
En los márgenes de Hollywood, entre las luces que proyectan la fama y las sombras de quienes alguna vez estuvieron cerca de alcanzarla, se inscribe la historia de Adam Farrar, hermanastro del reconocido actor Leonardo DiCaprio.
Durante años, la vida de Farrar transcurrió al costado de la fama, al principio como influencia directa en la carrera de su hermano menor y más tarde como una figura desplazada por las decisiones personales y las consecuencias de una vida marcada por la adicción, los conflictos legales y la marginación.
Adam Star Farrar nació el 4 de octubre de 1971 en Hollywood, California, fruto del matrimonio entre Michael Anthony Farrar y Peggy Ann Farrar.
Según IMDb, ambos padres formaban parte del movimiento espiritual encabezado por el polémico gurú Yogi Bhajan, quien años más tarde sería acusado de abuso sexual por múltiples víctimas.
Durante los primeros años de vida de Adam, la familia residía en el norte de California, donde su padre administraba una lechería.
A los cuatro años, los padres se separaron, y la madre de Adam se trasladó frecuentemente con grupos teatrales a San Francisco.
Fue en uno de esos viajes donde conoció a George DiCaprio, padre de Leonardo, quien también estaba atravesando una separación con Irmelin Indenbirken, madre del actor.

Peggy y Adam se mudaron a Los Ángeles para vivir con George y Leonardo, quien en ese entonces tenía apenas un año. Así comenzó una convivencia que marcaría a ambos hermanos en la infancia y adolescencia.
Según declaraciones del propio Farrar a The Daily Mail, la relación entre ambos era tan estrecha que la definió como “más fuerte que el vínculo sanguíneo”.
Vivieron juntos en un ambiente bohemio en el barrio de Los Feliz, por entonces atravesado por la delincuencia y el consumo de drogas.
Según Daily Mail, mientras Leo alternaba su tiempo entre la casa de su madre Irmelin, ubicada a pocas calles, y la casa de George con Peggy y Adam, ambos niños compartían actividades cotidianas, desde visitas a museos hasta improvisadas exhibiciones de breakdance en las calles, donde recolectaban monedas de los peatones. También asistían a clases de violín y piano respectivamente, montaban en BMX y jugaban videojuegos.
Adam fue el primero de los dos en incursionar en el mundo de la actuación. A los seis años, comenzó a audicionar para comerciales y programas de televisión; participó en series como Galáctica 1980, Eight Is Enough y más adelante en películas como The Victims (1981) y Pups (1999).
Según dijo Farrar a Daily Mail, su trabajo en la industria fue lo que despertó el interés de Leonardo, quien al ver que podía ganar dinero y evitar la escuela tradicional, se inclinó por seguir los pasos de su hermano mayor.

Según Daily Mail, la carrera de Leo comenzó con un anuncio de una marca de juguetes de autos y fue creciendo hasta obtener su primer papel destacado en la serie Growing Pains y luego su gran salto en This Boy’s Life, donde actuó junto a Robert De Niro.
Mientras la carrera de DiCaprio se disparaba con Titanic en 1997, Farrar se mantenía en un segundo plano, pero aun dentro del círculo íntimo del actor.
Aunque DiCaprio evitaba el consumo de drogas, Adam no. Según él mismo relató, su problema se intensificó en esos años, hasta convertirse en una adicción severa a la heroína que lo obligó a delinquir para sostener su consumo.
“Fui arrestado cinco o seis veces por robos menores, robaba en supermercados para sostener una adicción de medio gramo a un gramo diario”, dijo en una entrevista publicada en 2016 por Daily Mail.
El consumo fue el punto de inflexión que terminó por alejarlo de su hermano. En ese sentido, Farrar aseguró que nunca discutieron. “Él es la mayor estrella del mundo y yo estaba destruido por las drogas. Fui apartado de su mundo”, afirmó a ese diario.
A partir de ese distanciamiento, la situación de Adam se deterioró aún más. A lo largo de los años, acumuló detenciones por posesión de sustancias, conducir sin licencia, violencia doméstica y acoso.
En 2000, según The Sun, fue acusado de intento de homicidio contra su entonces pareja, aunque la causa no prosperó.
Luego, en enero de 2014, fue arrestado en Texas por esconder a su hija Normandie, de seis años, de las autoridades, luego de que su pareja, Charity Moore, fuera detenida también por cargos relacionados con drogas.
Según Hollywood Life, la niña fue localizada y puesta al cuidado de su abuelo George DiCaprio y de Peggy, la madre de Adam.
Desde entonces, Farrar ha vivido alejado de su hija, quien actualmente tiene 17 años. Su situación económica también es precaria. Según relató a The Daily Mail, reside en una casa en ruinas de un suburbio pobre de Los Ángeles y trabaja como pintor de escenografías para televisión.
En 2016, aseguró que no veía a su hija desde hacía dos años y que no creía que Leonardo hubiera intervenido directamente en su pérdida de custodia, aunque sostuvo que el apellido DiCaprio influyó en la decisión judicial. “No quiero nada de mi hermano, pero soy el único hermano que tiene. Solo quiero tenerlo en mi vida y ver a mi hija”, expresó.

La relación entre ambos está rota desde hace años. Farrar ha intentado contactar a Leonardo, sin éxito. “Le dejé mensajes, pero su número está desconectado. Hablé con su padre hace unos días y nadie sabe dónde está. Se ha salido del mapa en los últimos años”, comentó.
En 2014, The Daily Mail informó que DiCaprio estaba “preocupado” por su paradero, pero según una fuente familiar citada por el mismo medio, esa preocupación habría sido sobredimensionada.
Mientras tanto, Leonardo continuaba su ascenso profesional y asistía a estrenos como el de The Wolf of Wall Street en París.
En 2025, Adam Farrar permanece fuera del ojo público, con paradero incierto y sin relación con su hija ni con su hermano.