
El Peacock Theater de Los Ángeles brilló con la 77° edición de los Premios Emmy.
Entre transparencias, sastrería, efectos metálicos y apuestas cromáticas sobrias, las principales figuras de la industria desfilaron sus atuendos ante las lentes en la entrega 2025.
Un rasgo destacado de esta edición fue la elección generalizada de colores sólidos y puros, como el negro, el rojo y el blanco. Celebridades como Jake Gyllenhaal y Meghann Fahy apostaron por el negro, que suele ser sinónimo de elegancia y sofisticación.

Además, el rojo encendido brilló en los looks, como en el de Sydney Sweeney, Cristin Milioti y Hunter Schafer. En palabras de la diseñadora Patricia Profumo, “la tendencia en esta red carpet es básicamente de líneas puras, poco color, sobrio y básico”.

Profumo fue clara sobre el sentido de esta elección estética: “Honestamente veo poco glamour, seguramente por la tendencia a la austeridad en las galas. En esta ocasión aplica perfectamente, ya que casi nadie se destaca como para quedar en las retinas de los que observamos con la lupa”.
Camila Romano sumó la presencia de siluetas relajadas: “Vi algunos looks más descontracturados, que no siguen tanto las reglas de una red carpet. Creo que al ser los Emmy da para jugar un poco más”.
Las transparencias, la pedrería y los detalles escultóricos se incorporaron como recursos para sumar originalidad y sofisticación a la noche. Jenna Ortega, por ejemplo, lució un top cubierto de pedrería y elementos metálicos que construyeron una composición entre el brillo y la rigidez.

Kristen Bell también optó por un vestido en el que su cola estaba cubierta de piedras y transparencias.
Por otra parte, Catherine Zeta-Jones se inclinó por transparencias y encajes que acentuaron su silueta.
Gustavo Pucheta destacó precisamente esta variedad: “Fue una de las alfombras más variadas en propuestas, colores y texturas”.
Otra tendencia notoria fue la reinterpretación de la sastrería dentro y fuera del espectro femenino. Cate Blanchett llevó la impronta sartorial con un traje pantalón de terciopelo, hombros amplios y solapas destacadas.
Esta reinvención no pasó desapercibida para Pucheta, quien enfatizó: “La sastrería que estamos viendo en esta alfombra no solo en hombres, sino también en mujeres, está hablando de un nuevo lenguaje sastrero que busca construir y deconstruir la silueta”.
Pucheta, además, situó la innovación en el corazón mismo de esta tendencia: “Esta alfombra tuvo mejores vestidos, ya que hasta en la sastrería hubo propuestas nuevas al momento de elegir colores”.
Los cortes y aberturas estratégicos también tomaron protagonismo en los diseños que apostaron por la sensualidad sin caer en el exceso.
Estos detalles lograron actualizar las siluetas clásicas y conferir un aire más juvenil y versátil a la alfombra roja.
El resurgimiento del minimalismo no solo tocó la paleta y la silueta, sino también la elección de complementos. Una de las celebridades que optó por esta opción fue Scarlett Johansson, que privilegió la joyería discreta y un peinado sencillo para que el impacto recayera completamente en la prenda principal.
La moda de la noche se caracterizó por un enfoque que aparta los excesos y destaca la esencia del diseño, en línea con la austeridad y la elegancia reflexiva.
El segmento masculino renovó su estilo sin romper los códigos tradicionales. Pedro Pascal lució un traje blanco con zapatillas. Así, logró actualizar el clásico esmoquin con un detalle moderno que da cuenta de una transición hacia el relax.
Otros optaron por el color negro más tradicional, al mostrar la vigencia de las convenciones, aunque sean matizadas por detalles personales y contemporáneos.