
Una madre de Utah y su novio, un enfermero itinerante, enfrentan cargos por intento de asesinato agravado, abuso infantil agravado y tortura infantil, tras ser acusados de someter a una niña de tres años a un prolongado ciclo de violencia que culminó con la menor inconsciente y cubierta de hematomas. La fiscalía del condado de Salt Lake presentó los cargos luego de que la policía respondiera a un llamado de emergencia el pasado 28 de junio en una vivienda en la ciudad de Sandy.
Amber Lee Leary, exempleada correccional, y Tyrel Scott Belone, un profesional de la salud que trabajaba como enfermero itinerante, fueron arrestados tras un informe que alertaba sobre un posible caso de agresión infantil. Según la declaración jurada de causa probable incluida en la denuncia, cuando los agentes llegaron al lugar, Leary los condujo hasta donde se encontraba su hija de tres años, quien no respondía, no hablaba y presentaba múltiples moretones visibles en el rostro y el cuerpo.
Los hechos ocurrieron a primera hora de la mañana. La fiscalía afirma que la niña se había orinado en una esquina de la habitación, lo que habría provocado que Leary y Belone se despertaran. Antes de que Leary saliera hacia su trabajo alrededor de las 5:30 a. m., Belone tomó a la niña y, presuntamente, la lanzó contra un colchón con tal fuerza que rebotó y golpeó su cabeza contra una pared.
Luego del impacto, Belone supuestamente verificó la respiración y el pulso de la menor, afirmando que estaban estables, aunque reconoció que la niña no reaccionaba con normalidad. Pese a la gravedad de la situación, Leary abandonó la casa rumbo al trabajo.
Según la denuncia del fiscal del condado de Salt Lake, Belone la llamó poco después para pedirle que regresara. En lugar de contactar a servicios médicos, Belone optó por llamar a su madre —una enfermera practicante— quien, según los fiscales, le dijo que debía llevar a la niña al hospital. Sin embargo, Belone se negó.
Cuando Leary expresó su preocupación y mencionó la posibilidad de llamar al 911, la respuesta de Belone fue directa: “Si llamas, iré a la cárcel. No tienes dinero. No tienes amigos”, afirmó, según el testimonio incluido en la denuncia. Ante la insistencia de Leary sobre qué pasaría si la niña moría, Belone replicó: “Estará bien”.
La llamada a emergencias finalmente se realizó, pero solo cuando Belone salió de la casa para fumar un cigarrillo. En ese momento, Leary contactó al 911, lo que permitió que los servicios médicos y la policía pudieran intervenir.

El caso ganó complejidad al revelarse que el 21 de junio, una semana antes del incidente que dejó a la menor inconsciente, Belone envió un mensaje de texto a Leary en el que decía: “Voy a matarla”, refiriéndose a la niña. Leary, según consta en la denuncia, se encontraba trabajando cuando recibió el mensaje.
Al regresar a casa ese día, Leary encontró a su hija con el ojo cerrado por la hinchazón y un hematoma en el costado de la cabeza. Belone admitió haberla golpeado con la mano abierta. A pesar de ello, la agresión no fue denunciada y la convivencia entre los adultos y la menor continuó.
Belone y Leary se conocieron mientras trabajaban en un hospital en el estado de New Hampshire. En mayo de 2025, ambos se trasladaron a Utah junto con la hija de Leary. Según la fiscalía, la niña comenzó a mostrar regresión en su entrenamiento para ir al baño tras la mudanza, un cambio que habría desencadenado episodios de ira por parte de Belone.
Esta alteración en el comportamiento de la menor fue el detonante de al menos dos incidentes registrados en la denuncia, incluyendo el que derivó en la intervención policial y las imputaciones criminales.

Amber Leary y Tyrel Belone fueron formalmente acusados por la fiscalía del condado con tres cargos de felonía de primer grado: intento de asesinato agravado, abuso infantil agravado y tortura infantil. Hasta el momento, no se ha confirmado si alguno de los dos ha designado representación legal o si han emitido una declaración de culpabilidad o inocencia.
El caso se encuentra bajo investigación y se espera que en los próximos días se realicen audiencias preliminares para determinar el avance del proceso judicial. Mientras tanto, las autoridades han recordado que si alguien sospecha de casos de maltrato infantil, puede comunicarse de forma confidencial y gratuita con la línea nacional Childhelp al 1-800-4-A-CHILD (1-800-422-4453), disponible las 24 horas y en más de 170 idiomas.