
En pleno apogeo de su carrera, Pedro Pascal se perfila como uno de los nombres más convocados de Hollywood y continúa reservando un estricto control sobre su vida personal. Mientras las salas de cine proyectan títulos como Materialistas y la esperada nueva entrega de Los 4 Fantásticos, el actor chileno transita un momento de alta exposición mediática, marcado por la promoción de producciones icónicas y la constante atención de fanáticos y prensa especializada.
De entre los diversos focos sobre su figura, uno de los más notorios en los últimos años ha sido su transformación física. Esta metamorfosis, sostenida a fuerza de disciplina y estrategias simples, ha despertado interés no solo por la magnitud del cambio —perdió cerca de 36 kilos— sino por la filosofía sencilla con la que encaró el reto. Lejos de rutinas sofisticadas o dietas de moda, el protagonista de “The Last of Us” y “Gladiator II” ha sido firme en resaltar la importancia de lo básico, tanto en el entrenamiento como en la vida diaria.
El proceso de transformación física de Pedro Pascal en los últimos años llamó la atención tanto de seguidores como de medios especializados. A sus 50 años, el actor chileno logró perder cerca de 80 libras y consolidar una imagen de fortaleza y energía renovada, manteniendo un enfoque alejado de complejidades o métodos extremos. Durante entrevistas realizadas en eventos promocionales de franquicias como Star Wars y en la producción de “The Last of Us”, Pascal eligió resaltar la importancia de una rutina sencilla y sostenible.

“Mi rutina de entrenamiento es solo lo básico”, declaró Pedro Pascal a Entertainment Weekly. Su fórmula, según relató en variadas oportunidades, se concentró en actividades diarias regulares, movimiento constante, descanso suficiente y una alimentación balanceada: “Levántate, haz algo, mantente ocupado, come bien, duerme”, enfatizó. Lejos de situarse como ejemplo inalcanzable, el actor compartió la convicción de que la constancia en lo simple puede derivar en resultados notables a lo largo del tiempo.
“No me pusieron ninguna directiva de estar en forma para la película, pero lo hice, principalmente para no lesionarme, y no funcionó. Me lesioné igual. Me puse más fuerte que nunca solo para poder interpretar el personaje, en serio”, añadió con humor al referirse al rodaje de Gladiator II.
La transformación de Pedro Pascal contó con la dirección de David Higgins, entrenador reconocido en la industria del cine. Higgins ya había trabajado junto al actor en rodajes previos, como Kingsman: The Golden Circle, y fue clave para planificar un método íntegro, principalmente basado en ejercicios de calistenia y de movilidad.

El inicio de la preparación tuvo lugar en el gimnasio de Higgins en Londres. Sin embargo, la filmación de “The Last of Us” en locaciones remotas de Canadá impuso la necesidad de rutinas que no dependieran del acceso a equipamiento sofisticado. Así, el método se adaptó a un formato donde la propia masa corporal se convirtió en principal herramienta de resistencia, alineándose con las características físicas del personaje de la serie.
“Se trató de muchos abdominales y movilidad, junto con calistenia”, describió David Higgins en entrevista con GQ. El entrenador programó rutinas especialmente diseñadas para atender cuestiones como la tensión lumbar y la fluidez de movimiento, aspectos relevantes para un actor en acción continua y de más de 48 años.
El circuito empleado por Pascal consistía en cinco rondas de ejercicios, con un minuto para cada movimiento y descansos de 30 segundos entre ejercicios y series. Entre los principales ejercicios, destacan los mountain climbers, split squats con apoyo en bancos o superficies elevadas, swimmers, push ups y plank. Todos estos ejercicios explotan el peso corporal del actor y fomentan el trabajo muscular integral, estabilidad y control del núcleo. Según Higgins, “los ejercicios corporales –cosas como mountain climbers, desplantes con peso corporal, puentes para glúteos, planchas– empezaron a sentirse más naturales después de un tiempo".

Entre las adaptaciones sugeridas para quienes desean replicar este sistema, Higgins hizo hincapié en la posibilidad de añadir peso adicional en movimientos como split squats, según el nivel individual, y en la necesidad de estirar o pausar en caso de molestias. Recomendó incorporar el circuito una o dos veces a la semana, sumándolo al programa regular de actividad física y estiramientos.
El consumo responsable de cafeína fue uno de los tópicos de interés mencionados, tras ser visto con seis shots de espresso durante una jornada de rodaje. Al respecto, Pascal consideró el café como un aspecto “muy personal” de su rutina, sin asignarle un rol central en el proceso de transformación.
El actor nunca visualizó su cambio físico como un objetivo superficial, sino como una forma de preparar su cuerpo para las exigencias laborales, disminuir el riesgo de lesiones y consolidar un estado general saludable. Esta perspectiva fue destacada por seguidores en redes y por la prensa, quienes valoraron un discurso despojado de promesas mágicas o estándares imposibles.
El seguimiento constante de hábitos saludables y la integración de ejercicio, alimentación balanceada y descanso, permitieron a Pedro Pascal lograr y sostener mejoras notables en su estado físico, como expresa el propio actor y confirma la evidencia visual durante sus apariciones públicas. La sinergia entre un entrenamiento funcional, la atención a la movilidad y la vida activa fuera del set constituyó el marco central para uno de los cambios corporales más celebrados en el cine reciente.