
Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Vladimir Putin dio la orden de invadir Ucrania, los países nórdicos viven en constante alerta. Además de su cercanía con Rusia, han sido blanco de amenazas desde el Kremlin y víctimas de sabotajes en el mar Báltico. En este contexto, Finlandia, Noruega, Dinamarca y Suecia se vieron en la obligación de jugar un papel crucial en el apoyo a Ucrania. Además, el impacto de la invasión rusa también llevó a una revisión profunda en las prioridades de defensa en esa región del Viejo Continente.
Durante el encuentro “Seguridad en el norte de Europa”, del que participó Infobae, los embajadores de esos países en Argentina -la representación danesa tiene sede en Brasilia- abordaron esas cuestiones y los desafíos que tienen por delante sus respectivos países en medio de un “nuevo orden mundial” desde la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos, y en plenas negociaciones de Washington con Moscú para alcanzar la paz en Ucrania.
Asimismo, los diplomáticos también expresaron su “total” respaldo al dilatado acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, y se pronunciaron sobre las recientes tensiones entre Dinamarca y Estados Unidos por Groenlandia.
“La lucha de los ucranianos no es sólo de ellos, sino también para toda Europa y por el orden internacional, la soberanía y la integridad de frontera”, remarcó Eva Bisgaard Pedersen, embajadora de Dinamarca en Brasil, quien destacó el compromiso de su país con la causa ucraniana al ser el cuarto mayor contribuyente en apoyo militar, destinando cerca de 9.400 millones de euros a Kiev desde el inicio del conflicto.

Según detalló, este apoyo no se limita al campo militar, sino también a los esfuerzos de “reconstrucción”, y a inversiones en sectores clave como la energía y la defensa, con el objetivo de fortalecer la industria ucraniana: “Nuestras donaciones militares también ahora se destinan a ayudar a los ucranianos a su propia producción de armas. Dinamarca dona para que ellos puedan hacer su propia industria de defensa”.
Comentó, además, que todos los países nórdicos comparten la visión de que necesitan fortalecer la defensa europea: “La época que hemos vivido desde la caída del muro, ya acabó, no la vivimos más. Tenemos la invasión rusa, el sabotaje y las amenazas que vivimos en el mar Báltico por parte de los rusos; y todos nosotros hemos subido nuestros gastos. Dinamarca en concreto está subiendo los gastos de 2% a 3%, y apoyamos totalmente la idea de que Europa necesita más poder tecnológicamente también en términos militares”.
Finlandia, por su parte, es tal vez el país que sigue más de cerca cualquier maniobra rusa. Es que los más de 1.300 kilómetros de frontera que comparte con la Federación rusa obligan a Helsinki a redoblar esfuerzos en materia de seguridad y defensa.
Durante el encuentro realizado en su residencia en Buenos Aires, la embajadora de Finlandia, Nicola Lindertz, recordó que su país fue invadido por la Unión Soviética en 1939, en lo que se conoció como la guerra de invierno: “Fue una guerra muy dura con una paz muy dura también; tuvimos que ceder territorios, integrar 300.000 desplazados, y fue luego un periodo de reconstrucción de la economía”.
Tras este oscuro periodo, Finlandia tomó medidas para fortalecer su seguridad interna, estableciendo pilares importantes como el servicio militar obligatorio, que sigue vigente en la actualidad. Sin embargo, Lindertz aclaró que este enfoque fue más allá del ámbito militar. Según indicó, también hubo una reconstrucción de la “resiliencia de la sociedad, que ahora lo llamamos seguridad integral”: “No sólo abarca la defensa militar, sino también estar preparados, cuidar las infraestructuras críticas, y que involucre a toda la sociedad -los privados, el gobierno-, pero también educar a los ciudadanos, como la educación mediática”. Este último aspecto, subrayó, es clave para combatir fenómenos contemporáneos como las noticias falsas.

La búsqueda de alianzas y el respeto al multilateralismo también se mantuvieron como ejes principales de la estrategia internacional finlandesa. Lindertz recordó cómo en los años 60 comenzaron a acercarse a otros países nórdicos y a organizar hitos significativos en el ámbito de la seguridad global. “Un hito fue también 50 años atrás, en 1975, cuando Finlandia convocó la conferencia de seguridad y cooperación en Europa. Hubo una cumbre muy importante, que por primera vez reunió a todos los involucrados de la seguridad en Europa, de Estados Unidos, de la Unión Soviética”. Este evento supuso un paso importante hacia una nueva era de cooperación internacional que culminó con el final de la Guerra Fría.
No obstante, la embajadora afirmó que la invasión rusa a Ucrania fue un catalizador que impulsó a Finlandia a reconsiderar su estrategia de seguridad y, finalmente, llevar al país a unirse a la OTAN en abril de 2023. Según indicó, la historia de su país tras la invasión soviética en 1939 permite entender por qué actualmente Helsinki está tan involucrada en apoyar a Kiev. Apoyo que desde el inicio de la agresión rusa se ha visto materializado con más de 3.000 millones de euros en asistencia militar, humanitaria, y hacia los refugiados ucranianos que se desplazaron hacia territorio finlandés.
“La invasión de Rusia cambió mucho para la seguridad del norte de Europa”, reconoció, en tanto, Halvor Sætre, embajador de Noruega en Argentina, quien agregó: “Como Finlandia, tenemos frontera con Rusia. Finlandia tiene una frontera muy larga, de casi 1340 km; nosotros tenemos 250 kilómetros. Pero también tenemos una costa estratégica, que está sirviendo la energía para Europa, y nos sentimos vulnerables”.
Pese a esa sensación de vulnerabilidad ante la amenaza rusa, destacó que en la actualidad, el hecho de que los cinco países nórdicos formen parte de la OTAN les permite “planificar de una manera completamente libre”: “Había mucha cooperación antes, pero ahora podemos planificar para una defensa integral”. Con más de 200 aviones caza en conjunto, los países nórdicos se coordinan ahora en ejercicios militares y adquisición de armamento.

Mientras el apoyo noruego a Ucrania sigue firme -asciende a cerca de 20.000 millones de dólares- Sætre sostuvo que es vital que los principales aliados, como el caso de Estados Unidos, “se mantengan involucrados”. Pero al mismo tiempo reconoció que “Europa necesita tomar más responsabilidad para su propia seguridad”.
“Noruega también está invirtiendo mucho más en defensa. Tenemos un desafío porque, como los demás países, bajamos la inversión en los últimos 20 años. No es fácil reconstruir un sistema de defensa tecnológico”, apuntó.
Consultado por Infobae sobre las actuales negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, el embajador noruego aseguró que su país está a favor “de todo lo que pueda hacer una paz justa y sostenible”. Pero aclaró: “Lo importante para nosotros es que para una negociación de paz, Ucrania debe ser lo central, y Europa también”.
Recordó, además, que “la guerra puede terminar hoy si Rusia lo decide”, y consideró “fundamental” que un eventual acuerdo no se ajuste a los deseos del Kremlin, “porque eso mostraría que uno puede llevar a cabo una guerra de agresión sin consecuencias” y “eso es inaceptable para nosotros”.
En ese sentido, Lindertz opinó que debe persistir la campaña de presión sobre Rusia a través de más sanciones “para que cambie su postura”: “No es fácil, es muy complicado. Por eso justamente nosotros pensamos también que hay que invertir más, hay que actuar muy unificados, hay que tomar más responsabilidades para la seguridad en Europa; eso implica también desarrollar la industria de defensa”.
Torsten Sven Ericsson, embajador de Suecia en Argentina, aseveró que para su país “el destino de Ucrania es fundamental”: “Para Suecia, el apoyo a Ucrania es un deber moral y una inversión indispensable en la seguridad e independencia de Europa, por lo que vamos a seguir apoyando a Ucrania políticamente, humanitariamente, militarmente y económicamente”.

Al respecto, destacó cómo su país, habiendo sido durante décadas una nación con una gran historia de neutralidad, no dudó en asistir a Kiev también con el envío de armas: “Para nosotros es la primera vez después de 1939, cuando Suecia también apoyó a Finlandia cuando fue atacado por la Unión Soviética, también con el apoyo de armas. Eso demuestra qué tan importante es el destino de Ucrania para nosotros como parte de Europa”.
Valoró, por su parte, que tras la caída del Muro de Berlín Suecia reforzó la cooperación en materia de seguridad con los países vecinos, así como con la OTAN. A los pocos años la Federación Rusa empezaba a “volverse menos democrática, más autoritaria y agresiva frente a países vecinos”.
El embajador sueco indicó que, aunque su país no tiene frontera con Rusia, está el mar Báltico, donde cada vez son más las denuncias de sabotajes perpetrados por Moscú, “y eso significa que si no hay seguridad en el norte de Europa, no hay seguridad para Suecia tampoco”.
Por eso, cuando Rusia atacó a Ucrania, el Gobierno, con gran apoyo popular, “cambió bastante rápidamente en favor de la adhesión de Suecia a la OTAN para crear una previsibilidad de que Suecia como Finlandia hacemos parte de esta solidaridad occidental de seguridad de que somos también cubiertos por el artículo 5 de defensa”.
Durante el encuentro, los embajadores de los países nórdicos también se refirieron al posible envío de tropas a Ucrania. “No es un tema actual para Noruega; no me parece muy realista”, respondió Sætre.
Lindertz, por su parte, explicó que, como consecuencia de la extensa frontera que comparte su país con Rusia, las tropas deben permanecer en su territorio.
Suecia y Dinamarca, en cambio, contemplan la posibilidad de desplegar tropas, siempre que se realice en el marco de un acuerdo de paz que sea aceptado por Ucrania y por Europa.

Este tema también fue abordado durante el encuentro con los embajadores nórdicos.
Al respecto, Pedersen señaló que su país destinó cerca de 2.000 millones de euros al refuerzo de la defensa de Groenlandia, una inversión que incluye nuevos buques polares, drones de largo alcance y mayor capacidad satelital. Este esfuerzo se suma al gasto total en defensa del país, que este año alcanzará el 3,2 % del PIB, lo que posiciona a Dinamarca entre los siete miembros de la OTAN que más invierten en este ámbito.
En ese contexto, la diplomática recordó que el gobierno danés mantiene con Estados Unidos un acuerdo que otorga a los norteamericanos un acceso militar amplio a la isla. “En un momento tenían siete bases y miles de tropas en Groenlandia; hoy solo queda una base militar, en Pituktik, donde estuvo el vicepresidente JD Vance, y menos de 200 personas”, señaló, al subrayar que existe margen para ampliar esa presencia en el marco de los acuerdos vigentes.
A pesar de su disposición a profundizar la cooperación con Washington y los demás miembros de la OTAN, tanto el gobierno de Groenlandia como el de Dinamarca consideran que las “continuas declaraciones del presidente norteamericano no son sostenibles”. “Podemos discutir con los americanos, a quienes consideramos aliados, pero por supuesto no podemos discutir la soberanía de nuestro país ni nuestra integridad territorial”, añadió Pedersen.
La embajadora aseveró que Groenlandia forma parte del Reino de Dinamarca desde hace siglos, con múltiples tratados que lo ratifican, y ese estatus ha sido reconocido por Estados Unidos durante más de 100 años. La reciente visita de JD Vance y los comentarios del presidente norteamericano han llevado al gobierno a manifestarse con claridad, en lo que califican como una “situación extraordinaria” para el país.
En esa línea, los embajadores de Noruega, Finlandia y Suecia expresaron su respaldo a su colega danesa en medio de las tensiones con Washington.