El avance de la tecnología y la masificación de la inteligencia artificial han abierto nuevas oportunidades en todos los ámbitos. Sin embargo, también han generado un terreno fértil para el fraude digital, que afecta de manera particular a los adultos mayores. Con menor acceso a recursos y conocimientos sobre ciberseguridad, este sector de la población se convierte en blanco frecuente de estafadores en línea.
Ese fue el caso de una mujer japonesa de 80 años, residente en la isla de Hokkaido, quien cayó en una elaborada estafa romántica. La historia comenzó cuando un hombre se puso en contacto con ella a través de una aplicación de redes sociales. Con paciencia y estrategia, el individuo inició una conversación que se prolongó durante varias semanas, hasta lograr ganarse la confianza de la víctima.
El engaño del supuesto astronauta
Según relató la mujer a las autoridades, el estafador afirmaba ser un astronauta que se encontraba atrapado en una estación espacial internacional. Con ingenio y utilizando recursos digitales que reforzaban su versión, sostuvo que necesitaba dinero para comprar oxígeno y poder regresar a salvo a la Tierra.
El impostor, incluso, llegó a describir situaciones ficticias de emergencia. Le aseguró que su nave espacial estaba bajo ataque y que su vida corría un grave peligro si no conseguía los fondos a tiempo. La mujer, convencida del vínculo emocional que había creado con él, decidió ayudarlo económicamente.
Movida por la preocupación y la confianza que había depositado en su interlocutor, transfirió $7,300 dólares. Poco después, descubrió la verdad: el hombre no era astronauta ni estaba en ninguna estación espacial en riesgo. Todo se trataba de un elaborado fraude romántico.
La policía de Hokkaido confirmó que el dinero ya había sido transferido a manos del estafador y que las posibilidades de recuperarlo eran escasas. El caso se suma a una creciente lista de denuncias en Japón relacionadas con fraudes amorosos en línea, en los que los delincuentes aprovechan la soledad y la vulnerabilidad emocional de las víctimas para obtener ganancias económicas.
Las autoridades advirtieron que este tipo de engaños son cada vez más sofisticados y que los delincuentes se apoyan en nuevas tecnologías para hacer más creíbles sus historias. El uso de imágenes falsas, perfiles creados con inteligencia artificial y relatos bien elaborados forman parte del repertorio habitual de los estafadores.

Advertencia a la población mayor
Ante el aumento de estos casos, las autoridades japonesas han intensificado las campañas de concienciación dirigidas especialmente a los adultos mayores. “La educación y la conciencia son fundamentales para prevenir las estafas románticas”, señaló un funcionario local durante una conferencia de prensa.
El comunicado oficial recomendó verificar siempre la autenticidad de los perfiles en redes sociales antes de establecer cualquier tipo de vínculo o realizar transferencias de dinero. Asimismo, se subrayó la importancia de que las familias mantengan un diálogo constante con los adultos mayores para evitar que caigan en estas trampas.
“Las personas mayores deben estar informadas sobre los peligros de las estafas en línea y contar con recursos y apoyo para protegerse”, añadieron las autoridades, quienes también recordaron que la prevención es la herramienta más efectiva frente a estos delitos.
Un fenómeno global
El caso de la mujer japonesa no es aislado. En todo el mundo, las estafas románticas han afectado a miles de personas. Según reportes internacionales, los estafadores suelen adoptar identidades falsas de médicos, militares, empresarios o astronautas para crear narrativas atractivas y ganar la confianza de sus víctimas.
La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) ha documentado que las pérdidas por fraudes amorosos superan los miles de millones de dólares cada año. Las víctimas suelen ser personas solitarias, mayores de 60 años, que buscan compañía en plataformas digitales y terminan manipuladas emocionalmente.
En muchos casos, las pérdidas económicas son devastadoras y se suman al impacto psicológico de descubrir que la relación nunca existió. Expertos en ciberseguridad insisten en que no se debe enviar dinero ni información personal a personas que solo se conocen en internet.
Prevención y conciencia
La historia de esta mujer japonesa hace hincapíe en la prevención y la educación digital. Las campañas de alfabetización tecnológica para adultos mayores son esenciales para reducir los riesgos.
También resulta fundamental que los gobiernos, organizaciones sociales y plataformas digitales trabajen en conjunto para detectar perfiles falsos y frenar el avance de este tipo de fraudes. La colaboración internacional puede ser clave, dado que muchos de estos estafadores operan desde distintos países, lo que dificulta la investigación y el rastreo del dinero.
Mientras tanto, las autoridades japonesas reiteran su llamado a la población para que mantenga la prudencia en sus interacciones en línea. No todo lo que aparece en internet es real, y el caso del supuesto astronauta que engañó a una mujer de 80 años lo confirma de manera contundente.
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