
Irán, el Reino Unido, Francia y Alemania fracasaron en alcanzar un consenso este martes en Ginebra sobre cómo evitar la inminente reimposición de sanciones internacionales de la ONU al programa nuclear iraní, según diplomáticos con conocimiento de las conversaciones. El ultimátum europeo vence a finales de agosto y, de acuerdo con fuentes consultadas, las negociaciones terminaron “sin un resultado final”.
El encuentro en Suiza reunió a delegados de las tres potencias europeas conocidas como el E3, junto a funcionarios iraníes y representantes de la Unión Europea que coordina el acuerdo nuclear de 2015. Desde hace meses, los europeos amenazan con aplicar el mecanismo de “snapback”, que restablecería las sanciones levantadas tras el pacto firmado hace una década.
Según los diplomáticos presentes, la cita siguió a un encuentro previo entre las partes celebrado en Estambul el 25 de julio y se produce en un contexto de profunda tensión luego de los bombardeos de EEUU e Israel contra instalaciones nucleares iraníes en junio.
El viceministro de Exteriores iraní Kazem Gharibabadi reafirmó la disposición de su gobierno al diálogo, señaló en la red X que “es hora de que el E3 y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tomen la decisión correcta y den tiempo y espacio a la diplomacia”.
Las potencias europeas han condicionado la postergación de las sanciones a que Irán permita el regreso inmediato de los inspectores de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y retome las negociaciones diplomáticas, incluyendo con Estados Unidos. Irán rechaza el diálogo directo con Washington, pero sostiene que busca una “solución mutuamente beneficiosa”.

Funcionarios europeos expresaron que el propósito de la reunión fue “ver si los iraníes tienen credibilidad sobre una posible prórroga o si solo buscan ganar tiempo”, de acuerdo con testimonios de miembros del E3. Uno de los puntos críticos es el acceso a las instalaciones nucleares iraníes, cerradas a los inspectores del OIEA desde el conflicto con Israel, y la situación de un stock de más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60%, cuya ubicación y condición actual son inciertas.
El OIEA informó en su último reporte a finales de mayo que Irán continúa con el enriquecimiento de uranio muy cerca del 90%, nivel requerido para fabricar armas nucleares. Teherán insiste en que su programa persigue únicamente fines pacíficos y niega que busque desarrollar armamento atómico.
El mecanismo del “snapback”, previsto en la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, permite reinstaurar todas las sanciones automáticamente si una parte considera que Irán incumple el acuerdo nuclear. Ello incluiría un embargo de armas, restricciones al desarrollo de misiles balísticos, congelamiento de activos y veto a la producción de tecnología nuclear. El objetivo del acuerdo de 2015 fue limitar el enriquecimiento iraní al 3,67% y una reserva máxima de 300 kilos de uranio, usando solo centrifugadoras IR-1, altamente básicas.
Irán sostiene que, tras la salida de Estados Unidos del pacto en 2018, los países europeos no han cumplido sus compromisos comerciales ni de levantamiento de sanciones, lo que, a su juicio, les impediría legalmente accionar el “snapback”. Pese a su oposición, el vocero de la cancillería iraní, Ismail Baghaei, admitió que el retorno de las sanciones golpeará fuertemente la ya debilitada economía del país, afectada por una inflación del 40 %y un complejo panorama financiero.
Funcionarios occidentales consideran que Irán podría estar utilizando tácticas dilatorias. El E3 decidirá antes de fin de mes si activa el “snapback” según la evolución de las conversaciones. Teherán ha anunciado que responderá “con dureza” ante el restablecimiento de sanciones internacionales.
(Con información de AP, EFE y Reuters)