
Una transición meteorológica significativa se está desarrollando esta semana en la región de la Bahía de San Francisco, marcada por un descenso generalizado de las temperaturas, ráfagas de viento intensificadas y un incremento en la probabilidad de lluvias y actividad eléctrica en ciertas áreas hacia el final de la semana. Según informes del Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) recogidos por SFGATE, este cambio está vinculado a una cadena de sistemas de baja presión, conocidos como canales de viento o “troughs”, que se están desplazando desde el océano Pacífico.
Durante los últimos días, el clima en el área había estado dominado por una masa de alta presión, responsable de mantener temperaturas por encima del promedio y cielos despejados. Sin embargo, esta condición comenzó a ceder con la entrada de aire más frío y húmedo desde el oeste, lo que ha provocado una atmósfera más variable e inestable. “Empezamos a ver el clima tornarse más inestable, como lo estamos viendo hoy, y eso se mantendrá hasta el fin de semana”, señaló Rachel Kennedy, meteoróloga del NWS, en diálogo con SFGATE.
La variabilidad atmosférica se hará más notoria con el paso de los días. El miércoles se identificó como la jornada más cálida de la semana, pero el pronóstico indica que las temperaturas continuarán bajando, situándose entre 10 y 15 grados por debajo de los valores típicos para esta época del año, con máximas apenas alcanzando los 17℃ (63℉) en zonas interiores.
El patrón atmosférico previsto para los próximos días también contempla un fortalecimiento de los vientos en toda la región. Las brisas del océano que atraviesan los pasos entre colinas y áreas elevadas podrían alcanzar velocidades sostenidas de entre 40 y 48 kilómetros por hora (25 a 30 millas por hora), especialmente durante las tardes. En las cumbres más expuestas, se podrían registrar ráfagas máximas de hasta 56 kilómetros por hora (35 millas por hora), según el análisis de la discusión meteorológica del miércoles citada por SFGATE.
Esta intensificación del viento se debe a la diferencia de presión generada entre el sistema de baja presión entrante y las zonas de mayor temperatura residual que aún persisten en sectores más interiores. Kennedy añadió que las ráfagas más fuertes se registrarían en crestas montañosas, pero descartó que el fenómeno sobrepase los niveles considerados moderadamente intensos.

Las precipitaciones volverán a ser parte del panorama a partir del viernes por la noche, con mayor incidencia esperada durante el sábado. El pronóstico del NWS indica que las probabilidades de lluvia se incrementarán especialmente al sur del Golden Gate, con una posibilidad de entre 30% y 45% en función de la localización específica. No obstante, Kennedy aclaró que los volúmenes esperados serán en su mayoría reducidos.
“Las acumulaciones de lluvia estarán mayormente por debajo de una décima de pulgada (2,5 milímetros), aunque en zonas elevadas podrían alcanzar hasta un cuarto de pulgada (6 milímetros)”, explicó la meteoróloga al medio SFGATE. La mayor parte de estas lluvias serán en forma de lloviznas o chubascos ligeros, sin capacidad para provocar impactos significativos en la movilidad o en las infraestructuras.
Junto con la humedad, también se incorpora una baja probabilidad de tormentas eléctricas aisladas. Las previsiones actuales indican que la posibilidad de estas tormentas no supera el 15%, aunque no se descartan del todo. Kennedy explicó que la entrada de aire más frío en niveles altos de la atmósfera podría favorecer la formación de nubes convectivas capaces de producir actividad eléctrica, además de precipitaciones puntuales de granizo pequeño, con diámetros comparables al de un guisante.
A pesar del panorama actual, los pronósticos a mediano plazo ofrecidos por el NWS señalan que el clima podría estabilizarse nuevamente hacia comienzos de la próxima semana. La reconstrucción gradual de un sistema de alta presión permitiría un retorno progresivo a condiciones más cálidas y estables, aunque todavía bajo vigilancia.
Hasta entonces, la recomendación general es mantenerse atento a las actualizaciones del pronóstico diario, especialmente en lo relativo a las ráfagas de viento y a las posibles tormentas breves. “Es algo que vamos a seguir monitoreando”, afirmó Kennedy, en referencia a los riesgos eléctricos y de granizo, cuya aparición dependerá de factores atmosféricos de baja predictibilidad en este tipo de sistemas de transición.
El cierre de abril se perfila así como un período de cambio climático moderado en la Bahía de San Francisco, con una combinación de cielos nublados, vientos reforzados y temperaturas inusualmente bajas para la estación. Aunque no se prevén eventos meteorológicos severos, la variabilidad atmosférica invita a la cautela en las actividades al aire libre y en los desplazamientos, especialmente en áreas montañosas y pasos costeros expuestos al viento.