Ocho años después de su última aparición en la gran pantalla, Daniel Day-Lewis regresa al cine con un proyecto profundamente personal: Anemone, un drama dirigido por su hijo Ronan Day-Lewis.
La película, que se estrenará el 14 de octubre en el Festival de Cine de Londres BFI y llegará a los cines el 7 de noviembre, marca no solo el regreso de uno de los actores más influyentes de su generación y ganador de tres premios Oscar a mejor actor, sino también el inicio de una colaboración creativa inédita entre padre e hijo.
En una entrevista exclusiva con Empire realizada en el Hotel Chelsea de Manhattan, ambos compartieron detalles sobre el proceso que los llevó a trabajar juntos y las motivaciones detrás de este esperado retorno.
“Anemone” explora las complejidades familiares a través de la historia de Ray Stoker, interpretado por Day-Lewis, un ermitaño que vive aislado en el bosque y cuya vida cambia con la llegada de su hermano Jem (Sean Bean), la expareja de Ray, Nessa (Samantha Morton), y Brian (Sam Bottomley), el hijo que nunca conoció.

El guion, escrito conjuntamente por Daniel y Ronan, se gestó durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19, cuando la familia se reunió bajo el mismo techo.
Según relató el actor de 68 años a Empire, nunca consideró su retiro como definitivo: “Nunca sentí que me hubiera retirado. Esa es una palabra que se ha usado. Simplemente dejé de hacer este trabajo porque quería dedicarme a otra cosa por un tiempo”.
Durante ese periodo, el actor estudió luthería (arte de construir y reparar instrumentos de cuerda) en Boston, mientras Ronan finalizaba su tesis universitaria y trabajaba como pintor en Brooklyn.
La idea de colaborar surgió de una inquietud compartida por la hermandad y el distanciamiento familiar. Ronan explicó que llevaba tiempo reflexionando sobre la belleza y la tragedia de la relación entre hermanos, y que su padre también sentía fascinación por ese tema.

“En cierto momento, después de que mi papá decidiera parar, vino a mí y me dijo que le encantaría encontrar algo en lo que pudiéramos trabajar juntos”, recordó Ronan en la conversación con Empire.
El proceso de escritura fue espontáneo y sin un esquema predefinido, guiado por los personajes y la improvisación. Daniel destacó la facilidad de su hijo para escribir y cómo ambos se sumergieron en los roles, refinando la historia a medida que avanzaban.
La colaboración familiar no se limitó al guion. El actor, acostumbrado a sumergirse durante meses en los personajes de otros, experimentó una transformación al interpretar a una figura creada junto a su hijo.
“Había aspectos que todavía debía pulir, pero en lo esencial, ya comprendía quién era Ray como persona y no necesitaba aprender nada más sobre él”, afirmó el actor.

Ronan, por su parte, observó cómo la línea entre su padre como coguionista y como actor se desdibujaba durante el proceso creativo. “Comencé a sentir que había una difuminación de la línea entre él como coguionista y él como actor en este papel”, señaló.
El trasfondo personal de la película se entrelaza con las propias vivencias de Daniel, quien reflexionó sobre la influencia de su padre, el poeta Cecil Day-Lewis, y el temor a replicar la distancia emocional en su relación con sus hijos.
“Mi mayor temor era que de alguna manera hubiera heredado esa inclinación a la distancia con mis propios hijos. Estoy tan apegado a mi familia que no parecía posible”, confesó a Empire.
Ronan añadió que, aunque mantiene una relación cercana con su padre, la película también explora la fascinación por las vidas pasadas de los padres y cómo estas influyen en la identidad de los hijos.
El rodaje de “Anemone” fue una experiencia única para ambos. La dinámica en el set reflejaba la confianza y el entendimiento mutuo, aunque el actor admitió que, en ocasiones, tuvo que contener su impulso de proteger a Ronan como director.

“Definitivamente traté de proteger a Ronan del peor de mis excesos”, comentó entre risas. Ronan describió la paradoja de convivir con su padre y con el personaje de Ray, sintiendo que nunca abandonaba realmente el mundo del cine.
De cara al futuro, el actor irlandés no descartó nuevos proyectos, aunque subrayó que su interés depende de la fascinación que le despierte una historia.
“Ciertamente no estoy cerrado a la idea de continuar actuando. El apetito siempre parece surgir en relación con algo con lo que me he fascinado, y creo que eso podría suceder muy fácilmente”, declaró a Empire.
Para Day-Lewis, acompañar a su hijo en su primera película como director fue una vivencia irrepetible, marcada por la complicidad y el aprendizaje compartido. La experiencia, según relató a Empire, ha dejado una huella imborrable en ambos, consolidando un vínculo creativo y personal que trasciende la pantalla.