Durante casi un siglo de trabajo ininterrumpido, la Compañía Ganadera Inglesa fue punta de lanza del desarrollo económico de Venezuela. La industrialización ganadera nacional contribuyó al crecimiento sostenido del país. Sin embargo, en 2011, el régimen del entonces dictador Hugo Chávez ordenó la expropiación de la empresa, incluyendo sus hatos en los estados Apure, Guárico y Falcón.
Es decir, bajo el argumento de “más poder para el pueblo” y con el objetivo de profundizar la instauración del modelo socialista en Venezuela, el Estado echó mano de lo que se había forjado durante casi cien años de trabajo privado, afirmando que era necesario erradicar el latifundio y promover la producción agrícola y ganadera en manos del Estado o de campesinos.
Una de las primeras consecuencias fue que estas acciones generaron controversia y tensiones con el Reino Unido y otros países. Pero, además de ello, el resultado del despojo se empezó a evidenciar con el tiempo: el Estado y los campesinos, por sí solos, no pudieron darle continuidad a lo que hasta entonces había sido punto de referencia nacional e internacional. ¿Qué pasó? Paulatinamente llegó la miseria.
¿Qué era la Compañía Ganadera Inglesa?
La Compañía Ganadera Inglesa fue una empresa británica que se destacó por su enfoque en la producción de ganado de alta calidad y por su significativa contribución al desarrollo de la ganadería nacional en Venezuela. Hasta el momento de su expropiación, se menciona que la empresa contaba con miles de trabajadores y más de 16 millones de cabezas de ganado, lo que la convertía en un referente del sector agropecuario.
¿Qué generaron las expropiaciones en Venezuela?
En diciembre de 2011, la agencia AFP reseñó que el presidente Hugo Chávez había expropiado más de 3,6 millones de hectáreas de tierra en los últimos diez años, desde la aprobación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Según la agencia estatal AVN:
“Tras la entrada en vigencia hace 10 años de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, se han recuperado 3.672.033,23 hectáreas, distribuidas en 2.340 predios ubicados en 23 estados del país.”
Para entonces, el Ministerio de Agricultura y Tierras había entregado 175.129 instrumentos agrarios para regularizar la propiedad de los predios expropiados, con el objetivo de que los trabajadores del campo se beneficiaran directamente.
La noticia también mencionaba la reciente expropiación de una hacienda de 43.000 hectáreas con más de 14.000 animales, ubicada al suroeste del país, donde se instalaron 46 familias en una comuna socialista agropecuaria.
A principios de ese año, Chávez pidió “acelerar la recuperación de tierras en todo el país” como parte del proceso de expropiaciones que adelantaba su régimen. Sin embargo, según cálculos del sector agropecuario, solo un pequeño porcentaje de estas tierras expropiadas se encontraba realmente productivo.
Para 2011, en Venezuela había algo menos de 30 millones de hectáreas cultivables.
De acuerdo con datos revelados por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), las acciones adelantadas por el régimen chavista en la década comprendida entre 2012 y 2022 marcaron el grueso de los procesos de ‘nacionalización’ y expropiación de empresas en ese país, llevando a que la cifra de empresas expropiadas ascendiera a 1.168, reseña el diario La Semana.
En cuanto a los sectores más vulnerados por esa política, se destacan el de la industria de la construcción, la producción agrícola y el procesamiento de alimentos, el comercial, y el petrolero.
No obstante, el impacto de las expropiaciones no solo atacaba a las empresas, sino también a las personas naturales, donde, según el referido reporte, el régimen chavista habría llevado a la apropiación de más de 285 propiedades entre los años 2005 y 2010.
FUENTE: Redacción