Aumento del salario mínimo en 2026 encuentra una nueva traba en el Banco de la República, pese a subida que pide el Gobierno Petro

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Carlos Emilio Betancourt, viceministro de Hacienda, afirmó que el aumento del salario mínimo ha sido "una política consistente de este Gobierno" - crédito Banco de la República

El debate sobre el aumento del salario mínimo 2026 en Colombia sigue generando tensiones entre el Banco de la República y el gobierno de Gustavo Petro, en medio de un panorama económico marcado por la persistencia de la inflación (5,18% anual en septiembre de 2025, según el Dane) y la incertidumbre sobre el rumbo de la política monetaria.

La decisión del banco central, del 31 de octubre, de mantener la tasa de interés en 9,25% refleja la cautela de la mayoría de la Junta Directiva ante la falta de señales claras de convergencia hacia la meta inflacionaria.

Así las cosas, las posturas del gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, y del viceministro de Hacienda, Carlos Emilio Betancourt, se convirtieron en el eje de un debate que involucra tanto la estabilidad macroeconómica como la justicia distributiva.

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El Banco de la República decidió mantener sin cambios la tasa de interés en su penúltima reunión del año, con cuatro miembros de la Junta Directiva que votaron a favor de la medida, mientras que tres propusieron recortes de distinta magnitud. La razón principal radica en la preocupación por la inflación. Las expectativas del indicador, tanto de las encuestas como del mercado de deuda pública, se mantienen por encima de la meta oficial del 3% para los próximos dos años.

En medio de estas tensiones, la decisión sobre el salario mínimo para 2026 se perfila como un punto de inflexión en la política económica colombiana. La diferencia de criterios entre la mayoría de la junta directiva del Banco de la República y el Gobierno anticipa un debate intenso en los próximos meses sobre el rumbo de la economía y el bienestar de los trabajadores.

Leonardo Villar, gerente general delLeonardo Villar, gerente general del Banco de la República, se mostró preocupado por la inflación en Colombia - crédito Banco de la República

Frente a esto, Villar explicó que la política monetaria actual responde a la necesidad de controlar estos riesgos y a la falta de señales claras de convergencia hacia el objetivo inflacionario.

Ante dicho escenario, el aumento del salario mínimo para 2026 se convirtió en un factor de incertidumbre adicional. La Junta Directiva del Emisor advirtió sobre la posibilidad de que un incremento desbordado del salario mínimo tenga efectos inflacionarios considerables, lo que podría retrasar la convergencia de la inflación a la meta. El codirector Mauricio Villamizar señaló que, si las perspectivas inflacionarias continúan deteriorándose, un aumento de tasas sería factible si se materializan riesgos como un incremento del salario mínimo por encima de dos dígitos.

Durante rueda de prensa del 31 de octubre, Leonardo Villar, fue enfático al decir que la entidad no dispone de cálculos que permitan advertir un aumento específico del salario mínimo capaz de generar problemas en la economía.

Con normalidad, el aumento delCon normalidad, el aumento del salario mínimo se da al sumar la inflación y la productividad laboral - crédito Canva

“Creo que nadie tiene dudas de los beneficios que puede tener un ajuste del salario mínimo, un ajuste que permita recuperar la pérdida del poder adquisitivo por inflación pasada y recuperar las ganancias de productividad que hay en la economía, que pertenecen los trabajadores. Lo que hay en discusión es la magnitud del aumento que pueda haber por encima de eso", anotó.

De igual manera, dejó claro que no puede decir que hay un punto específico en el que haya un problema que se genere, pero lo que sí es claro es que es un beneficio que pueda ser redistributivo, que puede haber en materia de los ingresos de las personas que ganan el salario mínimo y de los que se puedan beneficiar del aumento de demanda agregada por cuenta de ese aumento.

“Es algo que también implica unos retos importantes, principalmente, para la consecución de la meta de inflación y, por lo tanto, esos retos que se generan y los beneficios que se generan por el otro lado, pues deben compatibilizarse y buscarse puntos de equilibrio que permitan resultados satisfactorios para el conjunto de la sociedad”, puntualizó el gerente general del Banco de la República.

De esta manera, Villar resaltó la necesidad de prudencia y diálogo para evitar que una decisión en materia salarial comprometa la estabilidad de los precios.

Por su parte, el Gobierno, representado por el viceministro de Hacienda, Carlos Emilio Betancourt, defiende la propuesta de un incremento del salario mínimo por encima del cálculo de inflación más productividad, con el objetivo de corregir la precariedad histórica en los ingresos de los trabajadores.

Betancourt sostuvo que “hay espacio para ofrecer un mayor estímulo al crecimiento mediante tasas de interés más bajas”, y argumentó que, en condiciones de brecha de producto negativa, un estímulo a la demanda se reflejaría más en un aumento de la producción que en incrementos de precios.

Son más de tres millonesSon más de tres millones de trabajadores los que devengan un salario mínimo al mes en Colombia - crédito Carlos Julio Martínez/Reuters

Además, el funcionario destacó que “cualquier medida que tenga que ver con el salario mínimo, que sí es un precio fundamental de la economía, indiscutiblemente es una medida distributiva”. Asimismo, propuso revisar la razón por la que tantos precios en la economía están atados al salario mínimo, por lo que sugirió la necesidad de un debate estructural sobre los equilibrios macroeconómicos.

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, ya respaldó la política del Ejecutivo de estimular un crecimiento del salario mínimo en términos reales por encima de la inflación, una postura que podría tensionar aún más los precios. Mientras tanto, estudios de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) y Corficolombiana prevén que la inflación se mantendrá por encima del 5% en los próximos meses y que para 2026 la expectativa se sitúa en 4,25%, lejos de la meta del banco central.

El mercado de deuda también refleja este riesgo, con expectativas inflacionarias superiores al 3% en los bonos colombianos a uno, cinco y diez años.

La discusión sobre la vinculación de precios al salario mínimo cobró relevancia ante esto. Betancourt planteó la conveniencia de revisar por qué tantos precios dependen del salario mínimo, lo que podría abrir la puerta a reformas que desvinculen ciertos bienes y servicios de este indicador. Dicha discusión se suma a la preocupación por la fortaleza del peso, que afecta la competitividad de las exportaciones no minero-energéticas, y a la necesidad de mantener una política fiscal que permita responder a los ciclos económicos.

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