
El desarrollo de nuevas tecnologías de drones de ataque por parte de Rusia ha complicado el abastecimiento de la ciudad ucraniana de Kostyantynivka, ya que estos dispositivos, conectados por cable de fibra óptica para evitar interferencias electrónicas, ahora alcanzan hasta 40 kilómetros (25 millas), el doble de su alcance del año anterior.
En este contexto, las fuerzas rusas han logrado en mayo avances territoriales en Ucrania a un ritmo no visto desde finales de 2022, intensificando su ofensiva de verano con el objetivo de proyectar en Occidente la imagen de que una victoria del Kremlin es inevitable, según reportó The Wall Street Journal.
De acuerdo con el medio estadounidense, la ofensiva rusa no se limita a la obtención de territorio, sino que busca influir en la percepción de los líderes occidentales, transmitiendo la idea de que cualquier ayuda adicional a Kyiv sería en vano.
Analistas citados por ese medio sostienen que el Kremlin intenta forzar a Ucrania a aceptar sus condiciones, que equivalen prácticamente a una rendición, mientras que el gobierno ucraniano procura resistir y causar suficientes bajas a las fuerzas rusas para que Moscú reconsidere el costo de continuar el conflicto.
El avance ruso se ha acelerado en los últimos meses, tras un periodo de estancamiento y combates costosos para ambos bandos. Según explicó George Barros, analista del Institute for the Study of War en Washington, el Kremlin busca aprovechar su superioridad numérica obligando a Ucrania a defender una línea de frente de casi 965 kilómetros (600 millas).
Barros afirmó: “El centro de gravedad de esta guerra no es el terreno, sino el espacio de percepción en las capitales occidentales”. Añadió que, mientras el mapa muestre avances rusos, Moscú puede argumentar que está progresando y cuestionar la utilidad de seguir financiando a Ucrania.

Uno de los focos principales de la actual ofensiva es Kostyantynivka, ciudad clave en el este de Ucrania por su importancia logística y su ubicación en el borde de la línea de combate. Según detalló The Wall Street Journal, tras un avance reciente al sur de la ciudad, las tropas rusas rodean Kostyantynivka por tres flancos.
Un teniente ucraniano que combate en la zona describió que “la ciudad se está transformando rápidamente en una línea de frente”. Los ataques con drones rusos, cada vez más frecuentes y precisos, han puesto en riesgo las rutas de suministro y los vehículos que abastecen a las fuerzas ucranianas en la ciudad. Aunque las redes defensivas han demostrado cierta eficacia, su implementación sigue siendo limitada.
En el norte, las fuerzas rusas han repelido a los soldados ucranianos que el verano pasado lograron tomar partes de la región rusa de Kursk mediante un ataque relámpago. Ahora, según el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Rusia ha concentrado más de 50.000 soldados en la zona y, en días recientes, estos contingentes han cruzado la frontera hacia la región ucraniana de Sumy, según analistas de fuentes abiertas citados por The Wall Street Journal. Un sargento ucraniano que combate en la región relató que los pueblos cercanos a la frontera han quedado prácticamente arrasados y que los rusos superan en número a los ucranianos en una proporción de dos a uno.
El objetivo inmediato de las fuerzas rusas parece ser la localidad de Yunakivka, donde los ucranianos han establecido posiciones defensivas y almacenan equipo.
Sin embargo, el sargento advirtió que “su objetivo real es Sumy”, la capital regional, situada a menos de 32 kilómetros (20 millas) de la frontera. Otro infante ucraniano en la zona señaló que la superioridad rusa en drones dificulta tanto el traslado de suministros como la evacuación de heridos, incrementando los riesgos para las tropas defensoras.
Según sus palabras, “el enemigo busca dispersar nuestras fuerzas a lo largo de un frente extenso, agotar nuestros recursos y desgastarnos”. Aunque por ahora las posiciones se mantienen defendibles, anticipó que la presión aumentará durante el verano.
En otras áreas donde el avance ruso se ha estancado, Moscú mantiene los ataques con la intención de obligar a Ucrania a desplegar tropas y recursos. Alrededor de Pokrovsk, los asaltos rusos se producen a todas horas, aunque no han logrado avances significativos en meses.
Un capitán ucraniano en la zona explicó que “quieren llegar a la frontera con la región de Dnipropetrovsk; para ellos es importante simbólicamente. Por eso siguen cruzando campos abiertos y muriendo allí”.
Las autoridades ucranianas también han informado que Rusia está reforzando sus tropas en la región de Zaporizhzhia, donde unidades de fuerzas especiales ucranianas han sido desplegadas para contener una posible ofensiva.
Un teniente ucraniano en el área de Kostyantynivka advirtió: “Esperamos un empeoramiento de las condiciones en todas las direcciones este verano. El personal está exhausto. No hay suficientes rotaciones. Todos están operando al límite de sus capacidades”.
El estancamiento de las negociaciones de paz ha devuelto la atención al campo de batalla, donde ambos bandos buscan inclinar la balanza a su favor. Según el análisis de Rob Lee, investigador del Foreign Policy Research Institute, no se prevé un colapso de las líneas ucranianas, pero si las fuerzas rusas logran acercarse a Sumy, el Kremlin podría aumentar su influencia en eventuales negociaciones.
La estrategia rusa de atacar en múltiples frentes, aprovechar su ventaja en número de soldados y tecnología de drones, y mantener la presión constante, responde a un objetivo más amplio: convencer a los gobiernos occidentales de que la resistencia ucraniana es insostenible y que cualquier apoyo adicional sería inútil.