“No exageramos”, replicó Mikolaj, vecino de la ciudad de ód, muy cerca del poblado de Biaa Góra, en el centro del país, donde se encontraron restos de drones rusos.
“Si esos drones volaron hasta aquí, a 160 millas de la frontera con Bielorrusia, es de pensar que no se trató de un error o funcionamiento defectuoso”, subrayó.
En efecto, el Gobierno polaco cerró el espacio aéreo en el extremo noreste del país tras detectar la incursión de unos 20 drones rusos, que entraron en territorio de Polonia a través de Bielorrusia, aliado de Rusia.
Días después, Polonia volvió a cerrar brevemente parte de su espacio aéreo tras alegar "actividad militar no planificada", mientras Rusia lanzaba una nueva oleada de ataques contra Ucrania.
De hecho, aviones de combate de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron desplegados y las unidades de defensa aérea se pusieron en alerta la madrugada del domingo 28, según informó el Mando Operacional Polaco en un mensaje oficial.
Estos acontecimientos ponen de relieve el aumento de la tensión en la región, a medida que flaquean los esfuerzos diplomáticos para resolver la invasión de Rusia a Ucrania, lo que aumenta el temor de que un conflicto más amplio se extienda por Europa.
No obstante, el flujo de turistas a Polonia aumenta y sitúa al país entre los 20 más visitados del mundo. Aquí se percibe un gran orgullo por la historia, seguridad en las calles y mucho que admirar.
Antecedentes
Sí, hay cierto grado de preocupación y no es en balde. La historia recoge múltiples invasiones y ocupaciones del territorio polaco en 500 años: Los mongoles, los Caballeros Teutónicos, el Sacro Imperio Romano Germánico, los husitas de Bohemia, la Rus de Kiev, Rusia, Prusia, Austria, Suecia, la Alemania nazi y la Unión Soviética.
La ocupación nazi fue particularmente dolorosa: ciudades destrozadas, hacinamientos de judíos, campos de concentración y exterminios espeluznantes.
La Unión Soviética expulsó a los nazis de Polonia y un gobierno pro-Moscú fue establecido en el país tras la salida del Ejército soviético en 1945. Cuatro décadas después, tras un largo proceso libertario, impulsado por el movimiento sindicalista Solidaridad y la subsiguiente convocación de elecciones libres, el nuevo parlamento polaco abolió el poder del Partido Obrero Unificado Polaco en 1989. Se completó así la transición pacífica de un estado totalitario comunista a una democracia liberal.
Un año después, en 1990, el país vivió sus primeras elecciones presidenciales libres, que fueron ganadas por el líder de Solidaridad, Lech Wasa.
En ese tiempo, la Unión Soviética vivía su capítulo de desintegración que dio al traste con la hegemonía del Partido Comunista de la URSS y el comienzo de un alentador proceso democrático, que luego sucumbió a preocupantes cambios hasta el establecimiento de un poder restrictivo y represor, que hoy es encabezado por Vladimir Putin, y parece despertar la vieja leyenda del oso ruso imperial.
“Sean rusos zaristas, soviéticos o rusos otra vez, llevan las ansias de imperio en la sangre”, afirmó Mikolaj, quien estudió Diplomacia en la Universidad Estatal de Moscú en los años 1960, cuando estudiantes polacos eran enviados a la Unión Soviética a formarse en las lides del orden pro-soviético internacional.
“Como joven polaco entonces, que no tenía otra opción que aceptar lo que la dictadura de los comunistas me diera, conocí la verdadera esencia del pensamiento soviético y ruso. Es simplemente imponer sus principios, sea a la fuerza o mediante la persuasión”, argumentó.
“Y esa esencia no ha cambiado”, afirmó Mikolaj, que hoy vive en ód, una ciudad que aprendió de su pasado industrial y grandes tragedias durante la Segunda Guerra Mundial para convertirse en una vibrante urbe tras el establecimiento de la democracia y el sistema socioeconómico capitalista.
Presente
En Wrocaw, una esbelta ciudad repleta de historia y ejemplos de restauración, la preocupación es igualmente latente, aunque todos sigan sus vidas a diario como si nada sucediera.
“El mal recuerdo de la guerra es imborrable”, señaló Arek, licenciado en Historia.
“Los nazis comenzaron la guerra con sus invasiones, y después los soviéticos llegaron aquí. Sí, querían vencer a los nazis, pero bombardearon la ciudad y destruyeron aproximadamente el 80 %”, añadió.
Por supuesto, muchos agradecen al Ejército soviético por la liberación de los nazis, pero repudian que hayan dejado un gobierno pro-soviético que tardó 44 años en derrocar.
Entretanto, las fuerzas militares aliadas de la OTAN aseguran que responderán “con contundencia” cualquier ataque de Rusia a Polonia.
Hace unos días, cuando un reportero preguntó al presidente Donald Trump si ayudaría a defender a Polonia y los países bálticos, el mandatario estadounidense respondió: "Sí, lo haría, lo haré".
Estados Unidos, que cuenta con unos 10.000 militares estacionados en Polonia, es considerado el principal socio de seguridad del país europeo. A principios de septiembre, durante una visita a la Casa Blanca del nuevo presidente polaco, Karol Nawrocki, Trump declaró que pensaba enviar más tropas estadounidenses a Polonia.
Sin embargo, la opinión sobre cómo afrontar una invasión rusa está muy dividida en Polonia. La mitad de quienes opinan creen que la OTAN responderá y defenderá el país. La otra mitad no se siente segura y reclama estar preparados y solo confiar en los polacos.
“La historia nos enseña que hemos estado prácticamente solos ante todas las invasiones que hemos sufrido. Así que lo mejor es contar con uno mismo”, comentó Zuzanna, oriunda de Varsovia, la ciudad capital que conoció el horror de la guerra y la destrucción y hoy luce esplendorosa tras una larga reconstrucción.
A solo 148 millas de la frontera con Ucrania, la hermosa ciudad de Cracovia acoge a miles de ucranianos que huyen de la invasión rusa. Unos logran avanzar con sus respectivas profesiones y otros ocupan los puestos de trabajo que mantienen restaurantes y tiendas funcionando.
“Ver morir familiares y amigos y contemplar como misiles golpean la ciudad es muy duro”, comentó Kateryna, que llegó a Cracovia hace dos años cuando perdió el marido en el frente de batalla y la vida en Kiev se hizo insostenible.
“Sé que pensamos diferente a los rusos, pero no acabo de entender cómo es posible que quienes fueron nuestros hermanos hasta ayer nos golpeen hoy”, apuntó.
Objetividad
El presidente Nawrocki expuso categóricamente ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) el 23 de septiembre “la invasión de Rusia a Ucrania no solo es el conflicto más grave en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, sino también un punto de inflexión. El orden internacional actual se desmorona ante nuestros ojos”.
Y añadió: “Nos encontramos en un punto de inflexión histórico, en un momento en que las decisiones que se tomen hoy tendrán consecuencias para las próximas décadas. Debemos ser conscientes de ello. Por eso, como comunidad de estados democráticos, debemos considerar la situación actual como un campo de batalla por principios, cuya respuesta puede determinar el futuro de nuestra civilización”.
Concluyó: “El silencio anima al perseguidor, nunca al perseguido. Que estas palabras no sean solo una advertencia, sino también un llamado a la acción. A la acción, aquí y ahora”.