Boca empañó su Mundial cuando tuvo que ir a ganar

hace 4 horas 2
La decepción de Boca trasLa decepción de Boca tras el empate (REUTERS/Carlos Barria)

Los jugadores de Boca deberían escuchar a sus hinchas. No cuando cantan, porque en ese punto pueden confundirse y creer que los bancan a ellos cuando en realidad van detrás del escudo. Más conceptual es cuando la gente dice, cuando exige. Boca es demasiado grande para no poder ganarle a un equipo semi profesional como el Auckland City. Es decepcionante el 1-1, aunque Cavani haya declarado lo contrario porque insistieron todo el partido. Una camiseta con su historia no llena su apetito competitivo con pequeñas porciones. Y si es difícil entrarle a un rival que se agrupa atrás, más complejo es hacerlo cuando la estrategia es repetirse con centros inofensivos, cuando falta imaginación, agresividad y no hay niveles que rescaten al equipo de un día oscuro. Jugando así ya le habían metido 16 goles en 2 partidos...

Boca empañó su Mundial de Clubes cuando tuvo que ir a ganar. Una mirada que no sólo es resultadista. Se acomodó mejor cuando adoptó el papel del más débil, al tener que achicar espacios y apostar a un Merentiel solitario arriba. En el momento que debió generar juego, asumir su responsabilidad, se autoflageló. No quedó afuera por culpa del Bayern Munich ni porque la tormenta eléctrica le quitó tensión competitiva al volver al partido ya eliminado. Cuando se grita “esto es Boca”, es sobreponerse a ese tipo de situaciones y no quedar eliminado así en primera ronda...

Boca había parecido otro Boca en el debut. Como si se hubiera escapado de la tibieza de algunos partidos del año. Se vio otro carácter con Benfica, con un primer tiempo que resultó su mejor foto en Estados Unidos. Ahí juntó bien sus líneas, jugó con espíritu de barrio y fue contundente. Hasta dejó en segundo plano las falencias que expuso a partir del penal de Palacios a Otamendi. Es un error no poder imponerse 11 contra 10, padeció la pelota parada, aunque el costado positivo contra un rival europeo se llevó el aplauso.

Con el Bayern Munich tuvo un tramo importante en los segundos 45′: les peleó la posesión a los alemanes y le movió el arco a Neuer. Le metió un golazo a partir de un gran pase de Velasco y una definición de Merentiel a lo Batistuta. Durante un rato se ilusionó con la épica con un top del fútbol mundial. Antes, es cierto, el campeón de la Bundesliga lo pudo haber goleado de haber estado fino en el área...

La relevancia de los rivales sacaron el orgullo de Boca. Ayrton Costa aportó argumentos futbolísticos a la salida conflictiva de Rojo. Lautaro Blanco se volvió a adueñar del lateral izquierdo. Merentiel ratificó ante los ojos del mundo que es el mejor refuerzo de la era Riquelme en la relación precio-rendimiento. El problema surgió, en el partido más ganable del grupo, cuando Boca debió ir a más. No hizo su parte, aun cuando no hubiese alcanzado con la derrota del Bayern con el Benfica de Otamendi y Di María. Tal vez a Russo por estilo le resulte más fácil en un par de prácticas acomodar hacia atrás. Quizá sea cuestión de tiempo para darle regularidad al equipo. Boca tiró ¡más de 80 centros! y le costó ser efectivo contra un arquero que casi se hace dos goles en contra.

Russo suele ser un pacificador. En su primer regreso al club, con el aura de la Copa Libertadores del 2007, le transmitió su tranquilidad al ruidoso Mundo Boca y fue campeón en siete partidos. No mostró los dientes ni cuando le abrieron la puerta de salida. Su nombre, su perfil político y su vigencia demostrada en Central y San Lorenzo lo hicieron volver al club. Ahora, igualmente, deberá darle un salto de calidad a un plantel que se quedó afuera de la Libertadores por la mala gestión del año pasado y, ya con refuerzos costosos, por dilapidar el repechaje contra Alianza Lima.

El planteo con Benfica fue halagado. Con Bayern Munich fueron más discutibles los cambios, porque se llenó de volantes con equilibrio que no recuperaron la pelota y salieron Velasco y Merentiel. Con Auckland directamente faltaron ideas. Los jugadores también fallaron: los creativos, actores fundamentales en un partido de estas características, no se inspiraron. Ni Palacios (independientemente del tiro en el travesaño), ni Velasco, ni el Changuito Zeballos, ni Zenón, ni Merentiel esta vez... Y es probable que el entrenador haya quedado rehén del afiche. Suena seductor y hasta estratégico hacer titular a Cavani en un Mundial de Clubes, aunque se notó su falta de fútbol por tantos días parado por la lesión. Quizá sea tiempo de que Merentiel deje de tirarse atrás y escapar por obligación de la zona donde más daño hace. Es difícil romper esa lógica -Gago hasta cambió su módulo táctico para jugar con doble 9- aunque Boca hace rato que no gana por los apellidos.

Boca había dado un buen paso adelante. Y volvió a retroceder. Son eliminaciones que generan dudas, que mueven el piso si no hay convicciones sólidas. En esa revisión entrará el nivel de Advíncula en partidos importantes, la expulsión destemplada de Figal, la nueva lesión de Ander Herrera, la salida conflictiva de Rojo, por qué Milton Delgado dejó de ser considerado el mejor 5 para darle su lugar a Battaglia. Más jugadores que completan al plantel y juegan poco como Aguirre, Martegani, Janson, Fabra, Chiquito Romero, aunque ellos no tuvieron ninguna incidencia para quedarse afuera y que no haya otro partido en Miami.

Al fin de cuentas, Boca por primera vez encaraba un torneo sin la obligación de jugar todos los partidos. Podía competir, sentirse a la altura del resto. Esta vez no era un fracaso ver la final por TV. No era despreciable, tampoco, pensar en un empate con Benfica en el debut y perder por poco con el Bayern. Pero no entraba en la cabeza de nadie empatar contra Auckland City, que hizo un solo gol en el torneo y fue a Boca.

Leer artículo completo