El gastroenterólogo Fabio Nachman, jefe del Servicio de Gastroenterología de la Fundación Favaloro y uno de los referentes en divulgación de salud digestiva en redes sociales, alertó que “más del 60% de nuestra salud general está relacionado con lo que decidimos ingerir” y que el bienestar cotidiano de las personas “se fragua en el intestino”.
En diálogo con Infobae en Vivo, Nachman afirmó que “la puerta de entrada del organismo” no debe considerarse solo como una suma de órganos aislados, sino como un sistema interconectado que determina no solo la salud física, sino también la calidad de vida y el ánimo de las personas.
Estas declaraciones fueron realizadas en Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, en diálogo con Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
En ese espacio, Nachman explicó el impacto integral de la alimentación, la socialización en torno a la comida y hasta cómo el placer tiene un rol saludable en la vida cotidiana. “El aparato digestivo es la mayor puerta de entrada del organismo al exterior, más allá del contacto que tenemos con la piel o la parte respiratoria, lo que llevamos a nuestra boca repercute en todo el organismo”, subrayó.
En una era de sobreinformación alimentaria, Nachman planteó que el auge de consejos y tendencias sobre qué comer “muchas veces genera una culpa desproporcionada por alimentos casuales” y que los extremos—tanto la rigidez como la permisividad total—son perjudiciales.
“Hay que evitar los extremos. Ni tratar de ser lo más puritano que se puede, ni una alimentación a base de ultraprocesados y hamburguesas todos los días. También tiene su costado sano el hecho de juntarse, disfrutar. Nadie come zanahoria y brócoli con amigos todo el tiempo, pero si comés picada todos los días, sepamos que estamos más predispuestos a otras patologías, como las cardiovasculares y las del sistema nervioso central”, advirtió el especialista.

El especialista recordó que comer tiene un fuerte componente emocional y social: “Hay mucho de ‘me arrepiento de lo que comí’, sobre todo porque dormí mal, porque hay malestar o porque me siento débil. Pero el alimento no es veneno: eso tenemos que desterrarlo absolutamente”.
“Veo en redes sociales que la gente aparece midiéndose la glucemia después de comer, y es enfermizo, sobre todo si es una persona que no tiene ninguna patología, que tiene buen peso y hace actividad física. Si no hay antecedentes, ¿por qué debería estar restringiendo ciertas cosas? Darse un gusto cada tanto, el placer, es importante también a nivel cognitivo”, defendió.
Insistió en que las restricciones solo adquieren sentido ante determinadas enfermedades: “Ahora, si ya estamos con un cuadro de sobrepeso, con resistencia a la insulina o con aumento de triglicéridos, uno debería replantearse: algo estoy haciendo mal, voy a modificar mis hábitos. Pero no se trata de vivir permanentemente midiendo los azúcares o arrepintiéndose de comer algo dulce”.

Consultado sobre los pilares de una alimentación equilibrada y saludable, Nachman fue enfático: “La base son las verduras, frutas, semillas, cereales integrales, legumbres, frutos secos. Eso es lo que más debería estar en nuestra alimentación. Pero no es lo único, ni nadie va a morirse por comer una hamburguesa o haberse dado una picada. Si eso es esporádico, no va a pasar nada”.
El jefe de Gastroenterología de la Fundación Favaloro reiteró que “todo está en la frecuencia y la cantidad”. Mencionó la importancia de combinar proteínas e hidratos de carbono, y criticó las dietas que excluyen o demonizan ciertos nutrientes sin justificación médica real.
“Lo ideal es combinar la alimentación, no solo hidratos de carbono, sino también proteínas, y en las cantidades adecuadas. Comer dulces todos los días claramente no es lo recomendable, pero el problema no es darse un gusto el fin de semana”.

La nota también abordó las principales consultas que recibe Nachman en el consultorio: “Lo más frecuente son los síntomas digestivos como distensión abdominal, cambios en el ritmo intestinal, dolor puntual. Pero si uno tiene un cambio notorio en las deposiciones o síntomas persistentes, nunca debe automedicarse. Siempre hay que consultar para descartar una patología orgánica más severa”, instruyó.
“A veces hay banderas rojas: el médico debe descartar primero patologías orgánicas y luego decidir si estamos frente a una enfermedad funcional (sin daño orgánico). Pero nunca hay que banalizar ni demorarse”, agregó.
“Está mal automedicarse, incluso con antiácidos o carbón activado. Siempre debe haber un seguimiento del médico, que evaluará no solo el diagnóstico inicial, sino la evolución y la necesidad de ir adaptando los tratamientos”. Entre las patologías digestivas más frecuentes, Nachman mencionó el reflujo (“que puede deberse a una hernia de hiato”), las enfermedades inflamatorias intestinales y los trastornos funcionales como el colon irritable.
El vínculo entre alimentación y defensa inmunológica ocupó parte del intercambio en el programa matinal: “Gran parte de la gestión del sistema de defensa está en el aparato digestivo. Un trabajo durante la pandemia demostró que quienes tenían mejor alimentación y hacían actividad física tenían menos infecciones y menor impacto del virus. Estilo de vida y hábitos pesaron más que cualquier suplemento”, recordó Nachman.
El gastroenterólogo señaló que, para la salud general, la actividad física es impactante: “Un estudio reciente en pacientes con cáncer de colon mostró que aquellos que participaron en un programa de caminatas regulares tras la cirugía y quimioterapia redujeron en un 28% la recidiva tumoral y en un 37% la mortalidad. Este es el poder de los hábitos saludables en la prevención”.
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