
Esta noche del jueves 10 de abril podría ofrecer un espectáculo natural doble en el cielo del hemisferio norte: la aparición de la aurora boreal y la llamada “Luna Rosa”, una luna llena que alcanzará su punto máximo de iluminación el viernes. Según informó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), existe una probabilidad moderada de que las auroras sean visibles en hasta 12 estados del norte de Estados Unidos.
El pronóstico de la NOAA señala un índice Kp de 4 en una escala de 9, lo cual representa un nivel de actividad geomagnética suficiente para permitir la observación del fenómeno desde zonas más al sur de lo habitual. Esta escala mide la intensidad de las tormentas geomagnéticas provocadas por la actividad solar. Aunque se espera una visibilidad limitada debido a la fuerte luminosidad de la luna, que ya se encuentra iluminada en un 97%, el fenómeno aún podría observarse en el horizonte norte en lugares oscuros y con cielos despejados.
De acuerdo con el mismo organismo, si bien la brillante luz lunar puede dificultar la percepción de las auroras más tenues, la ubicación relativa de ambos fenómenos ayuda. La luna llena se ubicará en la parte sur del cielo nocturno, mientras que las auroras suelen desplegarse hacia el norte, lo que puede mejorar las condiciones de observación para quienes se encuentren en latitudes favorables.

La NOAA enumeró las zonas que podrían tener mayor probabilidad de observar el fenómeno. Entre ellas se encuentran partes del norte de Washington, Idaho, Montana, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Minnesota, Wisconsin, Michigan y Maine, además de regiones cercanas a la frontera con Canadá en Vermont y New Hampshire. Estas áreas están ubicadas en latitudes suficientemente altas como para recibir el impacto visual de la expansión del óvalo auroral.
Además de estos estados continentales, Alaska presenta una altísima probabilidad de observación clara de la aurora boreal. De igual manera, se espera que la mayor parte de Canadá tenga condiciones favorables, a excepción de las zonas más meridionales de New Brunswick y Nueva Escocia, donde la intensidad de la actividad geomagnética podría no ser suficiente.
Las auroras boreales tienden a observarse mejor lejos de las fuentes de contaminación lumínica y en noches con cielos despejados. Por esta razón, quienes se encuentren en zonas rurales o en reservas naturales tienen mayores posibilidades de avistamiento. El fenómeno suele presentarse como cortinas o bandas de luz verde, aunque en ocasiones puede incluir tonos púrpura, rojo o azul, dependiendo de la intensidad de la actividad solar.

El origen de la aurora boreal se encuentra en el llamado óvalo auroral, una región circular de actividad solar que se ubica normalmente alrededor de los 70 grados de latitud norte y sur, cerca de los círculos polares Ártico y Antártico. Esta región concentra la mayor parte de la energía liberada por partículas solares que interactúan con la atmósfera terrestre.
No obstante, este óvalo puede expandirse durante períodos de mayor actividad solar, especialmente en primavera. Según datos citados por Forbes, en los meses de abril y mayo es más probable que se presenten “protuberancias” en el óvalo auroral, permitiendo la visibilidad del fenómeno en latitudes más bajas. Esto explica por qué en algunos años, como ocurrió el 10 y 11 de mayo de 2023, fue posible observar auroras en zonas de América del Norte y Europa alejadas del círculo polar.
El índice Kp pronosticado para esta noche, aunque no indica una tormenta geomagnética severa, se encuentra dentro del rango que puede generar auroras visibles si se cuenta con las condiciones ambientales adecuadas. La escala utilizada va de 0 a 9, y un valor de 4 corresponde a una actividad moderada.

El fenómeno visual de la aurora boreal no representa un peligro directo para las personas. Sin embargo, los eventos solares que lo provocan, como las fulguraciones solares o las eyecciones de masa coronal, pueden tener consecuencias importantes en las infraestructuras tecnológicas. Una fulguración solar puede llegar a la Tierra en cuestión de minutos, mientras que una eyección de masa coronal puede tardar varios días, dependiendo de su intensidad.
Según el informe de Forbes, estos eventos pueden afectar negativamente a satélites, provocar fallos en las comunicaciones por radio de onda corta y dañar redes eléctricas terrestres. En años pasados, tormentas solares han producido apagones eléctricos en regiones como Quebec, Canadá (1989) y Malmö, Suecia (2003). Estudios citados en la misma fuente estiman que una tormenta solar extrema podría generar pérdidas económicas diarias superiores a los 41.500 millones de dólares en Estados Unidos, e incluso comprometer la estabilidad de internet en algunas regiones.
Las supertormentas solares son poco frecuentes, pero ya se han documentado al menos tres eventos históricos: en 1859, 1872 y 1921. El más conocido, el Evento Carrington del 2 de septiembre de 1859, provocó auroras visibles a nivel planetario y generó descargas eléctricas en las líneas telegráficas, aunque no produjo daños generalizados debido al bajo nivel de dependencia tecnológica de la época.

Aunque la fuerte luminosidad de la luna llena complica la observación, la ubicación simultánea de los fenómenos en puntos opuestos del cielo podría ofrecer una oportunidad única para observar la aurora boreal desde regiones de Estados Unidos donde no suele verse con regularidad.
Las autoridades científicas como la NOAA recomiendan alejarse de las ciudades, buscar cielos despejados y mirar hacia el norte en las horas posteriores al anochecer para quienes deseen intentar ver la aurora esta noche. La coincidencia con la aparición de la Luna Rosa, aunque simbólica, añade un componente especial a una velada que podría reunir dos fenómenos astronómicos destacados en el mismo cielo.