Al menos dos estudiantes murieron en un tiroteo en una escuela del noreste de Brasil

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Escuela donde ocurrió el ataqueEscuela donde ocurrió el ataque en Brasil (Google Street View)

Al menos dos alumnos murieron y otros tres resultaron heridos este jueves tras un ataque a tiros a una escuela del estado de Ceará (noreste de Brasil), según informaciones preliminares divulgadas por fuentes oficiales.

El tiroteo ocurrió en la escuela Estatal Luiz Felipe, ubicada en el barrio Campo dos Velhos, del municipio de Sobral, durante el descanso.

Los sospechosos dispararon desde la acera de la escuela, alcanzando a las víctimas en el estacionamiento”, señala el comunicado enviado a EFE por la Secretaría de Seguridad Pública de Ceará.

De acuerdo con la nota, una cantidad de droga, una balanza de precisión y un paquete fueron incautados a una de las víctimas, que era un adolescente.

La Secretaría informó que se están empleando todos los esfuerzos de las fuerzas de seguridad “para localizar y capturar a los involucrados en las muertes de dos adolescentes, aún no identificados formalmente”.

También confirmó que otras tres víctimas sufrieron heridas de bala y fueron trasladadas a centros de salud locales.

Aunque no fueron apuntados los motivos de los hechos, la Secretaría señaló que ya avanzan las investigaciones sobre el caso y que se están realizando los peritajes pertinentes.

El gobernador de Ceará, Elmano de Freitas, lamentó los hechos y los calificó de “gravísimos e intolerables” en un mensaje publicado en las redes sociales.

Interior de la escuela dondeInterior de la escuela donde ocurrió el ataque

La violencia en las escuelas brasileñas ha experimentado un crecimiento alarmante en la última década. Según un informe basado en datos entre 2013 y 2023 de la Pesquisa FAPESP, las víctimas de violencia escolar aumentaron un 254 %. En ese marco, el número de casos extremos —como ataques premeditados con armas o agresiones graves— se expandió con fuerza, según análisis recientes de la dinámica educativa y de seguridad.

El fenómeno no se limita a hechos puntuales. En 2023, se recogieron más de 13.100 incidentes de violencia en escuelas, lo que refleja una multiplicación por tres del volumen de casos respecto a una década atrás. Sin embargo, al menos el 40 % de los centros escolares reportaron no registrar ningún incidente, lo que sugiere una brecha entre la realidad vivida por los estudiantes y el reconocimiento institucional del problema.

Los tipos de violencia abarcan desde agresiones físicas, acoso y violencia psicológica hasta episodios de extremo daño, como atentados armados o con objetos cortantes. En los casos extremos, el uso de armas de fuego ha sido determinante: desde 2002, el 77 % de las muertes en ataques escolares se atribuye a armas de fuego. Además, el bullying y la violencia simbólica también aparecen como desencadenantes frecuentes, tanto en las relaciones entre estudiantes como en la relación alumno-docente.

El entorno social agrava el problema escolar. En zonas con alta criminalidad alrededor de las escuelas se observa un empeoramiento del rendimiento educativo y una mayor “distorsión edad-año” (es decir, alumnos fuera de la progresión esperada por edad). La inseguridad durante los trayectos escolares genera inasistencia, estrés y debilitamiento del clima educativo institucional.

Frente a esta crisis, los estudios más recientes abogan por estrategias integradas: no solo incrementar la seguridad física, sino fortalecer el apoyo psicosocial, promover mediación de conflictos, involucrar a la comunidad y redefinir la autoridad escolar. Sin estas acciones, es probable que la violencia siga escalando y minando no solo la convivencia, sino el valor mismo de la educación como motor de cambio social.

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