
La presión arterial alta en la niñez puede desencadenar riesgos mucho más graves de lo que se pensaba.
Investigadores científicos de los Estados Unidos comprobaron que los niños con valores elevados a los 7 años presentan hasta 50% más probabilidad de morir antes de los 55 por enfermedad cardíaca.
“Los niños cuya presión arterial está apenas por encima de lo esperado para su edad, sexo y altura, sin llegar a ser hipertensión, también muestran un aumento en el riesgo de morir prematuramente por enfermedad cardíaca”, advirtieron en un artículo publicado en la revista JAMA.
Los resultados fueron presentados ayer durante las Sesiones Científicas de Hipertensión 2025 de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).

La autora principal del trabajo fue Alexa Freedman, doctora en filosofía y profesora asistente en la Universidad Northwestern en Chicago. Participaron también especialistas en medicina preventiva y salud pública de otras instituciones.
Bonita Falkner, profesora de medicina y pediatría en la Universidad Thomas Jefferson de los Estados Unidos, quien no participó en el estudio, comentó que “los resultados respaldan la vigilancia de la presión arterial como un factor clave de la salud cardiovascular pediátrica”.
De acuerdo con la Academia Estadounidense de Pediatría, se deberían hacer controles anuales de la presión arterial a partir de los 3 años en los niños durante las consultas pediátricas habituales.

La presión arterial se evalúa con tablas específicas que consideran edad, sexo y altura. El valor típico o promedio varía en cada caso, por eso los médicos usan percentiles.
La presión arterial considerada normal está por debajo del percentil 90 entre los niños comparados de su mismo grupo.

Cuando el valor está entre los percentiles 90 y 94, se define como “presión arterial elevada”. Si alcanza el percentil 95 o supera ese punto, se diagnostica hipertensión.
El equipo de investigadores se fijaron un objetivo antes de hacer el estudio: quisieron establecer cuánto influye una presión superior al promedio durante la niñez sobre las probabilidades de desarrollar enfermedad cardíaca a largo plazo, independientemente de otros factores como el sobrepeso o el entorno familiar.

Para eso, analizaron datos de 38.252 niños estadounidenses de 7 años, hijos de madres que participaron entre 1959 y 1965 en el Proyecto Perinatal Colaborativo. Los datos fueron ajustados por edad, sexo y altura usando guías pediátricas actualizadas.
El equipo siguió la vida de los participantes hasta 2016. Examinó las causas de muerte a través del Índice Nacional de Mortalidad. De 2.837 fallecimientos, 504 se debieron a enfermedad cardíaca.
El estudio evaluó grupos de hermanos para identificar si los factores familiares influían en los resultados.
Los científicos consideraron variables como el peso del niño, la etnia, la educación y el estado civil de la madre, y la sede de seguimiento. Esto permitió reducir sesgos.

El estudio arrojó estos resultados sobre la salud de los niños y los riesgos para su futuro:
- Los niños con presión arterial elevada a los 7 años tuvieron un 40% más de riesgo de morir por enfermedad cardíaca en la adultez, en comparación con quienes registraron presión normal.
- Los niños con hipertensión a los 7 años presentaron un 50% más de riesgo de muerte por enfermedad cardíaca en la adultez, frente a sus pares con presión normal.
- Incluso cifras de presión arterial apenas superiores al promedio, pero aún dentro del rango considerado normal, aumentaron el riesgo de muerte: un 13% para valores sistólicos y un 18% para valores diastólicos.

Como principal limitación, los investigadores señalaron que solo realizaron una medición por niño y la muestra fue mayormente de ascendencia negra o blanca. Las condiciones de vida también difieren de las actuales.
“Hoy ya se reconoce que los valores de presión arterial en las primeras etapas de la vida, junto con los antecedentes familiares de hipertensión, son los principales predictores de enfermedad cardiovascular en la adultez”, dijo a Infobae el médico Luis Pompozzi, jefe de la Unidad de Riesgo Cardiovascular e Hipertensión Arterial del Hospital de Pediatría Juan Garrahan y miembro de la Asociación Argentina de Hipertensión.

El experto resaltó que el nuevo estudio publicado en JAMA aportó más evidencia sobre los daños vinculados a la presión arterial elevada o a la hipertensión en la infancia, que pueden manifestarse décadas después.
“La solidez del trabajo radica en el alto número de pacientes incluidos y en su seguimiento prolongado”, sostuvo.
Pompozzi también subrayó que “los médicos pediatras debemos considerar que la hipertensión no es solo un problema de los adultos. También puede afectar a niños y adolescentes y constituye un factor de riesgo modificable a lo largo de la vida. Por eso, es fundamental que todo niño sano tenga al menos un control anual de la presión arterial realizado por su pediatra de cabecera”.

La presión arterial alta en la niñez puede prevenirse si se sigue un estilo de vida saludable que debe incluir:
- alimentación baja en grasas y sodio
- consumo frecuente de frutas y verduras
- actividad física regular
- evitar el consumo de productos de tabaco y nicotina
- mantener un peso corporal saludable