
Alemania e Israel advirtieron este domingo en contra del olvido, el revisionismo de la historia y la relativización del Holocausto en el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Bergen-Belsen por el ejército británico.
“Ochenta años después del horror de la Shoah, la visión de la historia corre el riesgo de desvanecerse. Vivimos a diario relativizaciones de este crimen inimaginable, también en parlamentos alemanes”, dijo el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Josef Schuster, en un acto en el antiguo campo de concentración nazi ante más de cincuenta supervivientes.
Desde otro lado, en tanto, hay intentos de reinterpretar la historia y “el exterminio de los judíos, que fue central en los delirios de los perpetradores, se deshilacha cada vez más en la memoria de nuestra sociedad”, advirtió durante el homenaje, en el que también estuvo presente la viceprimera ministra británica, Angela Rayner.
Señaló con preocupación que gran parte de la generación más joven en Alemania ignora por completo este periodo, lo que también pone de manifiesto que “el tratamiento de la historia es políticamente controvertido y tanto más vulnerable cuanto menor es el número de personas que aún pueden dar testimonio de lo sucedido”.
“Y eso que, 80 años después de la Shoah, nos encontramos en un hito en nuestra cultura de la memoria”, subrayó.

Agregó que esta situación no puede dar lugar a la resignación, porque “recordar no sólo significa preservar”, sino también “contradecir y actuar cuando se tergiversa la historia, (... ) enfrentarse a la pregunta de cómo el hombre pudo hacer tal cosa al hombre y simplemente contar la historia de lo que ocurrió una y otra vez”.
“La Shoah fue y es una ruptura, una ruptura de la civilización, que nos concierne a todos”, concluyó.
En tanto, el jefe del Gobierno de Baja Sajonia, Stephan Weil, subrayó la obligación de “no olvidar ni reprimir el capítulo más oscuro de la historia alemana y los crímenes asociados a él”, sino de afrontarlo y también de oponerse enérgicamente a “cualquier intento de relativizar la historia, de reescribirla” o negarla.
El trabajo de la memoria, “el puente hacia el presente y hacia las consecuencias a extraer”, es cada vez más difícil, porque “la distancia temporal entre las atrocidades de la época nazi y nuestras vidas es cada vez mayor y las voces del recuerdo, especialmente las voces de los supervivientes, se hacen cada vez más silenciosas” o enmudecen, añadió.
“Nunca más es ahora (...) Nunca más deben ser pisoteadas la dignidad y la vida de las personas en Alemania y en todo el mundo, nunca más deben ignorarse los derechos humanos, nunca más debe permitirse que la arbitrariedad sustituya a la ley. Esa es la lección a extraer del asesinato de tantos millones de personas, esa es la misión de la memoria y el recuerdo”, subrayó.
Por su parte, el embajador del Israel en Alemania, Ron Prosor, se refirió a Bergen-Belsen como “un lugar donde la humanidad fue llevada a sus límites extremos y donde, a pesar de todo, la esperanza no murió”.

“Queridos supervivientes, con su fuerza, con su valor y con sus vidas, son un triunfo sobre la inhumanidad. Estamos en deuda con los supervivientes y con los asesinados”, dijo.
Para el pueblo judío, agregó, “el recuerdo no es un acto del pasado, sino una obligación para el futuro”, al tiempo que subrayó responsabilidad de “garantizar que las historias de los supervivientes no se distorsionen”.
Advirtió de que además de la negación, se observa “otro fenómeno inquietante, la relativización de la Shoah, la difuminación del sufrimiento específico judío”, que “no se produce de golpe, sino gradualmente, no mediante la violencia, sino a través de la academización, en simposios y en notas a pie de página”, de manera que “la propia memoria del Holocausto se convierte en un objetivo”, añadió.
En este sentido, afirmó que “no puede haber futuro sin verdad, ni justicia sin recuerdo”.
De las 120.000 personas que estuvieron prisioneras en el campo de concentración de Bergen-Belsen, murieron más de 52 .000. El campo fue liberado por las tropas británicas el 15 de abril de 1945.
(Con información de EFE)