
¿Durará? La duda proviene que, a mi juicio, la frontera más peligrosa de la tierra no es Ucrania como tampoco Gaza. Es Cachemira en Asia, por la sencilla razón que quienes se la disputan (junto a regiones como Jammu y Ladatk) son potencias nucleares, existiendo cierto consenso que tanto India como Pakistán superan hoy fácilmente el centenar de ojivas nucleares. La primera explosión de India, llamada “Buda Sonriente” tuvo lugar el 18 de mayo de 1974, mientras que la primera de Pakistán, conocida como la “Bomba Musulmana”, ocurrió el 28 de mayo de 1998, consistiendo en cinco explosiones subterráneas y simultáneas.
En ambos casos fue sorpresivo para las otras potencias atómicas, pero el mayor peligro de esta situación no solo consiste en la posesión de armas de destrucción masiva, sino en un contexto histórico de enorme animosidad, de gran presión de la opinión pública en ambos, y con enfrentamientos bélicos en 1949, 1965 y 1971, además que el propio origen de estos países está vinculado a una tragedia, que no ha sido olvidada, ya que junto a la independencia hubo un trasvasije de población que causó cientos de miles de muertos y millones de desplazados en enfrentamientos, de persona a persona, que se inició junto con la partición que hiciera el imperio británico, naciendo ambas formalmente, una junto a la otra, India el 15 de agosto de 1947 y Pakistán el 14 de agosto, aunque separada entre el Pakistán occidental y el Pakistán oriental, región que bajo el imperio británico se conocía como Bangala, y que tenía su propia singularidad, aunque compartiera la misma religión. Esa separación de más de mil kilómetros por territorio indio no perduró, y en la guerra de 1971, nació un nuevo país, el octavo más poblado del mundo, Bangladesh.
Durante la guerra fría, EEUU y la Unión Soviética desarrollaron todo un conjunto de normas para evitar un enfrentamiento directo, y a pesar de que tuvieron varias guerras a través de terceros países, nunca dirigieron las armas contra el otro, toda una excepción histórica entre superpotencias a las que todo lo separaba, superando situaciones tan peligrosas como Cuba en 1962, dando muestra de gran responsabilidad al evitar también toda proliferación nuclear, sobreviviendo incluso ese principio al caos que siguió a la disolución de la Unión Soviética y convenciendo EEUU y el Reino Unido, tanto a Ucrania como a Bielorrusia de renunciar a las bombas que dejó en esos territorios esa desaparición, situación que es hoy lamentada abiertamente en Kiev.
A pesar de que, como potencias regionales con un historial de animosidad y guerras, tanto Pakistán como India han buscado imitar ese comportamiento, no hay evidencia que ello esté totalmente internalizado entre todos sus políticos y militares como tampoco en la población, tanto que el principio de no ser el primer país en utilizar esas bombas no es parte de la doctrina, no al menos en lo que ha sido sancionado como ley en los dos países.

Incluso, en los días actuales donde Rusia agregó a la doctrina que heredó de la URSS, que además del uso tradicional estilo Hiroshima, hoy las armas nucleares existirían no solo para su uso estratégico, sino también su uso táctico en el campo de batalla si la guerra no opera a su favor, lo que sin duda ha actuado como disuasión exitosa contra la OTAN, además de ser hoy base de su doctrina militar. Al respecto, no hay evidencia que Pakistán disponga de esa capacidad de uso táctico, aunque si lo posee la India según el prestigioso RUSI británico, siendo hoy parte de su superioridad en recursos sobre Pakistán, pero en el cuadro bélico que podría enfrentar a ambos países, si hubiese una escalada, no existiría la posibilidad de limitar la utilización del arsenal o dividirlo en fases, sino que el peligro radica en que podría escalar rápidamente al intercambio de misiles nucleares, si es que no se limita desde un principio a intercambios fronterizos, base de cualquier posibilidad de desaceleración, siempre y cuando no se lo ocurra a un país ocupar territorio del otro.
Hoy, divididos como están, tanto aliados como adversarios en torno a Ucrania y el medio oriente, solo EEUU aparece como la potencia indispensable para mediar, toda vez que China tiene un apoyo histórico a Pakistán, además de haber triunfado en una guerra fronteriza contra la India en 1962, a lo que hay que agregar enfrentamientos fronterizos en 1967, 1987 y recientemente, en junio del 2020, también a favor de China este último. Por su parte, Rusia tiene una muy buena relación con India, continuación de la que tuvo la ex URSS por el compromiso indio con el Movimiento de Países no Alineados, tanto que India compra mucho petróleo ruso al igual que no se he plegado al aislamiento económico de Moscú.
Por su parte, la Unión Europea y viejas potencias coloniales como Gran Bretaña son cada vez menos importantes, hasta irrelevantes, en conflictos de esta naturaleza, para intervenir como factor de poder y no solo a través de declaraciones de buena crianza, buenismo estilo Grupo de los Siete.
Al parecer, desde el actual estallido, EEUU está actuando a través de su secretario de Estado, decisión transmitida por el vicepresidente Vance, incorrectamente interpretado como prescindencia. Por todo ello, hay que mirar con esperanza lo que está haciendo Marco Rubio, aunque en la confusión actual, no esta claro si la conveniencia de “Estados Unidos Primero” reside en evitar la escalada o evitar comprometerse con guerras ajenas, es decir, si involucrarse seria parte de los deberes de superpotencia o solo lo es corregir lo que perjudica a EEUU en el comercio mundial.

El momento para EEUU es bueno, toda vez que, en la guerra fría como respuesta al apoyo soviético a la India, Washington respaldó a Pakistán, incluso con acciones diplomáticas conjuntas con China, sin embargo, en el último tiempo ha buscado una línea intermedia, tanto que hoy India es un actor importantísimo para confrontar a China en Asia, a quien en forma creciente se le ve como aliada. Por ello, hoy no existe otro país que pueda hacer lo que EE. UU. dice haber hecho, y si no perdura el alto al fuego, todos sabemos que en politica internacional y en geopolítica lo que no hace una potencia, inmediatamente lo intenta otra, para llenar así ese vacío de poder. Es así que para China es de primera importancia lo que ocurre en la frontera entre India y Pakistán, toda vez que también tiene presencia en la región de Cachemira, controlando una zona de la Cordillera del Karakorum, conocida como Valle Shaksgam que le fue cedida por Islamabad en 1963, entre otras razones por una fácil de entender, ya que además de la India, no quería agregar un conflicto con China de enemigo, con lo que aseguró un apoyo que todavía perdura.
Por todo ello, la evidencia muestra lo que la historia conflictiva de India y Pakistán prueba, que, en sus acuerdos, al igual que en los Protocolos de Minsk entre Rusia y Ucrania el diablo está en los detalles. Desde el punto de vista de India, una de las diferencias con Pakistán en este conflicto, es que Delhi no apoya que su territorio sea usado para actos terroristas contra otros, lo que la diferenciaría de Pakistán, cuyos servicios de inteligencia permiten que desde su país se ataque a otros, lo que ha estado históricamente presente en la forma como Islamabad ve el conflicto. Es así como solo en este siglo, Pakistán ha permitido que al menos dos movimientos terroristas ataquen a la India el 2008, el 2019 y ahora, en atentados que causaron víctimas fatales inocentes.
Al respecto, India responsabiliza a Pakistán por los atentados terroristas que originaron el presente conflicto, ya que su territorio fue utilizado para ataques terroristas, lo que violaría el derecho internacional, por lo que debiera ser penalizado diplomáticamente. Según la India, al ser atacada desde allí, se habría cruzado esta vez una línea roja, que los acuerdos del 2008 y el 2019 creyeron haber evitado. Por su parte, Islamabad responde afirmando que India no ha mostrado ninguna evidencia al respecto.
Por lo demás, el gobierno actual del primer ministro Modi, además de sentirse expresión de la mayoría hindú, ve en los atentados contra civiles algo personal, ya que sus portavoces estiman que fueron una respuesta a que se estimuló el turismo para así demostrar “normalidad” después de haber acabado con el carácter semiautónomo de la Cachemira administrada por la India. Hoy, Delhi argumenta que no desea la impunidad que existió para ataques anteriores.
Por ello, esta exigencia va a figurar en forma prominente en el futuro, toda vez que, aunque existe paridad en armamento atómico, hoy la India es superior no solo en población al convertirse en el país más poblado de la tierra, sino también en el tamaño de la economía y en armamento convencional. Por lo tanto, considerando el crecimiento sostenido del poder de la India, no sería en interés de la India continuar escalando el enfrentamiento bélico, que por ahora mostró utilización plena de drones como también misiles de nivel semejante al que ha tenido presencia en Ucrania y en el medio oriente.
La rapidez con la que Pakistán aceptó la mediación de EEUU también demuestra que tampoco una escalada es hoy en su interés. Sin embargo, queda pendiente el hecho de que permite el uso de su territorio para intervenir en otros países. Y no solo ahora, ya que fue fundamental para el fracaso de la invasión de la URSS a Afganistán el siglo pasado, debido a que armó a los muyahidines, combatientes islámicos que la enfrentaron hasta expulsarlos, también haciendo llegar armamento estadounidense avanzado.

La razón para la intervención prolongada de Pakistán se muestra en los juegos de guerra pakistaníes, ya que, por el tamaño reducido de su territorio, en caso de una guerra convencional contra la India, Afganistán le da la necesaria profundidad estratégica, posibilidad siempre vigente para Islamabad.
La división de la India imperial por los británicos, también tuvo el componente de esa enorme fuerza que ha sido desde el siglo VII el islam político, es decir, la expansión, no solo con banderas religiosas sino también identitarias, que inevitablemente ha conducido al enfrentamiento del islam con otras culturas y religiones. No solo los cristianos en la edad media y el colonialismo europeo posterior, sino también los judíos hasta el día de hoy con Israel, como también China con la Ruta de la Seda y la actual represión de la etnia de los uigures donde terminaba. También ha estado presente con los budistas y la represión que sufren los musulmanes en Myanmar (ex Birmania). Sea como agresor o agredido, esa fuerza también se expresó cuando logró la división de India entre hindúes y musulmanes, usando criterios en que se mezclaban religión, politica y censos, con resultados similares de conflicto en Irlanda y el medio oriente, lo que también tuvo lugar en África, con cristianos y musulmanes enfrentados en Nigeria o en Sudán.
Además de enfrentar a otras culturas religiosas o laicas como parece estar pasando en la Europa actual, el islam político también ha entrado en conflicto con otras variantes del islam, sean kurdos, drusos o alauitas, o entre países musulmanes (ejemplo, Irán versus Irak), o en guerras civiles como El Líbano o derechamente en el uso del terrorismo contra otros musulmanes, a veces, sus primeras víctimas, y peor, cuando se han unido en países nuevos, el fundamentalismo con el nacionalismo.
Por lo demás, muchas de las fronteras actuales sufren de un terrible mal, ya que algunas fueron el resultado de simples ceses del fuego sin que existieran tratados de paz, siendo respetadas solo por la costumbre y el transcurso del tiempo. Otras son el resultado del quiebre de imperios, donde la delimitación de fronteras siguió la división administrativa de estos. Fue el caso del fin del imperio español en Latinoamérica (el uti possidetis juris de 1810), del imperio otomano (las satrapías) o de la URSS como la forma que adquirió el imperio ruso bajo el comunismo (las 15 republicas de la constitución, al momento de la disolución en 1991), pero aunque el uti possidetis también fue aplicado en África y Asia como el principio legal que los nuevos países heredan las fronteras internas que tenía el territorio colonial al que pertenecían, hay casos como la partición de la India donde quien las trazó nunca había estado en el lugar, dibujándolas en poco tiempo, hecho que se dio antes y después en el imperio británico al igual que en el francés, incluso, tal como lo reconoce en sus memorias Winston Churchill, mientras este fue Ministro de Colonias en 1921.

El territorio pakistaní también ha sido usado contra otros países musulmanes como el Irán de los ayatolas, en fecha tan reciente como enero del 2024, donde un movimiento de reivindicación de un antiguo tema territorial que viene desde hace siglos, desde el imperio persa, el de Beluchistán, condujo a atentados terroristas con muchos muertos. Para efectos internos, Irán mezcló estos ataques con otra reivindicación distinta, la de la minoría árabe, agregando un elemento étnico al conflicto que existe desde la muerte del profeta Mahoma, y por su sucesión, entre sunníes y chiíes, ya que los árabes son semitas y los iranies indoeuropeos, al menos desde la época persa.
El año pasado, Irán hizo lo mismo que India, al responsabilizar a Islamabad atacándola con misiles, similares a algunos de los que usaría ese mismo año contra Israel. Al igual que ahora, Pakistán respondió con fuerza, logrando que Teherán agachara la cabeza, ya que no siguió confrontando a un país nuclear. Por cierto, estos conflictos son de cierta importancia, pero en general no están en el radar de preocupación de otros países, y, por lo tanto, de los medios de comunicación, que se deben a la noticia y no pueden inventarla, cuando por falta de conflicto deja de serlo.
Cachemira tiene además una particularidad que no siempre se da, ya que está contaminada por la emoción, que muchas veces se impone a la razón y que no facilita llegar a acuerdos. Es un problema, ya que con grupos de presión manifestándose en contra de toda concesión y apoyando en ambos lados a las soluciones de fuerza, una percepción de “debilidad” dificulta la supervivencia politica de las autoridades. Lo anterior ocurre, ya que otorgarle a un territorio el carácter de sagrado o vincularlo a una identidad religiosa o espiritual, puede ser positivo para la unidad interna, pero perjudica todo acuerdo cuando además predominan en el poder coaliciones políticas que utilizan banderas nacionalistas contra las minorías.
Como conclusión, sigo convencido que Cachemira es la frontera más peligrosa del mundo, ya que mientras Irán no adquiera su bomba atómica, el enfrentamiento va a estar contenido en el medio oriente. Toda la evidencia disponible me lo refuerza, y desde hace tiempo, cosa que repito cada vez que tengo la oportunidad, siendo la última vez no hace muchos días, ya que, a fines de abril, al dar una Conferencia vía Teams sobre el medio oriente para una universidad peruana, lo mencioné para los alumnos, para la sorpresa de alguno.
Sabemos que también la cachemira es una de las lanas de cabra más escasas y, por lo tanto, muy valorada por su suavidad al tacto. Es también cara, ya que a diferencia de una oveja que entrega varios kilos de lanas, de una cabra de cachemira se obtiene apenas 100 o 200 gramos, ofreciendo además durabilidad y protección al frio.

Estas cualidades no tienen nada que ver con esta disputa territorial entre India y Pakistán, sobre la cual parece predominar el desconocimiento en otros países, pero quizás esto le ayude a evitar el deplorable espectáculo de las universidades de elite de EEUU donde masas de estudiantes provocan desmanes, pero exhibiendo total desconocimiento sobre Israel, Hamas e Irán. Al parecer, nada similar ocurrirá por Cachemira, así que confiemos que al no tener nada que ver con el medio oriente, nos evitaremos ser testigos de universidades tomadas por aquellos que exhiben su ignorancia.
En lo personal, desde que supe como adolescente de las características de Cachemira ha sido uno de los destinos turísticos pendientes en mi vida, al que todavía espero llegar, y ojalá perdure lo que por años ha tenido lugar cada tarde en una de esas fronteras, aquella donde el enfrentamiento bélico fue reemplazado por algo muy positivo, donde cada día se arrían las banderas de Pakistán y la India, esta vez con espectáculos de cada ejército que compiten en marcialidad, para ganarse los aplausos de cientos de espectadores que llegan a aplaudir, hasta con improvisadas tribunas.
Demostración suspendida en estos días, pero espero que regrese pronto.
Máster y PhD en Ciencia Politica (U. de Essex), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013).