La Semana de la Moda de Milán 2025, desarrollada del 23 al 29 de septiembre, marca una edición cargada de significado tanto por sus novedades creativas como por el componente de homenaje que la atraviesa. La ciudad reafirma su estatus como epicentro global del lujo y la innovación, al reunir a las figuras más influyentes del sector y a las casas de moda más emblemáticas, que delinean las tendencias de la primavera-verano 2026.
Este año, el programa está atravesado por el homenaje a Giorgio Armani, el legendario diseñador italiano cuya última colección se presenta a modo de tributo, y por los estrenos de directores creativos en firmas históricas, lo que imprime un clima de renovación, respeto y expectativa en cada pasarela.
El desfile de Giorgio Armani constituye el cierre simbólico de la Semana de la Moda y el punto de mayor carga emocional de la edición. Realizado en la Pinacoteca de Brera, el evento no solo muestra la última propuesta del diseñador, sino que se convierte en un homenaje definitivo a su influencia y estilo. Los looks de la colección giran en torno a una atmósfera nocturna y etérea: predominan tonos oscuros como negro, azul profundo y púrpura, realzados por el brillo de lentejuelas y tejidos translúcidos que evocan cielos estrellados y paisajes crepusculares.
La silueta femenina se perfila con vestidos de tirantes finos, cuerpos ajustados en red o tul y faldas semitransparentes de caída suave. Una cintura definida con lazo aporta estructura sin rigidez, mientras que capas y chales transparentes, adornados con bordados brillantes, se llevan despreocupadamente sobre los hombros. Los accesorios —pendientes geométricos y clutch oscuros— refuerzan la sobriedad del estilo, y los peinados con ondas vintage reafirman la identidad de la firma.
En el lado masculino, Armani presenta trajes de terciopelo azul profundo, con chaqueta tipo kimono, pantalones sueltos y camisas de seda o satén que apuestan por una formalidad relajada. Todo apunta a una elegancia sin esfuerzo, donde la tradición se mezcla con el espíritu contemporáneo. El desfile también clausura una era en la moda: lujo discreto, refinamiento y ligereza visual. Las piezas presentadas —desde vestidos de alfombra roja hasta el icónico traje de American Gigolo— se exhiben como testamento de una visión artística atemporal.
La colección de Dolce & Gabbana se configuró como una oda al romanticismo cotidiano y al lujo relajado. El look principal fue una camisa a rayas blancas y rojas de inspiración masculina, pantalón fluido y bata en tela de pijama azul celeste, ambos con motivos florales pequeños, evocando conjuntos de loungewear vintage de los años 40 y 50.
Una chaqueta vaquera oversize, colocada despreocupadamente sobre los hombros, introdujo un contrapunto urbano y contemporáneo, balanceando la suavidad y la estructura.
La paleta cromática alterna entre azules, blancos y acentos florales, mientras que el denim actuó como anclaje en un conjunto centrado en la comodidad sofisticada.
En pasarela, la lencería dejó de ser secundaria y se lleva a la calle: corsés de encaje, medias altas y camisas oversize marcaron el pulso de un “bedwear to streetwear” que enlaza intimidad y tendencia. Los accesorios, discretos y funcionales, junto a un estilismo natural, completan la imagen de sensualidad sosegada, centrada en la autenticidad.
Dolce & Gabbana optó aquí por un glamour relajado, lejos del exceso barroco, donde la confianza y el confort alcanzaron un nuevo protagonismo.
La Semana de la Moda de Milán 2025 exhibe una industria en plena transformación, capaz de rendir tributo a sus grandes maestros mientras abraza nuevos discursos y experimentaciones. Las firmas presentadas consolidan el prestigio internacional de la ciudad y anticipan los códigos estéticos que definirán la moda de la próxima temporada.