
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) observan con atención el ataque de Irán sobre una base de Estados Unidos en Medio Oriente, pero se mantendrán al margen hasta que Donald Trump decida su táctica militar contra el régimen fundamentalista.
La ofensiva iraní se centra en la base de Al Udeid, cerca de Doha, y responde al ataque ordenado por Tump contra las instalaciones nucleares en Natanz, Fordow e Isfahan.
“Estamos en contacto permanente con Washington, pero no vamos a mover solos. Es un tema de Estados Unidos. Si nos piden ayuda, estaremos", explicó a Infobae un asesor del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Al margen de aguardar la decisión militar de Trump, un vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel opinó ante este enviado especial que la replica iraní sería para consumo interno y que no tendría intención de gatillar una escalada bélica en Medio Oriente.
En este sentido, el gabinete de Seguridad de Netanyahu tiene confirmado que Irán anticipó a Qatar que atacaría la base americana de Al Udeid.

El regimen fundamentalista pretende demostrar fronteras adentro que tiene capacidad militar para atacar a los Estados Unidos. Pero a la vez necesita evitar que la ofensiva en Qatar provoque un efecto dominó que arrastre a la Liga Árabe en su contra.
Desde esta perspectiva, Irán fue muy cauto al momento de comunicar su avance aéreo contra la unidad militar del Pentágono en Qatar.
“La base atacada por las poderosas fuerzas iraníes se encontraba alejada de las instalaciones urbanas y las zonas residenciales de Qatar”, afirmó el comunicado oficial de los ayatollahs.
Y completó: “Esta acción no representó ninguna amenaza para nuestro país amigo y hermano, Qatar, ni para su noble pueblo.

La cautela diplomática de Irán frente a Qatar también apareció en la información reservada que llegó a Washington desde Teherán.
El regimen de los ayatollahs anticipó a la Casa Blanca que la ofensiva contra la base de Estados Unidos tendría idéntica cantidad de misiles que utilizó el Pentágono contra las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz, Fordow e Isfahan.
Irán lanzó seis misiles, y los seis fueron anulados por el sistema de defensa de la base en las afueras de Doha.
Tampoco hubo muertos o heridos, ni daños materiales en la instalación militar de los Estados Unidos.

Estados Unidos mantiene decenas de miles de efectivos en instalaciones repartidas por Irak, Siria, Jordania, el Golfo Pérsico y más allá, lo que le permite proyectar poder en una región estratégica.
Sin embargo, esta misma presencia convierte a esas bases en blancos potenciales de represalias, en particular por parte de milicias aliadas de Irán.
En este contexto, y pese a las explicaciones de Irán respecto a la dimensión de su ataque en Qatar, Estados Unidos está en máxima alerta por la cantidad de unidades militares que tiene en Medio Oriente.
Cuando se conoció por anticipado que Ali Khamenei había ordenado la ofensiva en Qatar, Trump reunió a sus principales asesores en la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos no descarta una réplica al regimen chiita, a pesar de su magnitud y su intención política.
Israel aguarda las coordenadas del Salón Oval, y mientras tanto continúa con su hoja de ruta: hoy no dio respiro a Irán, que tiene quebrado su sistema de defensa aéreo.
Trump entiende las razones políticas de Khamenei para ordenar un ataque de seis misiles contra la base de Al Udeid. Sin embargo, el líder republicano no quiere aparecer como un actor de reparto ante las decisiones bélicas de Irán.
Entonces, en la Casa Blanca no se descarta que Trump ataque nuevamente al regimen fundamentalista.
Es quid pro quo.
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