
Cuando Alfred Hitchcock estrenó Psicosis en 1960, el público quedó impactado por su brutal escena de la ducha y por la perturbadora historia de un hombre dominado por la sombra de su madre. Décadas después, aún persiste una pregunta: ¿el maestro del suspenso se inspiró en el asesino real Ed Gein para construir la trama?
Aunque la coincidencia es tentadora, la respuesta no es tan simple. Hitchcock nunca reconoció esa influencia y el propio autor de la novela original, Robert Bloch, aseguró que su historia no se basó directamente en el caso real.
En 1957, la policía de Plainfield, Wisconsin, arrestó a Ed Gein, un granjero solitario que ocultaba en su casa una escena de horror inimaginable: cráneos convertidos en utensilios domésticos, muebles hechos con piel humana y restos de al menos dos mujeres asesinadas.
Su relación enfermiza con su madre, Augusta Gein, una mujer fanáticamente religiosa que le inculcó odio hacia las mujeres, despertó el interés de la prensa y de los psiquiatras. El caso reveló un perfil psicológico que más tarde sería clave en la creación de personajes de ficción con rasgos similares, como Norman Bates.

A pocos kilómetros del hogar de Gein vivía el escritor de terror Robert Bloch, quien estaba terminando su novela Psycho justo cuando el caso salió a la luz. En su historia, un hombre aparentemente normal administra un motel y mantiene una relación enfermiza con su madre muerta.
En una entrevista realizada en 1991, Bloch aclaró el mito: “No usé a Ed Gein como base para Norman Bates; lo que tomé fueron las circunstancias. En un pueblo pequeño, alguien puede cometer atrocidades sin que nadie sospeche”.
El escritor reconoció más tarde su sorpresa al descubrir la similitud entre su personaje y el asesino real, aunque insistió en que se trataba de una coincidencia inquietante, no de una inspiración directa.
Alfred Hitchcock compró los derechos de la novela por menos de 10,000 dólares y la transformó en una de las películas más influyentes del cine. Nunca mencionó a Ed Gein, pero el público no tardó en establecer paralelismos: ambos, Bates y Gein, eran hombres solitarios, reprimidos y controlados por madres dominantes.

El director británico hizo cambios sustanciales: su Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, era joven y atractivo, muy distinto del hombre mayor y alcohólico que Bloch imaginó. Esa elección añadió un contraste visual que amplificó el horror psicológico de la historia.
Hitchcock, conocido por su obsesión con el control y el detalle, convirtió Psicosis en una revolución cinematográfica, desafiando tabúes sobre la violencia y el sexo, y cambiando para siempre la forma en que el público experimentaba el miedo.
El impacto del caso Gein trascendió el cine. Décadas después, su figura continuó inspirando obras como La matanza de Texas (1974) y El silencio de los inocentes (1991). En ambos casos, los personajes principales comparten el perfil psicológico del asesino de Wisconsin: aislamiento, obsesión y un vínculo materno distorsionado.

Hoy, su historia vuelve a tomar relevancia con la serie de Netflix, Monster: La historia de Ed Gein, creada por Ryan Murphy, donde Charlie Hunnam interpreta al criminal y Tom Hollander encarna a Hitchcock. La producción reflexiona sobre cómo los límites entre realidad y ficción se desdibujan cuando los horrores reales se convierten en inspiración artística.