
La tecnología de ADN permitió resolver un caso que permaneció sin respuesta durante casi tres décadas: la muerte de Tamara Tignor en Nueva Jersey.
El análisis de muestras genéticas, realizado con métodos modernos, identificó a Robert Creter como el responsable, lo que condujo a su arresto en Canadá y posterior extradición a Estados Unidos.
Este avance científico, según CBS News, resultó decisivo para que la familia de la víctima obtuviera una confesión y una sentencia judicial tras años de incertidumbre.

Finalmente, Robert Creter, fue condenado a 10 años de prisión por el homicidio agravado de Tamara Tignor en 1997, tras aceptar un acuerdo de culpabilidad y admitir que la estranguló con sus propias manos.
El caso, que permaneció sin resolver durante 27 años, se reactivó en mayo de 2023 cuando las autoridades del Condado de Somerset presentaron cargos de asesinato en primer grado contra Creter, quien finalmente confesó el crimen y recibió la sentencia el 23 de julio de 2025.

El 4 de noviembre de 1997, la policía del municipio de Bridgewater localizó el cuerpo de Tami Tignor, de 23 años, en un camino de acceso sin asfaltar cerca de Washington Valley Park. La investigación inicial no logró identificar al responsable, y el caso quedó archivado durante años.
Solo después de que las muestras del kit de agresión sexual de Tignor fueran sometidas a nuevas pruebas de ADN, los investigadores lograron una coincidencia con Creter, como detalló ABC 7.
Las pesquisas revelaron que Creter recogió a Tignor mientras ella caminaba, la agredió sexualmente y la estranguló antes de abandonar su cuerpo en el bosque. Tras varios años sin avances, Creter se mudó a Winnipeg, Canadá, en 2002. No fue hasta junio de 2024 que las autoridades canadienses lo detuvieron por su implicación en la muerte de Tignor, y en noviembre de ese año fue extraditado a Nueva Jersey.

Durante la audiencia de sentencia, Creter, de 61 años y con antecedentes de agresión sexual, se dirigió a la familia de la víctima y expresó: “Si pudiera retractarme de ese día, lo haría, señoría. No fue planeado”.
Añadió: “Nunca quise lastimar a nadie. Fue simplemente una situación difícil que se salió de control y tomé la peor decisión de mi vida. Si pudiera retractarme, lo haría. Pido disculpas”. La jueza, al dictar la sentencia, explicó que el acuerdo de culpabilidad recomendaba los 10 años de prisión y manifestó su esperanza de que a Creter se le niegue la libertad condicional cuando cumpla los requisitos dentro de ocho años y medio.
Piper Bailey, madre de la víctima, subrayó que Creter “estuvo en libertad más tiempo del que vivió su hija” y recordó que Tignor habría cumplido 50 años el día de la sentencia. Bailey relató: “Durante 27 años, su asesino anduvo suelto mientras todos estábamos en prisión. Recorrí la zona de donde desapareció día y noche. No duermo sin tener pesadillas sobre su muerte”. Insistió en que “le quitó la vida a mi hija. La estranguló y debería estar encerrado para siempre”.
El impacto del crimen también se reflejó en las declaraciones de amigos y familiares. Brian DeMartino, amigo de Tignor, expresó su indignación y deseo de justicia, mientras que Rhonda Reagan, otra amiga, confesó: “Recé todos los días para que descubriéramos quién era porque era un misterio”. El padrastro de Tignor resumió su sentir con la frase: “Ojo por ojo, diente por diente”.
La jueza reiteró que la sentencia respondía al acuerdo alcanzado y que, ante la posibilidad de libertad condicional, la familia y allegados de Tignor planean enviar cartas para oponerse a la liberación de Creter. La resolución del caso, reportada por CBS News y WCBS, representa un cierre judicial para la familia, aunque el dolor y la ausencia de Tignor persisten.