
En un entorno laboral donde la competencia es intensa y las reuniones virtuales predominan, comunicar de forma clara y memorable se convirtió en un recurso esencial. No se trata únicamente de transmitir una idea, sino de lograr que el mensaje permanezca en la mente del receptor y se distinga del ruido cotidiano.
En la presentación de un producto, en la conducción de un equipo o en una entrevista de trabajo, el estilo de comunicación puede determinar el éxito o la irrelevancia.
Bill McGowan, ex periodista de televisión y ganador de un premio Emmy, dedicó su carrera a estudiar y entrenar este tipo de habilidades. A través de su trabajo como asesor de comunicación para figuras de alto perfil en tecnología, finanzas, entretenimiento y deportes, recopiló principios prácticos que reunió en su libro Speak, Memorably: The Art of Captivating an Audience.
Entre sus clientes figuran fundadores de Amazon, Meta, Twitter, LinkedIn, Instagram, Spotify, Snapchat y Airbnb, además de premiados en los Óscar, Grammy y campeonatos como el Super Bowl y los Juegos Olímpicos.
La experiencia de McGowan en televisión reforzó uno de los pilares de su enfoque: las historias capturan más atención que los datos puros. Durante su paso por el programa 20/20 de ABC, observó cómo los picos de audiencia coincidían con segmentos narrativos. Esa información le permitió confirmar a Forbes que “las historias son mucho más convincentes que las estadísticas”.

Uno de los ejemplos que suele utilizar en sus entrenamientos es el caso de un director ejecutivo que respondió a una pregunta sobre el bajo rendimiento de su empresa en el mercado bursátil.
En lugar de justificarlo con argumentos técnicos, afirmó: “Tuvimos un rendimiento inferior porque no logramos crear una narrativa que pudiera escribirse en el reverso de una servilleta”. McGowan usó ese caso para explicar cómo la simplicidad en el discurso genera mayor impacto.
Entre los principios técnicos que aplica, McGowan destaca el “efecto de recencia primaria”. Este fenómeno indica que las personas recuerdan con mayor facilidad el comienzo y el final de un mensaje, mientras que los elementos ubicados en el medio tienden a desdibujarse. Según Forbes, McGowan recomendó ubicar en los extremos los contenidos más significativos: historias relevantes, datos sólidos o desafíos que refuercen la narrativa.
Otra sugerencia constante es evitar el lenguaje corporativo y excesivamente técnico. Aconsejó mantener un estilo conciso, claro y sencillo, apoyado en elementos visuales y anécdotas que conecten con el público.
McGowan explicó que las personas siempre tienen imágenes mentales en movimiento, como si una película estuviera proyectándose constantemente en su mente. Si el orador no aporta imágenes concretas, esa película seguirá avanzando, pero con escenas inventadas por la audiencia. Según el experto, esta situación equivale a perder la atención del público.

Por ese motivo, entrena a sus clientes para incorporar recursos visuales, ejemplos específicos y referencias anecdóticas que mantengan la atención activa de la audiencia.
Además, citó investigaciones que sostienen que la información factual incluida en una historia es 22 veces más memorable que la que se presenta en forma aislada. Esto refuerza su convicción sobre el poder de la narrativa en contextos laborales, desde presentaciones hasta informes estratégicos.
El auge de las reuniones virtuales trajo nuevos desafíos para la comunicación. Más allá de la conocida “fatiga de Zoom”, advirtió sobre otro fenómeno: la “zoomnesia”, una pérdida de memoria provocada por la repetición de contextos idénticos en videollamadas.

Asistir a múltiples reuniones desde la misma silla, con la misma vista y sin cambios de entorno, afecta la capacidad de retención. En este escenario, se vuelve indispensable aplicar estrategias de comunicación que destaquen y favorezcan la reflexión.
Entre las herramientas que utiliza en su coaching, McGowan recurre con frecuencia a las metáforas. Una de las más representativas es el “principio de la salsa para pasta”: al cocinar lentamente una salsa de tomate durante tres horas, se reduce el volumen a la mitad pero se intensifica el sabor.
Según explicó a Forbes, “lograr esa reducción requiere tiempo y esfuerzo. Lo mismo ocurre con el habla”. Refinar un mensaje, eliminar lo innecesario y encontrar el tono justo es un trabajo que demanda preparación y criterio.
Según Forbes, el enfoque desarrollado por McGowan en Speak, Memorably se basa en herramientas narrativas, principios psicológicos y estrategias visuales que responden a las exigencias actuales de la comunicación en entornos laborales y digitales.