De admiración en secreto a confesión y sorpresa: la inesperada fascinación de Axl Rose en los noventa por un grupo “rival”

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El líder de Guns N’ Roses confesó haber asistido a todos los conciertos posibles de la banda irlandesa

A comienzos de la década del noventa, Axl Rose, líder de Guns N’ Roses, sorprendió con una confesión inesperada: su enorme admiración por U2. La revelación se produjo durante una entrevista para la revista Hit Parader, donde el cantante reconoció que asistió a todos los conciertos posibles de la banda irlandesa en una época de pleno auge para ambos grupos.

En ese entonces, el universo del rock internacional se encontraba marcado por rivalidades y comparaciones constantes entre bandas de enorme popularidad, como GNR y U2. Sin embargo, las declaraciones de Rose evidenciaron matices insospechados en el vínculo entre los principales exponentes del género.

El relato completo de este episodio, reconstruido por Indie Hoy, acompaña la historia de dos bandas que, aunque parecían opuestas, definieron el sonido de finales de los años ochenta y principios de los noventa. Mientras Guns N’ Roses representaba el exceso, la crudeza y la energía visceral del rock estadounidense en vivo, U2 impulsó un estilo más sofisticado, con mensajes políticos y una marcada búsqueda técnica en la producción de sus conciertos.

De acuerdo al testimonio de Rose, la admiración por U2 era profunda. Al responder sobre qué bandas seguía en su tiempo libre, el cantante reveló: “Bueno, Jane’s Addiction era mi banda y se separaron. La verdad es que no tengo la oportunidad de ver a muchas bandas en vivo porque es demasiado frenético. Pero me encanta U2 y sus conciertos en estadios. Fui a todos los conciertos que pude, dijo.

Axl Rose sorprendió al declararAxl Rose sorprendió al declarar su fanatismo por U2 en plena rivalidad del rock de los noventa (Facebook)

Seguidamente, el cantante agregó: “Justo estaba escuchando el álbum de Mr. Bungle, y aunque tenemos una especie de relación de amor-odio con Faith No More, me gusta mucho. También escuché muchas cosas raras: Roger Waters, Jimmy Scott, Lyle Lovett, Nine Inch Nails, Alice In Chains… mis gustos son muy variados”, manifestó en testimonios recogidos por Indie Hoy.

La confesión de Axl Rose coincidió con el apogeo de la gira “Zoo TV” de U2, recordada por su despliegue visual y técnico. Durante esa etapa, la banda europea presentaba el disco Achtung Baby, introducía innovaciones en la escenografía de estadios con pantallas gigantes, proyecciones en tiempo real y una atmósfera futurista para la época.

La admiración de Rose por Bono y su grupo llamó la atención por la aparente distancia entre los estilos y trayectorias de ambas bandas. La imagen pública de Guns N’ Roses, marcada por la rebeldía y el caos, parecía incompatible con la sofisticación visual y el activismo político de U2. No obstante, el propio Rose manifestó su respeto e interés y dejó en claro que las diferencias entre los proyectos no impedían reconocer los logros ajenos.

El rock de principios de los noventa se caracterizaba por una marcada polarización entre propuestas musicales. A pesar de esto, el reconocimiento explícito de Rose hacia U2 rompió con los prejuicios. Otros artistas contemporáneos a ambos grupos observaron con atención la revolución escénica puesta en marcha por la banda irlandesa, que sentó precedentes en el desarrollo de espectáculos masivos y reforzó la competencia creativa dentro del circuito.

La admiración de Rose porLa admiración de Rose por U2 evidenció la apertura artística y la influencia entre grandes bandas del género (Facebook)

La historia también revela la riqueza y amplitud de los intereses personales de Axl Rose, quien declaró escuchar bandas y solistas de géneros disímiles. Este aspecto contribuyó a reconsiderar el papel de las influencias en la construcción de la identidad musical y la importancia de la apertura artística, incluso entre líderes con fuertes posturas públicas.

La declaración nunca funcionó como pieza de marketing ni tuvo repercusión inmediata en los medios o entre fanáticos. Sin embargo, el episodio ayuda a comprender cómo las fronteras aparentes entre movimientos musicales se diluyen cuando los protagonistas reconocen méritos en sus pares.

El caso de Rose y U2 ilustra la dinámica de la industria musical a fines del siglo XX. El cruce de admiraciones y la convivencia de diferentes lenguajes dieron como resultado una escena mucho más diversa de lo que sugerían las capas superficiales de rivalidad. Que uno de los símbolos de la rebeldía rockera de los Estados Unidos se declarara seguidor de las grandes producciones europeas confirma que el respeto y la inspiración recíproca formaron parte esencial del desarrollo cultural de esa época.

Lejos de los mitos sobre enemistades irreconciliables, la admiración de Rose por U2 añade profundidad a la historia del género. Numerosos artistas, como él mismo aseguró en su testimonio, tomaron influencias de propuestas lejanas para impulsar sus propias búsquedas.

La escena rockera de los años noventa, más allá de la superficie de competencia, se nutrió de intercambios constantes y sorpresas como la que hoy sale a la luz por medio de relatos periodísticos. Así, queda claro que la grandeza del rock también se construyó gracias a la capacidad de sus figuras más ruidosas para admirar los logros ajenos y reinventarse frente a los desafíos creativos.

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