
El caos y la confusión se extendieron por toda España, que sufrió un masivo apagón que dejó al país sin luz este lunes, mientras las autoridades desalojaban a las personas de las estaciones de metro y tren que quedaron paralizadas.
Confundidas y temerosas, muchas personas se lanzaron a las calles a retirar efectivo de los cajeros, mientras otras intentaban en vano encontrar una señal telefónica para comunicarse con sus seres queridos.
Carlos Condori estaba viajando en el metro de Madrid cuando el apagón detuvo abruptamente el tren.
“Se fue la luz y el vagón se detuvo”, pero afortunadamente el tren logró avanzar lentamente hasta la plataforma, dijo a AFP este obrero de 19 años fuera de la estación de metro del Banco de España, en el centro de la capital española.
La gente se quedó “atónita, porque esto nunca había pasado en España”, añadió.
“No hay ni cobertura, no puedo llamar a mi familia, a mis padres, nada. No puedo ni siquiera ir al trabajo”, agregó.
En la Plaza de Cibeles, uno de los monumentos más emblemáticos y concurridos de la ciudad, el apagón que dejó inutilizados los semáforos desató una cacofonía de sirenas, silbatos y bocinas de vehículos mientras la policía trataba de controlar el caos del tráfico.
Trabajadores de oficina desconcertados se congregaban en las calles con sus computadoras inservibles, mientras que otras personas decían sentirse aliviadas de no haberse quedado atrapados en ascensores.
Marina Sierra, estudiante de 16 años, intentaba contactar con su padre mientras pensaba en una manera de poder volver a su casa, en los suburbios de Madrid.
“Nos han tenido que evacuar rápido” del colegio en el que estudia, dijo.
“Me estoy quedando impactada porque está todo como superdescontrolado”, aseveró.
El caos también se apoderó de Barcelona, la capital de Cataluña, donde lugareños y turistas por igual inundaron las calles en un intento desesperado por averiguar qué estaba sucedido.
La estudiante Laia Montserrat, que vive a una hora de Barcelona, estaba en medio de una presentación cuando ocurrió el apagón.
“Se han apagado las luces y ha empezado a sonar la alarma”, recuerda Montserrat, de 19 años.
“Como no volvía internet nos han dicho que nos fuéramos a casa y le hemos preguntado a una policía por qué no había internet ni nada, tampoco había trenes”, cuenta.
“Y nosotras nos tenemos que ir a casa en tren”, explica preocupada Mireia Llahí, otra estudiante de 19 años.
En Madrid, Pilar López intentaba poner en perspectiva la confusión y el pánico de otras personas preocupadas por la comida que habían dejado en sus refrigeradores.
“Hemos sufrido una pandemia, no creo que esto sea peor dijo la mujer de 53 años que trabaja en educación superior.
“Es algo que no nos había pasado nunca antes. Entonces es como todo, ¿sabes? Hasta que uno se acostumbra y empieza a pensar que esto tampoco es el fin del mundo”, agrega.
(por Imran MARASHLI, con Rosa Sulleiro en Barcelona, AFP)