
Un jurado en Estados Unidos declaró culpable a Germine Joly, un exlíder de una poderosa banda haitiana, por organizar el secuestro de 16 ciudadanos estadounidenses en 2021 y mantenerlos como rehenes durante más de dos meses. El veredicto fue emitido el pasado viernes en un tribunal federal en Washington DC, y la sentencia será dictada más adelante este año.
Joly, quien dirigía la banda conocida como 400 Mawozo, ya había sido condenado previamente a 35 años de prisión en 2022 tras declararse culpable de contrabando de armas y lavado de dinero relacionado con el pago de rescates.
A pesar de haber negado su participación en las actividades de la banda, las autoridades señalaron que continuó liderando operaciones desde la cárcel, incluyendo el secuestro masivo de octubre de 2021. Entre las víctimas de este incidente se encontraban 16 estadounidenses, incluidos cinco menores de edad, y un ciudadano canadiense, todos ellos vinculados a la organización Christian Aid Ministries, con sede en Ohio.

Los niños tenían edades de 6, 3 y 8 meses de edad, según reveló The Associated Press (AP) recientemente.
El secuestro, que conmocionó a la comunidad internacional, incluyó una demanda inicial de la banda de un millón de dólares por cada rehén o, alternativamente, la liberación de Joly de prisión. Aunque algunos rehenes fueron liberados en noviembre de 2021, el resto recuperó su libertad tras el pago de un rescate de 350.000 dólares. Posteriormente, el gobierno haitiano extraditó a Joly a Estados Unidos en 2022.
Conocido como “Yonyon”, Joly era uno de los líderes principales de 400 Mawozo, una banda cuyo nombre se traduce aproximadamente como “400 simplones”. Este grupo controla partes de Croix-des-Bouquets, un barrio ubicado en la región oriental de la capital haitiana, Puerto Príncipe, así como áreas circundantes. Además, opera en una ruta estratégica que conecta la capital con la ciudad fronteriza de Jimaní, en la República Dominicana.
A pesar de la captura y extradición de Joly, la banda sigue activa bajo el liderazgo de Joseph Wilson, conocido como “Lanmò San Jou”, que significa “la muerte no tiene fecha”. Wilson y su grupo forman parte de una federación de pandillas llamada G-Pep, que a su vez integra una coalición más amplia conocida como Viv Ansanm, una de las organizaciones criminales más poderosas en Haití.

El caso de Joly y el secuestro de los misioneros han puesto de relieve la creciente crisis de seguridad en Haití, donde las bandas armadas han ampliado su control territorial y su influencia en los últimos años.
A principios de mayo, el gobierno estadounidense designó a Viv Ansanm como una organización terrorista extranjera que, a su vez, se unió a la lista de ocho organizaciones criminales latinoamericanas.
“La era de la impunidad para quienes apoyan la violencia en Haití ha terminado”, dijo Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU, en un comunicado citado por AP.
Esta coalición, cuyo nombre significa “Viviendo Juntos”, controla por lo menos un 85% de la capital haitiana, hecho que obliga a las organizaciones sin fines de lucro y otros grupos a negociar con las pandillas para entrar a las comunidades y ofrecer alimentos, agua y suministros esenciales.
“Las primeras consecuencias serán sobre la cooperación humanitaria e internacional, que es básicamente lo único que evita que la gente de Haití muera de hambre”, lamentó Romain Le Cour, quien forma parte de la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional.
Jake Johnston, director de investigación internacional del Centro de Investigación Económica y Política, dijo que esto “podría funcionar como un embargo de facto”.