40 años después de la tragedia de Armero, rescatistas de Médicos sin Fronteras recuerdan el horror: “El municipio había quedado sepultado”

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El equipo de Médicos SinEl equipo de Médicos Sin Fronteras llegó a Colombia con veintidós toneladas de suministros médicos y materiales de albergue para los sobrevivientes - crédito Europa Press

La devastación que dejó la avalancha en Armero hace 40 años marcó para siempre la vida de quienes participaron en las labores de rescate.

Entre ellos, el francés Piére Marie Sarant, coordinador logístico de Médicos Sin Fronteras (MSF), fue testigo directo de la magnitud de la tragedia y de la lucha por salvar vidas en medio del caos.

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“Una de las cosas más impactantes eran los armeritas atrapados, incluidos niños, niñas, adultos mayores, muchos con gangrena, tratando de salir del lodo”, relató Sarant a El Tiempo.

El 13 de noviembre de 1985, una avalancha de lodo y piedras, con un volumen estimado de treinta millones de metros cúbicos, sepultó a Armero y causó la muerte de cerca de veintitrés mil de sus veintinueve mil habitantes.

Piére Marie Sarant, de MédicosPiére Marie Sarant, de Médicos Sin Fronteras, coordinó la misión de rescate internacional tras la tragedia de Armero - crédito Associated Press

Sarant, que entonces tenía poco más de 30 años y ya había enfrentado emergencias en varios países, fue designado para liderar la misión de MSF en Colombia.

“Nuestro equipo estaba compuesto por un cirujano de guerra, una enfermera que conocía bien Colombia y yo, especialista en logística con experiencia en catástrofes. Estábamos dispuestos a adaptarnos, sabiendo que la sede en París nos escuchaba y nos enviaría la ayuda adecuada”, detalló Sarant a el medio citado.

El impacto de la tragedia se hizo evidente desde el primer momento. Al llegar a Bogotá, Sarant fue trasladado en un avión militar hacia Mariquita y pudo observar desde el aire la magnitud del desastre.

“Sobrevoló la zona y fue indicando los nombres de los pueblos, esto me permitió tener una vista completa desde arriba para comprender la dimensión de la tragedia en la región”, narró Sarant.

El equipo de Médicos Sin Fronteras aterrizó con veintidós toneladas de suministros médicos y materiales para albergue, pero la situación en el terreno exigió mucho más que asistencia sanitaria.

“El caos era impresionante por la cantidad de personas desaparecidas, las que habían sido desplazadas y las que se encontraban heridas”, afirmó Piére Marie Sarant.

La coordinación entre hospitales yLa coordinación entre hospitales y el envío urgente de medicamentos desde París fueron claves para salvar vidas en Armero, según relató Piére Marie Sarant - crédito Médicos Sin Fronteras

La emergencia sanitaria se agravó por la aparición de la gangrena arenosa, una infección grave provocada por el lodo en heridas profundas. “Una emergencia médica complicada después de que se presenta una herida profunda infectada por el lodo”, explicó Sarant.

La escasez de insumos obligó a organizar el envío de clorhexidina y alcohol desde París en aviones comerciales, cada uno acompañado por un miembro de Médicos Sin Fronteras para asegurar su rápida entrega.

La coordinación con hospitales locales y la creación de nuevos equipos de salud resultaron determinantes. “Fue vital poder distribuir los medicamentos entre los diferentes hospitales, nada más llegar los aviones a Bogotá ayudó a salvar muchas vidas”, aseguró Piére Marie Sarant.

Durante un año, MSF y otras organizaciones trabajaron en Armero y municipios cercanos como Lérida y Mariquita, enfocándose en la construcción de puestos de salud y hospitales, así como en la provisión de condiciones dignas de albergue.

Sarant participó en estas acciones durante nueve meses y, tras la fase más crítica, colaboró en evaluaciones médicas en otras regiones del país. Cuatro décadas después, el recuerdo de la tragedia sigue presente para él.

“Con el tiempo, los recuerdos se desvanecen. Parece que el ser humano necesita olvidar. Una de las razones fundamentales de las conmemoraciones podría ser revisar las lecciones aprendidas de las catástrofes y estar preparados”, reflexionó.

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