
El dictador norcoreano, Kim Jong-un, sufrió un embarazoso fracaso este jueves, cuando su más reciente destructor resultó dañado durante la ceremonia de botadura, especialmente organizada en la ciudad portuaria de Chongjin.
Enseguida, la prensa estatal describió el incidente como un “accidente”, mientras que el propio Kim habló de un “acto criminal” que respondió a “un comando inexperto” y a “negligencia operativa”, y prometió acciones para subsanar estos “errores irresponsables”.

La nave dañada en este incidente es la última gran incorporación de Pyongyang a su flota naval, con la que busca fortalecer su capacidad de ataque y defensa, en un contexto de crecientes alianzas entre Estados Unidos, Corea del Sur y los socios occidentales.
Según la agencia estatal KCNA, se trata de un destructor “multipropósito” de última generación, de unas 5.000 toneladas.
Pese a que el régimen no brindó detalles de sus características, imágenes satelitales del Astillero Chongjin sugieren que es de clase Choe Hyon, como lo era también el presentado a finales de abril. Son, según expertos, los más grandes de la flota naval norcoreana.
Este nuevo buque de guerra cuenta con importantes capacidades armamentísticas, que incluyen varios sistemas de armas integrados, entre ellas, antiaéreas, antinavales, de misiles balísticos y de crucero. Algunos expertos señalaron que podría estar equipado con misiles nucleares tácticos de corto alcance, aunque, hasta el momento, el régimen no tuvo éxito en sus esfuerzos por miniaturizar sus ojivas, lo que lo vuelve poco probable.

Asimismo, fue equipado con un cañón delantero y cargadores de tubos de misiles tanto en la zona de la proa como en la popa.
Según el régimen, ambos Choe Hyon fueron especialmente diseñados e integrados con “las armas más poderosas”, para “responder de manera decisiva” ante cualquier ataque, y habrían contado con el apoyo de expertos rusos, que brindaron sus servicios y conocimientos a cambio del envío de soldados para sus filas en Ucrania.
Si bien no se conoce con exactitud cuánto tiempo llevó su construcción, Kim se mostró en el Astillero a principios de marzo, en una visita especial que realizó para supervisar la obra. No obstante, la rapidez con la que finalizaron las tareas sugiere que muchos de los planes originales podrían haber sido alterados con el fin de alcanzar la fecha límite, por lo que sus capacidades reales podrían ser inferiores a las anunciadas.
De hecho, se esperaba que este buque estuviera listo para comenzar sus operaciones recién a principios del próximo año.

El apuro de Kim por presentar la nave se alinea con el aumento de las tensiones en la región, que llevó a países como Corea del Sur y Estados Unidos a estrechar sus vínculos y realizar maniobras militares conjuntas, en preparación para el posible estallido de un conflicto.
En respuesta a ello, Pyongyang no tardó en acercarse aún más a sus aliados autoritarios en la región, Rusia y China, y en concentrar sus esfuerzos para mejorar las degradadas capacidades de su Ejército.
“Debemos responder de manera decisiva a esta crisis geopolítica y a los acontecimientos en curso. Sólo cuando exista una fuerza naval poderosa que nadie pueda socavar, será posible defender la seguridad del país y del pueblo”, dijo semanas atrás durante un acto.

Como parte de su iniciativa, el régimen estaría trabajando también en un submarino estratégico de misiles guiados de propulsión nuclear, a la par que aumentó las pruebas con misiles balísticos.
“La RPDC (República Popular Democrática de Corea) nunca será un espectador ocioso de las actividades militares navales y submarinas de los enemigos, que amenazan seriamente la soberanía y los intereses de la RPDC mediante el despliegue constante de un gran número de activos estratégicos”, aseguró Kim.