
A los 61 años, Brad Pitt sorprende por su apariencia juvenil y su físico atlético, atributos que se deben a una disciplina constante y a una transformación profunda en sus hábitos de vida.
El actor mantiene una imagen impecable gracias a una combinación de entrenamiento estructurado, alimentación equilibrada y cambios personales importantes.
El abandono de viejos hábitos coincidió con una etapa difícil marcada por la adicción al alcohol, situación que lo llevó a buscar ayuda en Alcohólicos Anónimos. Sobre esa experiencia, Pitt relató: “Cuando llegué al grupo estaba prácticamente de rodillas. Me pareció que eran hombres increíbles compartiendo sus experiencias, sus debilidades, sus tropiezos, sus deseos, sus dolores, y con mucho humor”.

Desde entonces, el actor apostó por una vida más equilibrada y afirmó: “Intento mantenerme en forma, comer sano y ser creativo”.
Durante su juventud, Pitt no siempre priorizó la salud. En una entrevista al pódcast de Dax Shepard, Armchair Expert, recordó: “Me despertaba, me ponía una pipa, me tomaba cuatro gaseosas con hielo y nada de comida”. Este estilo de vida quedó atrás hace años, cuando decidió modificar radicalmente sus rutinas.
El compromiso de Pitt con su bienestar físico se refleja en una rutina de entrenamiento exigente, diseñada y supervisada por entrenadores personales a lo largo de su carrera.
Trabajó con profesionales como Duffy Gaver, Gregory Joujon-Roche, David Lindsay y Rob Alonzo, quienes adoptaron sus métodos a las necesidades de cada personaje y etapa. Por ejemplo, para la película “Troya”, Gregory Joujon-Roche implementó un régimen intensivo que incluía entrenamiento de fuerza, artes marciales y yoga, con sesiones de hasta tres horas diarias, seis días a la semana, durante seis meses.
Este programa permitió a Pitt ganar aproximadamente 14 kg de masa muscular y mantener un 6% de grasa corporal. Para su papel en “El club de la pelea”, David Lindsay diseñó un plan que combinaba entrenamientos prolongados y una dieta estricta, logrando una transformación física notable.

Recientemente, Rob Alonzo incorporó técnicas de artes marciales y yoga para el combate en su preparación. Esto fortalece tanto el cuerpo como la mente del actor.
La rutina actual de Pitt incluye ejercicios de fuerza, ciclismo y artes marciales, actividades que realiza a diario salvo los domingos. Su entrenamiento se basa en el método de “entrenamiento dividido”, que consiste en trabajar diferentes grupos musculares cada día de la semana, al permitir una recuperación adecuada y evitar una sobrecarga de ejercicios.
Además, integra movimientos compuestos como dominadas, fondos y peso muerto, que activan varios grupos musculares simultáneamente y favorecen una postura equilibrada.
El componente cardiovascular, con actividades como correr y andar en bicicleta, le ayuda a mantener un bajo porcentaje de grasa corporal, mientras que las artes marciales y el yoga contribuyen a su estabilidad emocional y concentración.

En cuanto a la alimentación, el protagonista de F1 la película sigue una dieta cuidadosamente planificada bajo la supervisión de nutricionistas. Su menú diario se compone de proteínas magras como el pollo, carbohidratos complejos como el arroz integral y la quinoa, y grasas saludables provenientes de la palta, frutos secos y aceite de oliva.
El actor evita los alimentos procesados y la comida chatarra, optando siempre por ingredientes frescos que favorecen el desarrollo y mantenimiento muscular.
Entre sus bebidas preferidas se encuentran el té matcha, el jugo de arándanos y el agua con gas, mientras que el alcohol desapareció por completo de su dieta, una decisión vinculada tanto a su bienestar físico como a su historia personal.
La constancia y la asesoría profesional fueron pilares fundamentales en el mantenimiento físico de Pitt.
Desde su debut, Pitt adaptó su físico a las demandas de cada personaje, al recurrir a diferentes métodos de entrenamiento y alimentación según las exigencias del guion.