae que desde el psicoanálisis la risa es una expresión de descarga que evita justamente la acumulación de tensiones.
“Freud vincula el humor principalmente con una ganancia de placer. Se evita gastar energía en angustia o en represión y se gana en placer, a nivel simbólico. La risa permite integrar lo reprimido, resignificar lo traumático, y ahí no solo se alivia el cuerpo, sino que también se fortalece el aparato psíquico y se genera bienestar”.
Y añadió: “Como psicoanalista voy a apoyarme en Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. Freud tiene dos conceptualizaciones respecto del humor. Una, que tiene que ver específicamente con el chiste, en la cual lo analiza como una formación del inconsciente. Y la otra se refiere a cuándo un chiste se considera un chiste".

“Freud dice que el inconsciente, para poder expresarse, lo hace a través de sus formaciones, y que el chiste es una formación del inconsciente más, como puede ser un sueño o un acto fallido. Es decir, es una expresión del inconsciente disfrazada”, expresó Casabella.
La psicóloga explicó que el chiste permite expresar contenidos reprimidos, especialmente aquellos que son juzgados moralmente por el sujeto, de forma disfrazada. “Aprovechando mecanismos como la condensación, el desplazamiento, el doble sentido, el chiste justamente produce mucho placer para el sujeto, y por eso la gente se ríe: porque libera energía psíquica que normalmente se usaría para mantener la represión. Y algo que es central —y Freud lo destaca mucho— es que un chiste no es un chiste hasta que el otro se ríe. O sea, para que un chiste sea considerado como tal, es necesario que un tercero lo valide como un chiste“, afirmó la psicoanalista.
Por eso, cuando alguien hace un chiste que se conoce como “de mal gusto”, o cuando alguien juzga que lo que otra persona dijo no es un chiste, tiene que ver justamente con que no provocó la risa. “O sea, que el chiste, para ser un chiste, tiene que provocar la risa de otros”, destacó la magister.

La magister Casabella expreso que según Freud el humor se diferencia del chiste en que es una actitud del yo frente a la realidad. “Freud define justamente al humor como una defensa del aparato psíquico, donde el yo, en vez de deprimirse o angustiarse frente a una situación penosa, la mira con humor y se ríe de ella. Y, de alguna manera, lo que busca con el humor es evitar el displacer que corresponde a la situación y obtener placer de eso. Para Freud, el humor es una forma del yo de enfrentarse a la realidad, sin negarla", señaló.
Y completó: “Freud plantea que es una forma de rebelión del alma ante la adversidad, porque la risa permite tramitar el dolor, sortear el sufrimiento y sostenerse frente a lo insoportable de vivir. Por eso puede entenderse como un recurso de supervivencia psíquica. El sujeto, en lugar de quebrarse, en lugar de romperse, de sufrir, se eleva sobre esa situación y puede, de alguna manera, reírse de ella", sostuvo.

El doctor Roberto Schieffelbein (MN 7349), médico del Servicio de Neurología Clínica del Hospital Alemán explicó a Infobae que se denomina risa, entre muchas definiciones, a “un acto en el cual se manifiesta de manera abrupta y de corta duración una emoción positiva de alegría, destacándose por un movimiento en el rostro con predominio en los labios, pero que involucra todos los músculos de la cara, acompañada por un sonido característico. Se produce también una expulsión súbita y fuerte de aire por la boca, y presenta un periodo de recuperación posterior en el cual el sujeto experimenta cierta necesidad de recuperar aire y una sensación característica en el tórax. Debemos determinar su diferencia con otras situaciones emparentadas. La más frecuente es la sonrisa, que es expresión de un estado de ánimo, un sentimiento más duradero y menos expresivo que la risa”.
Fisiológicamente, detalló el médico, la risa involucra múltiples órganos y sistemas del ser humano. A nivel del sistema nervioso central (iniciador del evento) están el sistema neurovegetativo, sobre todo también el sistema límbico, así como sectores como la amígdala cerebral (un núcleo de las emociones), el hipocampo (una especie de organizador de nuestras memorias) y el prefrontal, que interpreta las situaciones e inicia la risa.

El neurólogo destacó que la risa es un proceso liberador de hormonas y neurotransmisores, entre los cuales se hallan las endorfinas, que son analgésicas y producen una fuerte sensación de bienestar.
“También la risa estimula el sistema nervioso autónomo a través del eje hipotálamo-hipofisiario, con efectos benéficos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio. Hay trabajos que apoyan la idea de ser reforzadora del sistema inmune", expresó el doctor.
Y continuó: “De hecho, en los años de Woodstock hubo en el campo algunos gurúes que estimulaban a la multitud a reírse lo más posible. Dicha idea puede sonar extravagante, pero las neurociencias dan hoy la razón a estos personajes”, señaló Schieffelbein.
Finalmente, completó: “Además, la risa, como el bostezo, es contagiosa. Se propone a las llamadas neuronas en espejo, tan importantes para el aprendizaje en el ser humano por imitación de sus congéneres, como involucradas en este fenómeno” , señaló.

En la vida actual, tan ajetreada y colmada de preocupaciones y exigencia, la calidad de vida tiende a deteriorarse, lo que repercute de manera directa en nuestro bienestar psicológico. Este entorno de alta presión contribuye al aumento del estrés, la ansiedad y otros trastornos vinculados a la salud mental. Frente a este panorama, la risa es un regalo que surge como un recurso accesible, eficaz y saludable para mitigar las tensiones cotidianas. Sin embargo, pareciera que no estamos haciendo tanto uso de ella como hace algunos años.
El doctor Schieffelbein explicó que “si bien toda generalización tiene sus errores, podemos decir que la vida moderna atenta contra la risa. Incluso me atrevo a decir que atenta contra la felicidad y la satisfacción del ser humano. Una sociedad altamente individualista, con fallas en su solidaridad social, altamente competitiva desde la infancia, produce efectos como hipertensión, ansiedad, trastornos generalizados de angustia, ataques de pánico, problemas cardiovasculares, hipocondría, etc.
Y completó: “Es de notar que no son las poblaciones más “exitosas” dentro de los parámetros actuales donde los índices de satisfacción y felicidad son mayores. Siendo la risa en general una expresión de bienestar, no es de extrañar que cada vez veamos menos sonrisas, como expresión de un estado de ánimo estable y duradero, y su hermana, la risa. Viendo el mundo actual, no es sorprendente que siga vigente el éxito de tiras como Mafalda, que utilizan el sarcasmo y la ironía para lograr cierta hilaridad”.

En coincidencia, Casabella afirmó que se está perdiendo el humor. “Freud entendía el humor como una forma de enfrentar o de defenderse del sufrimiento. Y en ciertos tiempos de incertidumbre o de hipercorrección social, donde muchas de las cosas que decimos y las palabras que utilizamos tienen que ser medidas o extremadamente cuidadas —porque, si no, caemos rápidamente bajo la censura—, el humor muchas veces puede verse limitado por esa intensificación de la censura".
Y agregó: “Estamos todo el tiempo ante la mirada de los demás, ante una mirada juiciosa, digamos, y cada vez son más las categorías que entran dentro de aquello de lo que hay que cuidarse, de lo que no se puede decir o de lo que provoca cierta sensibilidad. Entonces, yo creo que, de alguna manera, estamos perdiendo el sentido del humor. Tenemos que buscar la forma de recuperar esa capacidad que tenemos, naturalmente, de poder decir ciertas cosas de manera disfrazada y provocar la risa".
La experta señaló que lo que está pasando es que está cambiando la forma. “Lo que antes liberaba al sujeto cuando era dicho, ahora ofende, y por lo tanto eso genera que, tal vez, un chiste que antes era tomado como tal, ya no lo sea. Sin embargo, yo creo que el humor como función psíquica —como defensa frente a la realidad— es algo que persiste. Individualmente, hay muchas personas que siguen tomándose cosas que pueden ser trágicas o dramáticas con humor".

La transgresión, la incongruencia, lo inesperado, ¿qué nos produce una buena carcajada?
Lo que provoca la risa es muy diverso, dijo el doctor Schieffelbein: “Depende de factores culturales, sociales, momentos históricos, personalidad del individuo, el estado de ánimo, etc. Incluso no es difícil encontrar personas que, ante situaciones de estrés intenso, tienen verdaderos ataques de risa”.
También afirmó que algunos antropólogos ven en la risa un factor de cohesión de grupo. “La burla es el lado oscuro de nuestra amiga, teniendo justamente la función de cohesión social de un grupo contra otro o contra un individuo que no cumple con los estándares del grupo. En este caso, sirve para unir al grupo agresor, expulsar elementos que consideran peligrosos y homogeneizar el conjunto”, describió el médico.
Por su lado, la magister Florencia Casabella afirmó: “Como el chiste es una formación del inconsciente y libera justamente energía que estaba reprimida, hay algo de la transgresión que opera como mecanismo que permite sortear la censura interna y que genera placer. Nos reímos cuando una idea que no podría ser dicha —por prohibida o por censurada— se expresa de forma encubierta, generando un alivio ante la tensión”.

Y completó: “Entonces, el chiste, de alguna manera, permite decir lo que sería indecible por las vías normales. Esa descarga de energía reprimida es lo que hace que algo resulte tan divertido”, declaró.
Y el doctor, finalmente sumó: “El lector podrá imaginarse que existen variopintos motivos de risa. Se mencionan los estímulos físicos, como las cosquillas, la rememoración de eventos felices y agradables, errores graciosos, la salida de situaciones tensas y estresantes o incluso en medio de ellas, incongruencias. De estas últimas, que incluyen situaciones absurdas, disparatadas, finales no esperados de una narración, se destacan las situaciones absurdas como las que más disparan la risa y las carcajadas”, finalizó.