Charlie Kirk no solo fue una figura política de relevancia, fue un joven que desde su adolescencia supo poner sus dones de elocuencia al servicio de la sociedad. Una sociedad que él quería reconstruir en el país que amaba y sabía perdido.
Charlie llevaba el método socrático intrínseco en su ser. Y lo practicaba. Esa técnica de diálogo en donde por medio de preguntas y respuestas se exploran las ideas, se desafían las suposiciones del contrario y se descubre la verdad, entre dos.
Es decir, Charlie ejercía el oficio más peligroso del mundo en la actualidad: el derecho a dar su opinión. El derecho a disentir del otro. El derecho a pensar y comunicar públicamente su idea.
Como Sócrates, el joven Charlie Kirk, con tan solo 31 años, continuaba una misión que comenzó desde su escuela secundaria. Visitaba campus universitarios para, bajo una carpa pública, reunir multitudes e invitarlas a jugar Prove me wrong, demuéstrame que estoy equivocado, se traduciría al español.
Por medio de este ejercicio de pensamiento, se sentaba a contestar preguntas retadoras, de contenido político, de visión de la actualidad de los Estados Unidos y del mundo.
Así, guiaba a sus interlocutores a clarificar o contestarse sus propias preguntas. Con un sentido común aplastante, un diálogo basado en hechos comprobables y una culta ironía socrática, provocaba que cada una de las ideas contrarias quedara desarmada.
El arte de la mayéutica, el de "dar a luz" el conocimiento que ya reside en la otra persona, era el arte de Kirk.
Por ello, Charlie Kirk arrasaba con masas, sobre todo de jóvenes. Pero por eso, también, provocaba hasta la ira a sus contrincantes de pensamiento; porque para muchos no hay nada más irritante que el enfrentar su propia ignorancia o el engaño al que han sido sometidos por años.
Esa situación conlleva a dos posibles situaciones:
Uno: A la disonancia cognitiva, que no es más que la negación -de facto- mental, de una idea que le ha sido inoculada, pero que, ante la presencia de la verdad, contraria a ese pensamiento, argumentable y comprobable, pues la mente se protege y la niega.
Dos: Que el nivel de adoctrinamiento y manipulación psicológica sea tan grande, que la persona no pueda ver su error o engaño, de ninguna manera y, por ende, se le imposibilite tener el más mínimo razonamiento crítico.
Esto, inequívocamente, conduce a la violencia… al violento.
Ese tipo de personas, sabiéndose impedidas de pensar, argumentar y debatir, recurren entonces a silenciar, aniquilando al otro.
El legado de Kirk
Charlie Kirk no solo fue el fundador y presidente de Turning Point USA, la organización de jóvenes activistas conservadores más grande y de mayor crecimiento del país, con más de 250.000 estudiantes miembros y presencia en más de 2.000 campus de preparatoria y universidades de todo el país. Charlie también fue un poderoso comunicador y presentador de su propio espacio de contenido político, con más de 4 millones de suscriptores tan solo en una de sus redes sociales.
Se oponía a la manipulación ideológica y política de los medios, al control absoluto de las armas por parte del gobierno, a la masificación del odio a la fe y la práctica religiosa, se oponía al control del gobierno sobre la libertad del ciudadano y al aborto como forma superflua de planificación familiar.
Esos puntos lo llevaron a ser objeto de crítica y tergiversación por parte de sus detractores, acrecentándose cuando pasó a formar parte de las poderosas voces de apoyo al presidente Donald Trump en 2016.
Ello lo descalificaba de tajo para quienes se hacen llamar liberales, pero que no son más que seres que repiten un patrón de pensamiento. Cuando Kirk los confrontaba con su Prove me wrong, muchos abrían los ojos y eso, según un pensamiento malévolo, había que silenciarlo, porque era altamente peligroso.
Charlie no era un simple activista conservador, era un revolucionario.
Un joven visionario que, en 2012, con tan solo 18 años, fundó la organización Turning Point USA y la convirtió en un poderoso bastión de lucha contra la destrucción de los EEUU.
El marxismo ideológico carcome Occidente
El marxismo ideológico se ha apoderado de las entrañas de Occidente y de las palabras. Como siempre, saben que quien controla el mensaje controla el relato y quien controla el relato controla las masas. Por ello, se adueña de conceptos que, luego repetidos hasta el cansancio – como Goebbels–, pasan a ser parte del pensamiento de masas y del inconsciente colectivo.
Y eso, Kirk lo sabía. Por eso, parte fundamental de la misión con su organización Turning Point USA era la de la pedagogía sin ideología woke.
De esa manera liberaba el pensamiento de los jóvenes de una doctrina globalista, mordaz y manipuladora. Una doctrina que invita a la hipersexualización de los niños, al ateísmo, a la confusión de géneros, a la mutilación de órganos sexuales, al rechazo a la patria, al decoro y a los valores fundamentales.
Una doctrina muy bien estructurada, dirigida desde organismos transnacionales, como la ONU, que invita a erosionar fronteras, destruir sociedades, identidades y naciones, bajo el nombre de globalismo. Maquillados de buenas intenciones han conducido, con sus artilugios falaces, a la pérdida de la civilización occidental.
Charlie Kirk entendía muy bien esto. Por ello ,gran parte de su corta vida la dedicó a la verdadera liberación de muchos.
Y es que, al día de hoy, no hay nada más liberal que lo que llaman conservador, porque son quienes verdaderamente defienden las libertades individuales.
No hay nada más contrario a la democracia que un miembro del Partido Demócrata.
No hay nada más representativo de la muerte y la guerra que esos stalinistas modernos que enarbolan banderas de paz, amor y unidad que no practican, pero sí tachan al contrario de guerrerista, odiador y divisionista.
Así pretendieron manchar una y otra vez, la imagen de Kirk, con campañas masivas de desinformación, pero no pudieron.
Lo calificaban falsamente de promover el uso irresponsable de armas, o de distribuidor de teorías de conspiración o de promotor de odio a grupos LGBT, mientras Kirk practicaba los principios del cristianismo y la salvación del pensamiento libre y crítico.
Por ello tal vez son explicables los niveles de inhumanidad que se han apoderado de militantes del pensamiento más radical en, incluso, miembros del congreso de los EEUU, en donde varios rechazaron y abuchearon el pedido de un minuto de silencio por parte de la bancada republicana, en honor a Charlie Kirk, el 10 de septiembre de 2025, tan solo minutos después de saberse que había fallecido.
Por ello, tal vez es comprensible que una mujer tan joven, como lo era Kirk, pero del ala del Partido Demócrata, como lo es Alexandria Ocasio-Cortez, se haya atrevido alguna vez a argumentar que “Los supuestos debates de Charlie Kirk no son más que campañas de reclutamiento para la intolerancia y la división; su organización está envenenando nuestros campus con retórica tóxica que silencia las voces reales”.
(Declaración de la congresista Ocasio-Cortez de marzo de 2024).
El monstruo en las entrañas de EEUU
Estados Unidos está atravesando las consecuencias de un monstruo que ha dejado construir en sus entrañas.
La nación ícono de las libertades, el progreso y el poderío mundial, está tomada. Y la única forma de destruir a los Estados Unidos es desde dentro. Eso lo saben bien sus detractores.
Eso lo saben quienes mandaron a asesinar a un libre pensador, visionario, líder político, practicante del pensamiento crítico, movilizador de masas, ejemplo y guía de juventudes, comunicador excepcional, motor espiritual de fe, la elocuencia y el racionalismo personificados.
Un apasionado defensor de la libertad de expresión, que con su vida abrió caminos de libertad a millones de seres humanos.
Algunos de sus detractores celebran. Como un reflejo de la ignominia que hoy vivimos, en redes sociales, se puede comprobar el festejo de aquellos que, cegados por el odio, no escatiman en dejar registrados sus mensajes inhumanos.
Algunos medios hegemónicos de línea demócrata, también, sin decoro alguno, se atreven a emitir opiniones en detrimento de un joven asesinado, por el simple hecho de no estar de acuerdo con sus ideas.
Quien hoy no se conduele con este espantoso asesinato y lo celebra, tiene sembrada en su alma la raíz más profunda de la maldad. Ello denota el detrimento intelectual y moral de la nación estadounidense, en donde la vida y el decoro humano van en franca desaparición.
Los minutos finales de Kirk
Charlie Kirk, como muchas otras veces, llenó la plaza pública. La universidad de Utah Valley fue el último espacio que lo acogió en vida. Cerca de tres mil jóvenes se congregaron a disfrutar del debate de ideas, lo aplaudieron, se asombraron con sus contundentes respuestas, sonreían, aprendían, hacían parte activa de esa gran labor pedagógica que Charlie llevaba desde hacía más de una década. Compartiendo lo que él, apasionadamente, creía correcto y fundamental para la reconstrucción y la salvación de su patria.
Una pancarta con el título de su gira: The Great American Comeback – El gran regreso de los EEUU quedó como evidencia de su lucha y legado.
Las multitudes apostadas hasta en los balcones universitarios y la fuerte energía de los millennials y generación Z, gozando entre risas el contrapunteo de ideas, respaldan el gran aporte que deja Kirk en estas nuevas generaciones.
Kirk fue vil, criminal y cobardemente asesinado en la plaza pública, frente a miles de jóvenes universitarios que huyeron despavoridos al escuchar el tiro y hoy necesitan consuelo, no solo psicológico, sino también de reconstrucción de patria. Allí la vida de Charlie fue cegada por un disparo preciso en su cuello mientras profería palabras esclarecedoras sobre la violencia que se ha tomado a los Estados Unidos.
Su asesinato confirma y valida lo acertado que siempre estuvo en su visión del mundo.
Confirma el poder inmenso e influyente de esa voz que tuvieron que silenciar, porque no pudieron refutar con argumentos veraces.
Ratifica lo correcto y atinado de su mensaje.
Pero su asesinato no lo silenció; su voz hoy se ha amplificado y recorre ya no solo los Estados Unidos, sino el mundo.
Su asesinato ha catapultado su visión y misión, mientras su país amado le rinde hoy tributo con banderas a media asta.
Su vida, al igual que su muerte, deja un legado factual de cómo la palabra y el pensamiento deben defenderse con vehemencia hasta el final.
Publicado en el Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²).