
El Ártico atraviesa un cambio abrupto y profundo en su sistema climático, con registros que muestran aumentos inéditos en la frecuencia y la intensidad de eventos extremos. Un estudio internacional coordinado por Xiangdong Zhang, especialista del North Carolina State University y del North Carolina Institute for Climate Studies, sostiene que la región ha entrado en “un nuevo estado”, donde fenómenos que solían ser excepcionales ahora se repiten y agravan. Esta conclusión fue publicada en Nature Reviews Earth & Environment.
“La tasa anual de calentamiento en el Ártico es más de tres veces el promedio mundial”, observó Zhang, que lideró la investigación basada en el análisis de registros históricos, datos observacionales y proyecciones de modelos climáticos internacionales (CMIP6).
“Pensamos habitualmente el calentamiento como un proceso gradual y casi lineal, pero existen cambios no lineales en el sistema”, explicó Zhang. Según los investigadores, desde el año 2000 la región experimenta un aumento significativamente mayor no solo en temperatura, sino también en la frecuencia e intensidad de eventos extremos de muy diverso origen.

El salto del sistema ártico evidencia el surgimiento de tendencias que ya no pueden interpretarse como anómalas ni transitorias. El análisis reveló que la ocurrencia de olas de calor atmosféricas aumentó un 20%, los eventos de calor en la capa atlántica un 76%, los episodios de pérdida de hielo marino se incrementaron un 83% y la extensión del deshielo en la capa de hielo de Groenlandia subió un 68%.
“Antes del siglo XXI, estos fenómenos se consideraban raros. Ahora, con el calentamiento sostenido, pasarán a ser la nueva norma, incluso podríamos llegar a ver veranos en el Ártico completamente libres de hielo a mediados de siglo”, advirtió Zhang.
Los modelos climáticos CMIP6, desarrollados por centros e institutos de todo el mundo, señalan que la región se expone cada vez más a condiciones extremas e impredecibles. La tendencia incluye olas de calor, lluvias intensas, reducción de hielo y derretimiento acelerado de la criosfera, lo que afecta de manera directa tanto a comunidades humanas y fauna local como a la estabilidad del clima global.
El trabajo científico también sostiene que la modificación de la línea base del clima ártico obedece a una conjunción de factores interconectados. Los cambios en la circulación atmosférica a gran escala, la intensificación de ciclones y los sistemas de alta presión que bloquean el paso de otros sistemas climáticos contribuyen a incrementar el ingreso de calor y humedad hacia el polo norte. Esta “transferencia de calor hacia el Ártico potencia la pérdida de hielo y promueve nuevos episodios extremos”, afirmaron los autores del estudio.

Además, el incremento de la temperatura del océano y la alteración del equilibrio entre hielo marino, agua y aire aceleran la fusión de grandes masas de hielo, con impactos que reconfiguran tanto la geografía como los patrones de vida en la región.
El artículo plantea que el actual sistema climático ártico presenta características inéditas y requiere investigación urgente para comprender los mecanismos de interacción entre escalas climáticas en juego. “Queda mucho trabajo pendiente para entender la interacción entre conductores climáticos de múltiples escalas en el Ártico, para poder predecir y planificar el futuro”, remarcó Zhang.
Especialistas advierten que los cambios en el Ártico exceden el plano regional y tienen impacto potencial directo en el sistema climático planetario. El deshielo polar —adjunto al ingreso de masas de agua dulce en el Atlántico Norte y el cambio en los patrones de circulación atmosférica y oceánica global— podría afectar la estabilidad del clima, el nivel del mar y las dinámicas ecológicas en amplias zonas del planeta.
Además de aumentar la vulnerabilidad y modificar el hábitat de especies emblemáticas, la transformación del clima ártico desafía la planificación de las comunidades humanas, el transporte, la pesca y el acceso a recursos naturales. Ante este panorama, el estudio subraya la “urgencia de fortalecer la investigación transversal y la coordinación internacional para anticipar los desafíos que impone el nuevo estado del Ártico”.