Fuente de la imagen, Xiqing Wang/ BBC
- Autor, Laura Bicker
- Título del autor, Corresponsal en China, BBC News
3 horas
"Trump es un loco", dice Lionel Xu, rodeado de kits de repelentes de mosquitos de su empresa que durante tiempo fueron superventas en las tiendas Walmart de Estados Unidos.
Ahora esos productos hechos en China están apilados en cajas en un almacén y seguirán allí a menos que el presidente Donald Trump levante los aranceles del 145% impuestos sobre los productos del país asiático que se exportan a Estados Unidos.
"Esto es muy duro para nosotros", se lamenta Xu.
Alrededor de la mitad de los productos fabricados por su empresa, Sorbo Technology, se venden en el país norteamericano.
Es una empresa pequeña para los estándares chinos con unos 400 trabajadores en la provincia de Zhejiang. Pero no son los únicos que sufren las consecuencias de esta guerra comercial.
"Estamos preocupados porque, ¿si Trump no cambia de opinión?... Sería peligroso para nuestra fábrica", afirma Xu.
Cerca de allí, Amy ayuda a vender heladeras en un local de la empresa Guangdong Sailing Trade Company. Sus principales compradores, entre ellos Walmart, también están en Estados Unidos.
"Ya hemos parado la producción", dice. "Todos los productos están en el almacén".
Lo mismo ocurría en casi todos los locales de la Feria Cantón en el polo comercial de Guangzhou.
Al hablar con la BBC, Xu se está preparando para almorzar con unos compradores australianos. Han venido en busca de ofertas y esperan que la situación haga caer los precios.
"Ya veremos", dice el comerciante sobre los aranceles de EE.UU.. Cree que Trump dará marcha atrás.
"Quizá mejore en uno o dos meses. Tal vez, tal vez", añade con los dedos cruzados.
Fuente de la imagen, Xiqing Wang/ BBC
La semana pasada, el presidente Trump suspendió temporalmente la gran mayoría de los aranceles tras la caída de las bolsas mundiales y la venta masiva de bonos estadounidenses.
Pero mantuvo los gravámenes a la importación dirigidos a los productos chinos enviados a Estados Unidos. Pekín respondió imponiendo sus propios gravámenes del 125% a las importaciones estadounidenses.
Esto ha desconcertado a los comerciantes de más de 30.000 empresas que han acudido a la feria anual para mostrar sus productos en varios pabellones de exposición del tamaño de 200 campos de fútbol.
En la sección de artículos para el hogar, las empresas exponían de todo, desde lavadoras a secadoras, pasando por cepillos de dientes eléctricos y exprimidores. Los compradores acuden de todo el mundo para ver los productos y hacer sus compras.
Pero el precio de una batidora o una aspiradora procedentes de China con los aranceles añadidos es ahora demasiado elevado para que la mayoría de las empresas estadounidenses puedan trasladar el costo a sus clientes.
Los problemas al interior
Las dos mayores economías del mundo han llegado a un punto muerto y los productos chinos destinados a los hogares estadounidenses se acumulan en las fábricas.
Los efectos de esta guerra comercial se dejarán sentir probablemente en las cocinas y las salas de estar de todo Estados Unidos, que ahora tendrán que comprar estos productos a precios más elevados.
China ha mantenido su postura desafiante y ha prometido luchar en esta guerra comercial "hasta el final".
Es un tono que también emplearon algunos en la feria. Hy Vian, que quería comprar unos hornos eléctricos para su empresa, restó importancia a los efectos de los aranceles.
"Si no quieren que exportemos, pues que esperen. Ya tenemos un mercado interno en China, daremos los mejores productos a los chinos".
Fuente de la imagen, Xiqing Wang/ BBC
Con una población de 1.400 millones de habitantes, China en teoría tiene un mercado interno fuerte.
Las autoridades chinas también han intentado estimular el crecimiento en una economía aletargada, animando a los consumidores a gastar.
Pero no está funcionando. Gran parte de la clase media del país ha invertido sus ahorros en la compra de la vivienda familiar, solo para ver cómo los precios de sus casas se desplomaban en los últimos cuatro años. Ahora quieren ahorrar dinero, no gastarlo.
Aunque China esté mejor situada que otros países para capear el temporal de lso aranceles de Trump, la realidad es que sigue siendo una economía impulsada por las exportaciones. El año pasado, las exportaciones representaron alrededor de la mitad del crecimiento económico del país.
Mano de obra para EE.UU.
China también sigue siendo la fábrica del mundo: Goldman Sachs calcula que entre 10 y 20 millones de personas trabajan en China solo en las exportaciones a Estados Unidos.
Algunos de sus trabajadores ya se están resintiendo.
No muy lejos de la feria comercial en Guangdong hay talleres de confección de ropa, zapatos y bolsos. Es el centro de fabricación de empresas como Shein y Temu.
Cada edificio alberga varias fábricas en varias plantas donde los trabajadores trabajarán 14 horas al día.
En una acera cercana a unas fábricas de calzado, unos cuantos trabajadores se reunían para charlar y fumar.
"Las cosas no van bien", dice uno, que no quiere dar su nombre. Su amigo le pide que no hable. Señalar dificultades económicas puede ser arriesgado en China.
"Hemos tenido problemas desde la pandemia y ahora está esta guerra comercial. Antes me pagaban 300-400 yuanes (US$40-54) al día, y ahora tendré suerte si me dan 100 yuanes al día".
Fuente de la imagen, Xiqing Wang/ BBC
El obrero dice que es difícil encontrar trabajo hoy en día. Otras personas que fabrican zapatos en la calle también nos contaron que solo ganan lo suficiente para llevar una vida básica.
Mientras algunos en China se sienten orgullosos de sus productos, otros sienten el dolor del aumento de los aranceles y se preguntan cómo acabará esta crisis.
Un punto muerto
China se enfrenta a la perspectiva de perder un socio comercial que le compra bienes por valor de más de US$400.000 millones al año, pero el dolor también se dejará sentir en el otro lado, ya que los economistas advierten de que Estados Unidos podría encaminarse hacia una recesión.
A la incertidumbre se suma el presidente Trump, conocido por sus maniobras arriesgadas. Ha seguido presionando a Pekín, que se ha negado a dar marcha atrás a los aranceles recíprocos.
Sin embargo, Pekín ha dicho que no añadirá más a la tasa actual del 125% sobre los productos estadounidenses. Podrían tomar represalias de otras maneras, pero ofrece a las dos partes un respiro tras una semana que desató una guerra económica.
Al parecer, apenas hay contactos entre Washington y Pekín y ninguna de las partes parece dispuesta a sentarse a la mesa de negociaciones a corto plazo.
Fuente de la imagen, Getty Images
Mientras tanto, algunas empresas de la Feria Cantón aprovechan el evento para intentar encontrar nuevos mercados.
Amy espera que sus máquinas para hacer helados tomen una nueva dirección.
"Esperamos abrir el nuevo mercado europeo. Quizá Arabia Saudita y, por supuesto, Rusia", añade.
Otros creen que aún se puede ganar dinero en China. Entre ellos está Mei Kunyan, de 40 años, que dice ganar unos 10.000 yuanes (US$1.360) al mes en su empresa de calzado que vende a clientes chinos. Muchos grandes fabricantes de calzado se han trasladado a Vietnam, donde la mano de obra es más barata.
Mei también se ha dado cuenta de algo que las empresas de su entorno están descubriendo ahora: "Estados Unidos es demasiado complicado".
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.