La mayoría de los ataques de Donald Trump contra los medios de comunicación son ridículos. Sin embargo, su enfado por un documental de la BBC sobre él, emitido el año pasado, está justificado. Un episodio de “Panorama”, un prestigioso programa de actualidad, montó dos declaraciones inconexas del Sr. Trump para crear lo que parecía una incitación a la violencia el 6 de enero de 2021. Fue un caso flagrante de lo que el presidente estadounidense suele llamar “noticias falsas”.
Esta trampa tendenciosa contra el Sr. Trump se suma a una serie de errores editoriales. En febrero, un documental de la BBC sobre Gaza omitió mencionar que el padre del narrador, de 13 años, era un funcionario de Hamas. En junio, se emitió en directo una actuación del Festival de Glastonbury en la que se pedía la muerte de soldados israelíes. El director de la BBC, Tim Davie, hizo bien en dimitir esta semana, y puede que esto no sea el final. El Sr. Trump amenaza con demandar por mil millones de dólares. El Sr. Trump tiene menos poder de negociación sobre la BBC que sobre las cadenas estadounidenses a las que ha extorsionado anteriormente. Pero los críticos de la BBC en el país están aprovechando la crisis para renovar sus llamamientos a desmantelar la corporación.
Su principal acusación es de parcialidad. El periodismo de la BBC dista mucho de ser «corrupto», como afirma el Sr. Trump, y ofrece un mayor equilibrio político que muchas emisoras públicas europeas, cuyas audiencias tienden a inclinarse hacia la izquierda. Sin embargo, hay algo de cierto en la acusación de sesgo cultural. La edad y la región han sustituido a la clase social como las principales divisiones políticas en Gran Bretaña, lo que dificulta más que nunca que una organización joven con sede en Londres refleje las actitudes del país. Las encuestas muestran que los británicos de derecha están menos satisfechos con la BBC que los centristas y los de izquierda. Dado que todos deben pagar por la BBC, esta disparidad supone un problema.
No obstante, gran parte de las críticas a la corporación provienen de personas cuya solución preferida sería eliminarla. Cometerían un grave error. La BBC es una de las mayores fuentes de información original del mundo. En una época en la que los periódicos se debilitan y la televisión es absorbida por plataformas como Netflix que no emiten noticias, un futuro con una BBC News reducida o inexistente implicaría un mayor desconocimiento del mundo. La BBC ofrece lo que Estados Unidos necesita urgentemente: una fuente central de información veraz. Al mismo tiempo, desempeña un papel fundamental en la lucha contra las noticias falsas con servicios como Verify. Esta labor rara vez ha sido tan necesaria.
La BBC tiene aún mayor valor en el extranjero, donde constituye una fuente de influencia cultural para Gran Bretaña y un referente de los valores liberales en general. Estados Unidos ha intentado, erróneamente, silenciar a la Voz de América y recortar su ayuda a los medios de comunicación extranjeros, del mismo modo que China, Rusia y otros países invierten grandes recursos en difundir sus ideas autoritarias por todo el mundo. Las cinco páginas de noticias con más seguidores en Facebook son gestionadas por medios chinos que difunden su versión de las noticias en inglés. La página de la BBC ocupa el sexto lugar. Recortar la financiación en este momento sería un error fatal.
Por eso, la BBC debería reinventarse para centrarse en la programación esencial de servicio público que el mercado no ofrece. En la era del streaming, el público tiene una enorme variedad de opciones de entretenimiento, desde Disney+ hasta YouTube. Ante tal abundancia, es absurdo que los británicos se vean obligados a pagar por programas de la BBC como “Strictly Come Dancing”. Sería mejor convertir la rama de entretenimiento de la BBC en un servicio opcional y reforzar su vital servicio informativo con una fuente estable de financiación pública independiente, ya sea mediante un canon o impuestos generales.
Una BBC con un enfoque más preciso estaría mejor preparada para desenvolverse en un panorama mediático en constante y vertiginosa evolución. La corporación se ha visto frenada por la inercia burocrática y una estructura de gobierno engorrosa. Una reestructuración podría incluir la sustitución de su cúpula directiva, actualmente enfrentada en disputas, por personas interesadas en mejorar la cobertura de la BBC, en lugar de limitarse a defenderla o sabotearla. Una BBC fuerte es buena para Gran Bretaña y para el mundo. Una BBC torpe se convertirá en un lastre.
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